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100 días después
Columna
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De las bromas a la preocupación por el fentanilo

100 días después de los reportajes de ‘The New York Times’, ha cambiado el tono del Gobierno mexicano, ha dejado atrás cualquier burla al señalamiento casi diario de la Casa Blanca sobre la crisis de inseguridad en la frontera

lucha contra el fentanilo
Una persona drogodependiente se prepara una dosis de fentanilo, en Tijuana, Baja California, México, en 2023.Gladys Serrano

A inicios de diciembre pasado aparecieron una serie de reportajes en el diario The New York Times que hicieron enojar a todos en Palacio Nacional. El primer trabajo aseguraba que el cártel de Sinaloa, el más importante del país, reclutaba estudiantes de Química directamente en las universidades para fabricar fentanilo. A esto la presidenta, Claudia Sheinbaum, respondía con una broma asegurando que su gobierno no tenía información sobre este reclutamiento, y apuntaba burlonamente que eso ocurría en “una serie” televisiva y les sugería a los jóvenes “que no se metan en eso”.

A esta publicación siguieron otras durante ese mes, en las que se relataba detalladamente el proceso de fabricación de la droga en simples cocinas caseras. Esto generó gran controversia en el gobierno por obvias razones, de ser verdad, la información confirmaría que el fentanilo no solo se trafica, sino que se produce en México, como se ha descrito en decenas de crónicas periodísticas a lo largo de años. Esta vez el gobierno desacreditó la información con el director del IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch, quien sentenció que, si en las fotos del NYT hubiera estado cocinando fentanilo “el operador hubiera durado 30 segundos y hubiera caído fulminado, producto de los vapores de la síntesis del fentanilo”.

Eran tiempos donde Donald Trump aún no llegaba al poder, ya había arrasado en las elecciones, pero faltaban algunas semanas para su cascada de amenazas arancelarias y sus declaraciones sobre los gobiernos mexicanos coludidos con el crimen organizado.

Cien días después de aquellos reportajes del diario estadounidense, ha cambiado el tono del Gobierno mexicano, ha dejado atrás cualquier burla al señalamiento casi diario de la Casa Blanca sobre la crisis de inseguridad en la frontera y toma con seriedad cualquier alución al fentanilo, ya sea en su fabricación o consumo.

Del día 1 de la presidencia de Trump hasta hoy, el Gobierno mexicano no se cansa de demostrar el esfuerzo de su estrategia por detener el fentanilo y demostrarle al gobierno americano que sus acciones no han sido en vano. Llevamos semanas escuchando que la Guardia Nacional ha hecho grandes decomisos de fentanilo en operativos que han dejado el hallazgo de decenas de laboratorios clandestinos. Hace una semana la presidenta Sheinbaum citaba los reportes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP por sus siglas en inglés), para demostrar que los decomisos de fentanilo en la frontera se habían desplomado a la mitad desde el pasado octubre hasta este enero, la presidenta inflaba el pecho al decir “Estamos incautando en México, evitando que pase del otro lado … ¿Quiere decir que algo bien estamos haciendo, ¿no?”.

Ayer frente a un Zócalo lleno, en un evento que sobraba por la decisión pospuesta de Donald Trump de la imposición arancelaria, Claudia Sheinbaum insistió: “Le digo al pueblo estadounidense que no tenemos ni tendremos intención alguna de perjudicarlo y que estamos resueltos a colaborar con él en todos los ámbitos. Especialmente ante la preocupación que tienen por el grave problema de consumo de drogas sintéticas… por razones humanitarias, México seguirá colaborando para evitar que llegue fentanilo a los jóvenes estadounidenses... No solo que no queremos que esa droga llegue a los jóvenes de Estados Unidos, sino que no llegue a ningún lugar del mundo ni a los jóvenes mexicanos”.

No se volvió a poner en duda el trasiego, la producción ni el consumo del fentanilo en nuestro país, las exigencias del presidente estadounidenses en materia de inseguridad y narcotráfico se combatieron con acciones que han evitado una crisis económica desproporcionada.

De laboratorios de producción de fentanilo con tintes de “series televisivas” a atacar la droga sintética “por razones humanitaria para que no llegue a los jóvenes estadounidenses”, 100 días después, Trump le confirmó al gobierno mexicano que el New York Times tenía razón.

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