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ANATOMÍA DE TWITTER
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El teatro de Bukele

La cuenta de Twitter del presidente de El Salvador es un ejemplo de cómo gobierna el país centroamericano desde que llegó al poder

Nayib Bukele durante un acto militar, en San Juan Opico (El Salvador), el pasado 23 de noviembre.
Nayib Bukele durante un acto militar, en San Juan Opico (El Salvador), el pasado 23 de noviembre.MARVIN RECINOS (AFP)
Javier Lafuente

Acto 1. El presidente anuncia un hecho insólito.”Cerramos el 10 de mayo de 2023 con 0 homicidios a nivel nacional. Con este, son 365 días sin homicidios, todo un año”. El Salvador, uno de los países más violentos del mundo, tomado por el terror de las pandillas, logra lo impensable durante décadas. ¿Motivo de celebración? Claro. ¿A qué coste? ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Veamos un ejemplo de la ley Bukele.

Acto 2. Cinco días después un agente de policía es asesinado. El presidente saca el arsenal de odio tuitero. “Los pandilleros que aún quedan en nuestro país acaban de asesinar a uno de nuestros héroes. Pero ahí no dirán nada las ONG de “derechos humanos”, ellos solo velan por los derechos de los criminales. ¿Ven por qué debemos continuar con el régimen de excepción hasta terminar por completo con esta peste? Este cobarde asesinato no quedará impune. Los haremos pagar caro lo que hicieron”. Poco después, como quien no quiere ni puede controlar su odio, descarga de nuevo: “Que sepan todas las ONG de “derechos humanos” que vamos a arrasar con estos malditos asesinos y sus colaboradores, los meteremos en prisión y no saldrán jamás. No nos importan sus reportajes lastimeros, sus periodistas prepago, sus políticos marionetas, ni su famosa “comunidad internacional”, que jamás se preocupó por nuestra gente. Sanaremos nuestro país y eliminaremos esta peste por completo. Llévense sus recetas fracasadas para otro lado”.

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Acto 3. Diez días después. El presidente, tuitero en jefe de El Salvador, retuitea un mensaje de la Policía en el que muestra a los tres supuestos asesinos del agente, arrodillados con sendos chalecos antibalas. Y añade: “Prometimos que pagarían caro por el asesinato de nuestro héroe. Destruimos su clica, arrestamos a sus compañeros, arrestamos a su líder, y hoy, arrestamos a los tres asesinos. Nunca más volverán a causar terror en nuestro país.

La cuenta de Twitter de Nayib Bukele es un ejemplo de cómo gobierna el país centroamericano desde que llegó al poder: mano dura para combatir a los violentos, algo que nadie discutiría si no fuese porque a base de perpetuar el régimen de excepción ha hecho y deshecho la institucionalidad del país; odio, mucho odio hacia quien lo critica o no comulga con lo que hace, especialmente ONG y periodistas, sobre los que vierte cualquier tipo de campaña para quitarles prejuicio. Y arrogancia, mucha arrogancia de quien se siente intocable; es el presidente mejor valorado de toda América Latina y considerado un ejemplo a seguir por algunos de los líderes, mayoritariamente de extrema derecha y contrarios a cualquier avance social, que emergen con fuerza en las encuestas de distintos países. Así, un sector de la política colombiana ve en Bukele el mejor antídoto contra Gustavo Petro; ante las nuevas elecciones en Ecuador los candidatos claman por su mano de hierro o también en Guatemala, desgobernado por una clase política inútil, la solución parece ser bukelizar el país.

Entre los tres actos anteriores, en la cuenta de Twitter de Bukele hay espacio también para diversos giros dramáticos, quizás cómicos, como su ímpetu por vanagloriarse de los seguidores del bitcoin que visitan El Salvador o el nombramiento de un comisionado de derechos humanos, un colombiano experto en hackeos que, en la semblanza de su empresa dice: “No hay computador, disco duro, celular o tarjeta SIM que se le resista al abogado Andrés Guzmán Caballero que, al mejor estilo de los famosos sabuesos de la serie CSI y por medio de las evidencias digitales, ha esclarecido los casos más oscuros de la justicia en el país”. Lo que El Salvador de cero asesinatos a costa de cualquier cosa claramente necesita.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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