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Tribuna
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La Europa de la solidaridad

España y Alemania quieren un espacio común más ecológico, más social, más digital y más innovador

Una bandera de la Unión Europea.
Una bandera de la Unión Europea.Yves Herman (/REUTERS)

En medio de la mayor crisis desde la fundación de la UE, Alemania asume hoy la presidencia del Consejo de la Unión Europea. Hay un programa de 24 páginas y un lema: “Juntos por la recuperación de Europa”. Pero no son necesarias muchas palabras para describir cómo se puede lograr la recuperación. Basta con dos: solidaridad y soberanía. Son dos caras de la misma moneda. Europa, entidad soberana, sólo podrá promover sus valores e intereses ante el exterior si se mantiene cada vez más unida internamente, con un espíritu de solidaridad.

La falta de solidaridad desgarra a Europa. Sufrimos una dolorosa experiencia durante la crisis financiera y del euro y ante el conflicto sobre los refugiados y la migración. Y este peligro nos acecha de nuevo. Si cada uno intenta simplemente salvarse por su cuenta, las desigualdades económicas y fiscales se agravarán aún más, y todos perderemos. Ninguno de nosotros estaba preparado para la pandemia; no puede culparse a nadie. Y, sin embargo, algunos países, como España, se vieron más afectados que otros. Hay que tenerlo presente si queremos superar la crisis. Por eso sugerimos que todas las medidas nacionales se integren en un programa europeo de recuperación, de una dimensión nunca antes vista en Europa.

No podemos salir de la crisis “ahorrando”. Por el contrario, todo lo que invirtamos ahora para estimular nuestra economía reducirá los costes futuros y el riesgo de la próxima crisis. Por lo tanto, debería ser prioritario proporcionar apoyo rápido a los Estados miembros y a los sectores empresariales que se han visto afectados de manera desproporcionada. Sin embargo, si queremos que Europa vuelva a crecer de manera sostenible, las inversiones de esta magnitud no pueden centrarse únicamente en la “recuperación”. Ahora es el momento de invertir en las oportunidades del futuro y no en los problemas del pasado. Queremos que Europa sea más ecológica, más social, más digital y más innovadora. Depende de ello la prosperidad de Europa en las próximas décadas. Nuestros dos países están de acuerdo en que este objetivo debe reflejarse también en el futuro presupuesto de la UE.

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Esto puede convertirse en un punto de inflexión, un cambio de paradigma, la reinvención de una Europa verdaderamente indivisible e indisoluble, basada en el principio de solidaridad. Para ello, la solidaridad en Europa no puede medirse únicamente en euros. Debemos lograr una mayor cohesión en todos los ámbitos, ya sea en las cuestiones de política exterior y de seguridad o en la forma de abordar los movimientos de refugiados y la migración. También aquí la crisis debe convertirse en una oportunidad.

Y también queremos cambiar algo más en esta crisis: la solidaridad europea ya no puede significar simplemente solidaridad entre países o con empresas. La solidaridad es con los ciudadanos. Por eso, por primera vez queremos ofrecer seguridad a todos los ciudadanos europeos mediante una prestación que compense la reducción del tiempo de trabajo a través del programa SURE. Y queremos ir aún más lejos en este ámbito, por ejemplo mediante un reaseguro de desempleo y un marco común para un salario mínimo europeo. Al fin y al cabo, sólo podremos preservar la cohesión en Europa, hacer frente a los que predican el populismo y tratan de dividirnos, y convertir la unidad europea en una fuerza mundial, si la solidaridad se hace tangible para todos y cada uno de los europeos.

Esta era la situación ya antes de la pandemia. Pero es aún más cierto en el mundo posterior a la covid-19, en el que la brecha entre los Estados Unidos y China se agranda, los desequilibrios mundiales empeoran y la inestabilidad aumenta en todo el mundo. La soberanía europea significa que Europa pueda actuar y decidir de manera independiente y aunar sus recursos en áreas en las que los Estados nacionales, individualmente, ya no pueden encauzar la globalización.

El hecho de que Europa importe actualmente de China o la India casi el 90% de todos los medicamentos que la OMS considera esenciales indica lo que tenemos que hacer en los próximos meses. Lo mismo ocurre con el 5G, las tecnologías de almacenamiento e información, la logística, la energía y el sector de los recursos naturales. También en este aspecto la soberanía es vital.

Juntos, España y Alemania pedirán en la Unión Europea un análisis riguroso de nuestras dependencias estratégicas, independientemente de que se refieran a la tecnología, la seguridad, el comercio o la moneda. Y elaboraremos soluciones para estas dependencias a fin de superar la crisis y allanar el camino hacia un futuro con mayor capacidad de recuperación. Veamos las relaciones transatlánticas, por ejemplo. Sea cual sea resultado de las elecciones en los Estados Unidos, Europa necesita finalmente estar en condiciones de asegurar por sí misma la estabilidad en sus vecindades meridional y oriental, por su propio interés. Estamos trabajando en este campo con Josep Borrell y los demás ministros de Asuntos Exteriores europeos. También es vital que Europa, esto es, todos nosotros, los 27, hablemos con una sola voz en lo que respecta a China.

Las crisis siempre han acuñado nuevas palabras: troika, paquete de rescate, centros de anclaje, zonas de tránsito. Queremos trabajar conjuntamente para garantizar que las palabras que recordemos de esta crisis no sean simplemente términos como “distancia mínima” y “distanciamiento social”, sino “solidaridad” y “soberanía”.

Arancha González Laya es ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. Heiko Maas es ministro de Exteriores del Gobierno alemán.

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