Extraños compañeros de cama
Algunos defensores del Gobierno equiparan la actuación del protocolo de la CAM en el grotesco sainete del 2 de mayo con los desplantes del independentismo. La analogía desconcierta: se reprocha al PP que se comporte de forma similar al socio preferente
Pensamos que nuestras opiniones políticas tienen que ver con valores abstractos ―la igualdad, la tolerancia, la autoridad―, pero obedecen más a la conveniencia. David Pinsof, David O’Sears y Martie Haselton proponen en Strange Bedfellows una “teoría de las alianzas”: “Cuando los partidarios movilizan el apoyo a sus aliados políticos, generan relatos que apelan a principios morales ad hoc y a menudo incompatibles”. Los conservadores estadounidenses creen que hay que respetar la autoridad pero que los empresarios pueden desobedecer regulaciones que juzgan injustas, que las subvenciones están mal pero hay que ayudar a las localidades pequeñas de clase obrera. Los progresistas están en contra de que los ejecutivos cobren salarios millonarios, pero a favor de que lo hagan las estrellas de Hollywood, y opinan que no debemos estigmatizar a las personas por su lugar de nacimiento pero que la gente del Sur es racista. Este barullo responde a un juego siempre cambiante de aliados y rivalidades, y la teoría no sorprende a quien siga la política española.
Las extralimitaciones del Gobierno en la justicia poseen un componente novedoso de desvergüenza, pero profundizan una colonización previa: en la oposición uno defiende una higiene que desprecia en el poder. Los antecedentes socavan la credibilidad de las proclamas reformistas del PP. Algunos defensores del Gobierno central equiparan la actuación del protocolo de la CAM en el grotesco sainete del 2 de mayo con los desplantes e ilegalidades del independentismo. No valoro la exactitud de la comparación porque no hay que discutir de cargas de caballería en Austerlitz con gente que se cree Napoleón, pero la analogía desconcierta: se reprocha al PP ―con el que se promete no pactar nunca, ni siquiera cuando se pacta― que se comporte de forma similar al socio preferente. El Financial Times publica un reportaje sobre los efectos de la inflación. España es el segundo país donde los salarios reales cayeron más en 2022. La inflación se ha contenido en parte gracias a una forma de devaluación salarial: menor subida de sueldos y menor subida de precios. Esto ha ocurrido sin conflictos laborales. UGT fue a París a apoyar las protestas por la subida de la edad de jubilación a los 64 años, quizá pensando, como en la viñeta de Mingote, que “la clase trabajadora empieza a estar harta. Y en cuanto haya un Gobierno de derechas, nos van a oír”. En este ejercicio continuado de disonancia cognitiva no volverse totalmente cínico tiene mucho mérito. @gascondaniel
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