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IN MEMORIAM
Tribuna
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La Mica Loca

No había música bajo el sol que Lynn Fainchtein no conociera. La clasificaba de acuerdo a humores, tempo y sensaciones para ponerla en la línea de fuego de alguna película o serie. Hizo muchas cosas y todas bien

Lynn Fainchtein en el estreno de la película "Roma", en Hollywood, California, en diciembre de 2018.
Lynn Fainchtein en el estreno de la película "Roma", en Hollywood, California, en diciembre de 2018.Presley Ann (FilmMagic)

Describir quién fue Lynn es muy difícil. Lo más cercano sería nombrarla como una penta-pichichi. Una gloria nacional. Pero, ¿qué tanto hizo Lynn Fainchtein? Ahí lo complejo. Lynn hizo muchas cosas y todas bien.

A mí me cambió la vida por primera vez cuando de niño me presentó un universo de música en Espacio 59, la primera estación de radio consagrada al rock en español a finales de los ochenta.

Para otras personas, Lynn fue la voz del destape cultural de Ciudad de México en Rock 101, estación de radio que enseñó a toda una ciudad a ser cosmopolita, presentando las mieles del new wave, el post punk y el inicio de la música alternativa anglosajona.

Para otros, Lynn fue la voz sexy que trajo la salsa y la música tropical a los hogares clasemedieros con Salsabadeando.

Eso sería ya motivo para pensar que Lynn fue excepcional, sin embargo, eso lo hizo muy temprano en su carrera y nunca lo sintió como el gran punto cumbre de su curriculum.

Lynn fue pionera en el mundo de las .com de la mano de Ocesa. Fue promotora de conciertos, fue manager de artistas y cazatalentos con bandas fundamentales en la cultura mexicana como Los Ángeles Azules.

En el cine, su lista es casi ridícula. Gran parte de la fina cosecha de películas que nos define como un país de grandes cineastas, tiene a Lynn en los créditos.

¿Quién no se estremeció escuchando Lucha de Gigantes en Amores Perros? Ella Invitó a Ryuichi Sakamoto a participar en The Revenant y colaboró en la música de todas las películas de Alejandro González Iñárritu. Fue parte de filmes ganadores como The Buttler de Lee Daniels, Roma de Alfonso Cuarón. La serie alemana Dark, Club de Cuervos y La Casa de las Flores. Miles de canciones fueron puestas en horas y horas de proyectos audiovisuales. Y cientos de grupos, cantantes y proyectos musicales fueron conocidos gracias a que Lynn tuvo a bien incluirlo en alguna de las películas en las que trabajó. A nombre de todos esos artistas: Gracias mica loca.

Lynn fue pionera de la supervisión musical. Cuando ella empezó a hacerlo, solo un puñado de gente lo ejercía en Latinoamérica.

Como productora de películas, tuvo proyectos increíbles y muy alocados, como El Santos vs La tetona Mendoza, llevando a la pantalla grande el arte de Gis y Trino, o el musical Hecho en México, o el documental 0.56% que hablaba del fraude electoral de la elección de Felipe Calderón. Cada una de las películas que produjo tiene un punto de vista muy particular y único.

Lynn también tuvo un paso por la televisión. Ella fue parte del equipo que inició MTV Latinoamérica en 1993 y estuvo atrás de varios de los Unplugged más icónicos: Café Tacuba, Soda Stereo y Charly García.

Lynn también fue disquera. Fue mi socia en un proyecto que rayaba en experimento social llamado Casete. Ahí publicamos mucha música. Discos de artistas internacionales como The Prodigy hasta bandas under como Los Bándalos Chinos.

Pero si me preguntas a mí qué era Lynn, te diría que fue dos cosas. Una increíble amiga. Fiel, regañona, dura pero con un corazón enorme. Y la segunda, una insaciable junkie de la música.

La primera vez que viajamos juntos a Nueva York y al enterarse de que iban otros melómanos en el mismo vuelo, cambio sus planes de viaje y tomó un vuelo un día antes, para ganarnos y llegar antes a las tiendas de discos de Manhattan: Other Music, Tower Records y Kims Video. Cuando aterrizamos y corrimos a esas tiendas, notamos que Lynn había (literal) saqueado los anaqueles sin empacho.

Tenía la obsesión de estar al tanto de todas y cada una de las novedades de música. No importaba si era música Tuareg, de una banda Juchiteca o un Dj de música minimalista en Berlín. No había música bajo el sol que Lynn no conociera: su colección de vinilos y compact discs era abrumadora. Pero aún más impactante era la cantidad de discos duros en los que frenéticamente clasificaba la música de acuerdo a humores, tempo, sensaciones. Tuvo a decenas de personas ayudándole a clasificar cada canción para ponerla en la línea de fuego para una eventual sincronización en alguna película o serie. Miles de terabytes de canciones en formato WAV, con detalladas descripciones de lo que representaban para su cosmovisión.

Con Lynn armamos el mítico Club de los 12, en la cual, 12 melómanos nos juntábamos una vez al mes para mostrarnos música nueva y asombrosa. Todavía sigo recibiendo reclamos de gente que no llegó a ser uno de esos 12. Durante años hicimos estas reuniones secretas en las que discutíamos de música hasta el amanecer.

A Lynn la recordaré con un mezcal en la mano, jugando dominó en el bar Covadonga de la Colonia Roma. Con sus característicos lentes que hacían de Lynn, única.

Hasta siempre amiga mía. Fuiste mucho para muchos. Tu voz es única y probablemente México no vuelva a ver a una fuerza de la naturaleza como tú. Fuiste agente de cambio y gracias a ti, este mundo es un poquito mejor. Gracias mica loca. Gracias por poner tus “cancioncitas” en películas, como decía ella. Te vamos a extrañar mucho. Dejas a Maco, a Julieta y a una legión de adoradores tuyos recordando tu genialidad que hizo de ti una pentapichichi.

En un mundo descomunal

Siento tu fragilidad

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