Asesinado a tiros el periodista Alejandro Martínez Noguez en Celaya cuando viajaba con escolta policial
No está claro si el reportero era el objetivo del atentado o un daño colateral de un ataque contra los agentes de seguridad del municipio, asolado por el crimen organizado
Ya lo habían intentado matar antes y viajaba con una escolta policial que no ha podido salvarlo. En Celaya, su ciudad, una de las más peligrosas de Guanajuato, a Alejandro Martínez Noguez le conocían por el apodo de El Hijo del Llanero Solititito. Era periodista y, tras pasar por radios y periódicos durante décadas, desde hace unos años había conseguido crear su propio medio, una página de Facebook en la que informaba de las noticias de la comunidad. Su última transmisión es de este mismo domingo, después de las 12.00: una cobertura sobre el terreno desde la carretera Panamericana a la altura de Villagrán en la que narraba durante 19 minutos y 51 segundos de video un accidente de tráfico que le costó la vida a un vecino de 78 años. Poco después, fue acribillado a balazos en el interior del coche de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) encargado de protegerlo.
Después de sufrir un atentado fallido en 2022, el reportero acudía a sus coberturas acompañado de una escolta de la SSC del municipio. Dos de los agentes que lo custodiaban han resultado heridos y están recibiendo atención médica. No está claro todavía si Martínez Noguez era el objetivo del ataque armado o si los sicarios buscaban atacar a las fuerzas de seguridad y su homicidio ha sido un daño colateral. Desde 2022, la policía libra una guerra abierta contra el crimen organizado en Celaya en la que ya han caído al menos 22 agentes, un conflicto que ha vuelto los tiroteos parte del paisaje cotidiano y ha situado la ciudad en el mapa de plazas calientes de Guanajuato, a su vez, uno de los Estados más violentos del país.
Después de la cobertura sobre el accidente de tráfico, el periodista volvía a casa en la parte trasera del coche de la policía cuando una furgoneta blanca les interceptó el paso y abrió fuego contra ellos, de acuerdo con la prensa local. Las balas lo alcanzaron en el cuerpo y la cabeza. Fue trasladado en estado crítico al Hospital General Regional de Celaya, donde murió minutos después en la sala de urgencias. “El hecho se registró cuando regresaban de cubrir un evento en el municipio de Villagrán, sobre la carretera Federal 45 tramo Villagrán - Celaya; donde civiles armados que se transportaban en una camioneta les dieron alcance y detonaron sus armas largas en contra del vehículo asignado por el municipio para traslado y escolta del reportero”, ha informado la SSC en un comunicado.
No era la primera vez. Martínez Noguez sobrevivió a un atentado en noviembre de 2022 en la puerta de su casa de Vista Hermosa, una colonia popular de Celaya habitual en las páginas de nota roja. Entonces, un sicario disparó contra él. El reportero tuvo suerte ese día: el arma se encasquilló. Fue el protagonista del tipo de historias que llevaba toda la vida cubriendo. Especializado en radio y prensa escrita, el periodista se había hecho un nombre en la región (con más de 343.000 seguidores en Facebook y 117.000 en Youtube) como cronista de sucesos, crímenes y narcotráfico. Aunque aquel día el miedo surtió efecto y, desde entonces, había dejado de lado los tiroteos para centrarse más en los accidentes de tráfico y las denuncias ciudadanas, según el medio digital LatinUs.
Los agresores no han sido identificados y continúan a la fuga. La SSC ya ha desplegado un dispositivo de búsqueda “en coordinación con el Estado y la Federación”, una investigación que dirigirá la Fiscalía estatal. De acuerdo con la organización Artículo 19, que monitorea la violencia contra la prensa en el país, otros dos reporteros han sido asesinados en lo que va de año: Roberto Carlos Figueroa en Morelos y Víctor Alfonso Culebro Morales en Chiapas.
México es la nación sin guerra más peligrosa para ejercer el periodismo del mundo, de acuerdo con la clasificación de Reporteros sin Fronteras: al menos 37 profesionales de la comunicación han sido asesinados desde 2019, una cifra que se sospecha mayor (los desaparecidos no se registran oficialmente como homicidios y, en ocasiones, es difícil demostrar que un reportero ha sido asesinado por su trabajo).
La violencia se impone en el día a día de Guanajuato. Solo a finales de este julio, hace dos semanas, seis cuerpos aparecieron a las afueras del pueblo de Yuriria, sin que estuviera muy claro qué había conducido a la matanza. En junio, después de más de tres años desaparecido, el cadáver del periodista Víctor Manuel Jiménez Campos, que tenía 38 años cuando fue secuestrado, fue encontrado en un pozo de agua abandonado en la comunidad de San Isidro de Elguera, presuntamente junto a otros restos humanos. Las noticias del estilo se suceden: fosas clandestinas con una veintena de personas enterradas, paramédicos acribillados durante el asalto a una ambulancia, estudiantes masacrados...
El Estado se ha convertido en uno de los nuevos centros de la epidemia de violencia que devora México y Celaya en capital de la inseguridad de la entidad. Allí fue asesinada a tiros durante un acto de campaña en plena calle Gisela Gaytán, candidata de Morena a la alcaldía del municipio, el pasado abril. Y la escalada de homicidios no se detiene.
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