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tribuna
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Una acción conjunta para una arquitectura sanitaria internacional más sólida

Las naciones deben trabajar unidas para establecer un nuevo tratado internacional de preparación y respuesta ante pandemias

Viales de Pfizer y Moderna.
Viales de Pfizer y Moderna.DADO RUVIC (Reuters)

La pandemia de covid-19 es el mayor desafío para la comunidad mundial desde la década de 1940. En aquella época, tras la devastación provocada por las dos guerras mundiales, los líderes políticos se reunieron para forjar el sistema multilateral. Los objetivos eran claros: unir a los países, disipar las tentaciones del aislacionismo y el nacionalismo, y abordar los retos que solo podían lograrse de manera conjunta con un espíritu de solidaridad y cooperación, es decir, la paz, la prosperidad, la salud y la seguridad.

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Hoy mantenemos la misma esperanza de que, mientras luchamos juntos para superar la pandemia de la covid-19, podamos construir una arquitectura sanitaria internacional más sólida que proteja a las generaciones futuras. Habrá otras pandemias y otras grandes emergencias de salud, y ningún Gobierno u organismo multilateral podrá hacer frente por sí solo a esta amenaza. La cuestión no es si las habrá, sino cuándo. Juntos debemos estar mejor preparados para predecir, prevenir, detectar, evaluar y responder eficazmente a las pandemias de forma sumamente coordinada. La pandemia de la covid-19 ha sido un duro y doloroso recordatorio de que nadie está a salvo hasta que todo el mundo lo esté.

Por tanto, nos comprometemos a garantizar el acceso universal y equitativo a vacunas, medicamentos y pruebas diagnósticas seguras, eficaces y asequibles para hacer frente a esta pandemia y a otras futuras. La inmunización es un bien público mundial y tendremos que ser capaces de desarrollar, fabricar y desplegar vacunas lo más rápidamente posible.

Esta es la razón por la que se puso en marcha el acelerador del acceso a las herramientas contra la covid-19 (Acelerador ACT): para promover el acceso igualitario a pruebas, tratamientos y vacunas y apoyar los sistemas de salud de todo el mundo. El Acelerador ACT ha logrado muchos de sus objetivos, pero el acceso equitativo todavía no. Podemos hacer mucho más para promover el acceso generalizado.

A tal fin, creemos que las naciones deben trabajar juntas para establecer un nuevo tratado internacional de preparación y respuesta ante pandemias.

Este compromiso colectivo renovado supondría un hito en la intensificación de la preparación ante pandemias al más alto nivel político. Estaría arraigado en la Constitución de la Organización Mundial de la Salud e incluiría a otras organizaciones pertinentes clave para este esfuerzo, en apoyo del principio de la salud para todos. Los instrumentos sanitarios mundiales existentes, especialmente el Reglamento Sanitario Internacional, sustentarían dicho tratado y constituirían una base firme y probada para los esfuerzos de construcción y mejora.

El objetivo principal de este tratado sería fomentar un enfoque pangubernamental y de toda la sociedad con el fin de reforzar las capacidades y las resiliencias nacionales, regionales y mundiales ante futuras pandemias. Esto incluye un gran aumento de la cooperación internacional para mejorar, por ejemplo, los sistemas de alerta, la compartición de datos, la investigación, y la producción y distribución en el ámbito local, regional y mundial de contramedidas médicas y de salud pública, como vacunas, medicamentos, pruebas diagnósticas y equipos de protección personal.

Ello también incluiría el reconocimiento del principio de Una sola salud que conecte la salud de los seres humanos, los animales y nuestro planeta. Asimismo, dicho tratado debería conducir a una mayor rendición de cuentas mutua y responsabilidad compartida, transparencia y cooperación dentro del sistema internacional, con sus reglas y normas.

Para lograrlo, trabajaremos con los jefes de Estado y los gobiernos de todo el mundo y con todas las partes interesadas, incluidas la sociedad civil y el sector privado. Estamos convencidos de que es nuestra responsabilidad, como líderes de naciones e instituciones internacionales, garantizar que el mundo aprenda las lecciones derivadas de la pandemia de covid-19.

En un momento en que la covid-19 ha explotado nuestras debilidades y divisiones, debemos aprovechar esta oportunidad y unirnos como comunidad mundial para entablar una cooperación pacífica que se extienda más allá de esta crisis. Fortalecer nuestras capacidades y sistemas para lograrlo llevará tiempo y requerirá un compromiso político, financiero y social sostenido durante muchos años.

Nuestra solidaridad para garantizar que el mundo esté mejor preparado será un legado que protegerá a nuestros hijos y nietos y minimizará las repercusiones de futuras pandemias en nuestras economías y sociedades.

La preparación frente a las pandemias requiere un liderazgo mundial con el fin de lograr un sistema de salud mundial idóneo para este milenio. Para hacer realidad este compromiso, debemos guiarnos por la solidaridad, la justicia, la transparencia, la inclusión y la equidad.

Pedro Sánchez es presidente de España, Charles Michel es presidente del Consejo Europeo, Emmanuel Macron es presidente de Francia, Angela Merkel es canciller de Alemania y Boris Johnson es primer ministro del Reino Unido.

Además, firman este artículo:

J. V. Bainimarama, primer ministro de Fiji; António Luís Santos da Costa, primer ministro de Portugal; Klaus Iohannis, presidente de Rumania; Paul Kagame, presidente de Ruanda; Uhuru Kenyatta, presidente de Kenia; Kyriakos Mitsotakis, primer ministro de Grecia; Moon Jae-in, presidente de la República de Corea; Sebastián Piñera, presidente de Chile; Carlos Alvarado Quesada, presidente de Costa Rica; Edi Rama, primer ministro de Albania; Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica; Keith Rowley, primer ministro de Trinidad y Tabago; Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos; Kais Saied, presidente de Túnez; Macky Sall, presidente de Senegal; Erna Solberg, primera ministra de Noruega; Aleksandar Vucic, presidente de Serbia; Joko Widodo, presidente de Indonesia; Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania; Mario Draghi, primer ministro de Italia; Prayut Chan-o-cha, primer ministro de Tailandia y Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.

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