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Tribuna
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Premios para hombres

Las cifras muestran cómo las mujeres han sido ignoradas a la hora de destacar sus obras

Elia Barceló
La poeta uruguaya Ida Vitale fue la última escritora que ganó el premio Cervantes.
La poeta uruguaya Ida Vitale fue la última escritora que ganó el premio Cervantes.BERNARDO PÉREZ

Soy consciente de que se trata de un tema que a mucha gente no le gusta que le recuerden. Es de esos temas incómodos sobre el que es preferible no tener que discutir, quizá porque la situación solo es justificable por el machismo y paternalismo imperantes en nuestra sociedad y es desagradable tener que reconocer que en pleno siglo XXI las mujeres seguimos siendo claramente discriminadas en muchos campos de la vida pública, como en el reconocimiento de nuestro trabajo literario a través de la concesión de premios de relevancia nacional.

Voy a limitarme a exponer unas cifras que hablan por sí solas.

Nadie ignora que casi la mitad de los escritores en activo son mujeres. La cifra de lectoras es todavía más alta. En la última Feria del Libro de Madrid, la anterior a la pandemia, el 63% de los compradores eran mujeres. En los clubes de lectura de todo el país, la participación femenina es casi del 100%. Sin embargo, en cuanto echamos una ojeada a los premios literarios de peso, la estadística a favor de los hombres es escalofriante. Y no vale decir que eso era en el siglo pasado, ya que, en el presente, las cosas no han cambiado apenas.

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El Premio Nacional de Narrativa, que se concede desde 1926, ha sido otorgado a 65 hombres y ocho mujeres hasta la fecha. En el Nacional de Poesía tenemos 72 y 10, respectivamente. En el Nacional de Ensayo, que es moderno (se concede desde 1975), la cifra es aún más sangrante: 39 hombres y cinco mujeres. También cinco mujeres han obtenido el Nacional de Literatura Dramática. Igual que el Nacional de las Letras Españolas, también moderno (desde 1984), que muestra un 28 a seis, y de ellas, cuatro desde el año 2000, lo que significa que en el siglo XX solo fueron dos las mujeres galardonadas. El Príncipe/Princesa de Asturias de las Letras, que se concede desde 1981 —es decir, que se trata de un premio recientemente instituido y se otorga por la contribución a la “cultura universal”—, arroja un resultado de 38 hombres y ocho mujeres (de ellas, dos veces ex aequo, compartiéndolo con otra persona).

El Premio Cervantes, el más importante en lengua castellana, nos da 37 hombres y seis mujeres, cuatro de ellas en el siglo XXI. ¿De verdad solo ha habido, desde 1976, seis mujeres merecedoras de este galardón? ¿Ha habido tantos varones cuyas obras fueran tan superiores a las de las mujeres en la misma época? El más reciente, hace apenas unos días, ha recaído también en un varón.

Las cifras de los premios Nacionales de Literatura Infantil y Juvenil no son mejores, a pesar de que la proporción de escritoras es aún más elevada que en la literatura para adultos: desde 1978 solo 11 mujeres, de 43 premiados.

¿Qué decir del Premio de la Crítica? 58 varones y cinco mujeres, tres de las cuales ya en nuestro siglo, lo que significa que, en 20 años que llevamos del XXI, los críticos literarios de este país solo han encontrado dignas de ser premiadas tres obras escritas por mujeres. ¡En 20 años!

Interesante resulta también, a la vista de las cifras, que el Premio de Literatura Infantil y Juvenil es el que, al parecer, se considera más “femenino” y por eso ha sido otorgado a 11 mujeres, mientras que el más prestigioso, el Premio Cervantes, es el que menos veces ha recaído en escritoras, solo en cuatro ocasiones. ¿Casualidad?

Y no me resisto a dar, ya que estamos, la proporción de hombres y mujeres en la Real Academia de la Lengua: 43 a siete. No creo que sea necesario añadir más.

También podemos recordar —para mostrar que no se trata de una desigualdad que solo se da en nuestro país— que el Premio Nobel de Literatura ha sido concedido a 16 escritoras desde que se estableció en 1901, frente a las 104 veces en que recayó —¡oh, sorpresa!— en caballeros.

¿Todo esto sucede porque las mujeres no nos esforzamos lo suficiente, porque “elegimos” que nos premien menos? ¿Son de verdad nuestras obras de menor calidad, de menor alcance “universal”? ¿Por qué razón los jurados eligen —¿casualmente?— a escritores varones? ¿Porque siempre se ha hecho así? ¿Porque las mujeres nos empeñamos en tratar temas, a veces, que hasta ahora los varones habían dejado de lado y, por tanto, no son lo bastante relevantes? ¿Tenemos nosotras alguna culpa de no ser consideradas dignas de recibir premios de importancia? ¿Y de que en las escuelas, institutos y universidades el número de escritoras que se estudian, o se nombran siquiera, sea mínimo? ¿Por qué la literatura que escriben los hombres es “literatura universal” y la que escriben las mujeres es “literatura de mujer”? Preguntas. Muchas preguntas que debemos hacernos y respondernos para que la situación mejore.

Algo está mal en esta sociedad que en pleno siglo XXI se proclama democrática e igualitaria, pero no premia las obras escritas por mujeres. Y no, no nos quejamos de vicio. No hay más que echar una mirada a las cifras.

Elia Barceló es escritora, ganadora del Premio Nacional de Narrativa Infantil y Juvenil 2020.

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