La simpleza de dividir entre ricos y pobres

El empobrecimiento de las mayorías, exigida por la ambición de quienes confunden las cuentas con la usura y la explotación, simplifica la realidad

Reparto de alimentos en Aluche (Madrid).Santi Burgos

Atenerse a la división entre ricos y pobres a la hora de analizar nuestra sociedad es una simpleza, tanto por la falta de esfuerzo intelectual como por lo facilón que resulta cualquier análisis sin matices. Hay muchas maneras de ser rico, pobre, autoengañarse, formar parte de la clase media, sentirse acaudalado con un patrimonio humilde o vivir con angustias menesterosas y un saldo notable en el banco. Deben tenerse también en cuenta los derechos cívicos, los servicios públicos, los contextos familiares, la seguridad laboral, las hipotecas y las propiedades. En fin, la diversidad resiste mal l...

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Atenerse a la división entre ricos y pobres a la hora de analizar nuestra sociedad es una simpleza, tanto por la falta de esfuerzo intelectual como por lo facilón que resulta cualquier análisis sin matices. Hay muchas maneras de ser rico, pobre, autoengañarse, formar parte de la clase media, sentirse acaudalado con un patrimonio humilde o vivir con angustias menesterosas y un saldo notable en el banco. Deben tenerse también en cuenta los derechos cívicos, los servicios públicos, los contextos familiares, la seguridad laboral, las hipotecas y las propiedades. En fin, la diversidad resiste mal la simpleza de una división entre ricos y pobres.

Por eso no comprendo por qué las grandes fortunas de España se han empeñado en volver a vivir la crisis económica como una oportunidad para dividir a la sociedad de manera tan simple entre ricos y pobres. Ahora que va acabando el curso, leo los informes de sus ganancias, el tanto por ciento de los beneficios de bancos y empresas energéticas respecto al año anterior, la subida de los sueldos de los directivos, las explicaciones que dan los medios de comunicación que trabajan a su servicio, sus movimientos públicos o sus sigilos… Y no puedo dejar de hacer comparaciones, pensando en la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, mientras los precios suben, las facturas muerden y los supermercados asustan. El empobrecimiento de las mayorías, exigida por la ambición de quienes confunden las cuentas con la usura y la explotación, simplifica la realidad, dividiéndola demasiado entre ricos y pobres.

Más que una fragmentación inteligente, me parece una simpleza egoísta e insensata que pone en peligro la convivencia. Así que apoyo por puro sentido común cualquier medida política y sindical que procure evitar esta pazguata división. No comprendo a los políticos-marioneta que se someten a magnates empeñados en no pagar impuestos y en impedir la subida de unos salarios humildes que permitan vivir con dignidad.

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