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Los presupuestos de Sheinbaum envían una señal de confianza al priorizar la contención del déficit

La hoja de ruta para rebajar en dos puntos el desbalance, hasta el 3,9%, pasa por un recorte del gasto público, sobre todo en infraestructura, y unas optimistas previsiones de ingresos fiscales

Karina Suárez

Claudia Sheinbaum ya tiene una estrategia presupuestaria para su primer año como presidenta de México. Tras la desconfianza generada por la reforma judicial, el objetivo de esta primera partida presupuestaria era enviar un mensaje de certidumbre a los mercados con la promesa de que reducirá el déficit fiscal más alto de los últimos 36 años. El plan del Gobierno pasa por no congelar la actividad económica, que atraviesa un momento sensible y, a la vez, mantener el sello de la nueva presidenta con inversiones públicas en sectores clave de su programa de gobierno, como vivienda y género. La hoja de ruta presentada este viernes en el Congreso incluye un recorte del gasto público, sobre todo en infraestructura, y unas optimistas previsiones de ingresos fiscales, ya que no se contemplan ni subidas ni nuevos impuestos. El Gobierno aspira a pasar de un desbalance actual del 5,9% a un 3,9% del PIB. Habrá que esperar al arranque de la semana para saber si la señal de confianza ha calado en los mercados, que viven agitados casi desde el inicio del mandato de Sheinbaum y la aprobación de la polémica reforma judicial.

El plan de Sheinbaum para reducir el déficit se sustenta en un recorte de gastos, principalmente en inversión física (12%) y gasto corriente (4%). Es decir, más austeridad en el día a día de la Administración y menos ímpetu en las grandes obras. Pasado el acelerón en infraestructuras llevado a cabo el año pasado por el expresidente López Obrador para terminar sus obras estrella, el rubro es este año uno de los más afectados. El Gobierno prevé un desembolso total de 9,2 billones de pesos, lo que supone una caída de 1,9% de lo aprobado el año anterior.

El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, ha indicado también que la deuda pública será equivalente al 51,4% del PIB. “Estas cifras representan un esfuerzo significativo de consolidación fiscal y nos permiten cumplir con la visión de la presidenta de preservar finanzas públicas sólidas y una deuda manejable”, declaró este viernes al entregar los presupuestos de 2025 a los diputados para su eventual aprobación en diciembre. La contención fiscal es el núcleo de los presupuestos y en lo que más ha hecho énfasis Ramírez de la O. La embestida de los mercados, con el termómetro más fiable en la evolución del peso, escaló en las últimas semanas tras la victoria presidencial de Donald Trump en Estados Unidos.

En el apartado de ingresos, esperan lograr ocho billones, lo que supone un pronóstico de mayor recaudación de los impuestos ya existentes. Como en el sexenio anterior, la recaudación de impuestos, principalmente el IVA y el ISR serán los pilares de obtención de recursos federales. Para 2025, Hacienda prevé una recaudación de 5,3 billones de pesos, lo que supone un alza de 3% respecto a 2024 y el equivalente al 14,6% del PIB. Sin una reforma fiscal a la vista y pese a que México atraviesa un proceso de desaceleración económica, las previsiones gubernamentales confían en alcanzar una mayor recaudación debido a un mayor dinamismo económico y a las medidas para combatir el fraude fiscal y para elevar el pago de impuestos.

Hacienda ve con optimismo el horizonte económico de México. “Entregamos estos documentos en un contexto económico positivo, a nivel internacional el problema inflacionario muestra signos de mejora y el crecimiento económico global se mantiene sólido. En nuestro país la actividad económica sigue demostrando fortaleza, estimamos que el crecimiento de este año superará las expectativas actuales y servirá como base sólida para el crecimiento de 2025″, ahondó Ramírez de la O, arropado por los aplausos de los legisladores. En los indicadores macroeconómicos, Hacienda prevé que la economía mexicana crecerá el siguiente año entre un 2% y 3%, superior al consenso del mercado, cuyos estimados apuntan a un crecimiento del PIB de 1,3% para el siguiente año. El Gobierno prevé, además, un tipo de cambio en 18,5 pesos por dólar y una inflación de 3,5% en 2025. Pronósticos ligeramente más optimistas que el consenso del mercado.

Entre los recortes más acusados por dependencias destaca la Secretaría de la Defensa, con un 43,8% en sus presupuestos. La cartera de Medio Ambiente tendrá una caída del 39%, mientras que la Secretaría de Salud bajará su presupuesto en un 34%, entre otras reducciones. Pese a estas reducciones en el Gobierno federal, la chequera continuará abierta para los proyectos sociales emblema con una bolsa de más de 835.700 millones de pesos. Entre ellos, destacan la Pensión para Adultos Mayores, los programas de Becas Benito Juárez y, en tercer lugar, el programa Sembrando Vida. Para 2025, los trenes serán los proyectos prioritarios de inversión. En el Tren Maya se erogarán 40.000 millones de pesos; al Tren México-Querétaro se destinarán 30.000 millones de pesos y unos 25.000 millones de pesos se gastarán para el Tren Interoceánico.

A Pemex se le ha asignado una línea presupuestaria de 136.000 millones de pesos para cubrir su deuda financiera, un apoyo ligeramente inferior al del año pasado. La petrolera más endeudada del mundo —con un pasivo total de 97.300 millones de dólares —debe pagar 9.000 millones de dólares en deuda en 2025. “La aportación del Gobierno federal se encuentra sujeta al compromiso de Pemex de mejorar su balance en la misma cantidad y a que, en lo posible, el saldo de la deuda pública de Pemex refleje una reducción”, refiere el documento. Mientras que para la paraestatal eléctrica, la CFE, las transferencias del Gobierno ascenderán a 85.000 millones de pesos para subsidiar las tarifas eléctricas, un monto en línea con 2024.

Analistas y expertos aguardaban la entrega de los primeros presupuestos del sexenio para conocer el plan de este Gobierno. Carlos Serrano, economista en jefe del BBVA México, califica estos primeros presupuestos como positivos porque hay una propuesta significativa de reducción del déficit, aunque también advierte que los supuestos de crecimiento económico de entre 2% y 3% del PIB son algo optimistas, dado que el Fondo Monetario Internacional apenas prevé un 1,3% de alza en la actividad económica. “La otra variable que me parece desalineada con las expectativas del mercado es la del tipo de cambio, tienen 18,5 pesos por dólar para fin de año, cuando estamos en niveles por encima de 20 unidades por dólar, creo que ese también es un supuesto optimista”, explica.

Jorge Gordillo, director de Análisis de CI Banco, refiere que al ser primer presupuesto, aun con algunos supuestos optimistas como el crecimiento del PIB, se le dará el beneficio de la duda. “La incertidumbre ahora es muy alta, y estos presupuestos alivian un poco el temor, el Gobierno da el mensaje de prudencia de que quieren reducir el déficit, aun con supuestos un poco optimistas, y además quiere dar una señal de inversión y gastos en programas sociales. Ahora faltará ver si estos planes se cumplen”, indica.

Serrano agrega que la congruencia de una reducción del déficit se observa también en esta reducción del gasto en 1,9% respecto a 2024. “En términos generales, es un presupuesto creíble, es positivo que se hable de un recorte gradual del déficit fiscal. Solo señalaría que hay una posibilidad de que los supuestos de crecimiento no se materialicen y, por lo tanto, habría una disyuntiva de reducir aún más el gasto”, zanja. Con la presentación este viernes de los presupuestos, la señal está enviada. Falta por ver cómo la reciben los mercados.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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