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Petróleo mexicano para Dos Bocas: el sueño energético de López Obrador recorta las exportaciones

Los planes del Gobierno son que las ventas en el exterior de crudo de la petrolera estatal se reduzcan en miles de barriles que se dedicarán a alimentar la refinería en Tabasco

Refinería de Dos Bocas
La refinería de Dos Bocas durante su construcción, en junio de 2022.Presidencia (Cuartoscuro)
Karina Suárez

El proyecto del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de que Pemex procese crudo y los transforme en combustible, listo para el mercado nacional ha dado sus primeros pasos. El plan del Ejecutivo prevé recortar miles de barriles diarios de exportación para suministrarlo a su refinería estrella, Dos Bocas, en Tabasco a partir de junio próximo. Con una producción petrolera estancada en los 1,8 millones de barriles diarios, México tendrá que reducir sus envíos hacia el exterior para abastecer a la obra energética emblema de esta Administración. De acuerdo con un reporte interno de Pemex obtenido por la agencia Reuters, la paraestatal ya ha ordenado la cancelación de la venta al exterior de 436.000 barriles diarios de crudo. Esto supone, un 46% de los envíos diarios al exterior de la petrolera.

El presidente de México reconoció esta semana que van a reducirse las exportaciones de crudo de Pemex en la medida que se tenga la capacidad para refinar petróleo en el país. “Dos Bocas tiene una capacidad de producción de 340.000 barriles diarios, o sea, puede procesar 340.000 barriles diarios, esos se dejarían de exportar, son para el mercado interno”, declaró este jueves en Palacio Nacional. El mandatario pronosticó que la megarefinería en Tabasco estará a más tardar en junio próximo en su plena capacidad.

Analistas en el sector energético coinciden en que el recorte en exportaciones de crudo para priorizar la refinación nacional supondrá un reto para las finanzas públicas por los ingresos que se dejarán de obtener mediante esta vía. De acuerdo con los Precriterios de Política Económica de la Secretaría de Hacienda, aún se considera un volumen de exportación por parte de Pemex de 967.600 barriles diarios en 2024 y de 958.400 barriles diarios el próximo año. De acuerdo con los cálculos de los especialistas, un recorte de más de 436.000 barriles diarios de crudo —a un precio de 80 dólares por barril— supondría dejar de vender mil millones de dólares mensuales en exportación. Aún falta por conocer, cuánto de este volumen se podrá transformar en un producto refinado y los precios de mercado que tendrán.

Pemex reportó en febrero pasado exportaciones por 940.187 barriles diarios. Los ingresos obtenidos por estos envíos de crudo al extranjero fueron de más de 1.941 millones de dólares. El nivel de exportaciones petroleras, con un promedio de 900.000 barriles diarios, dista de las cifras de 2019, año en que se lograron repuntes en el exterior de 1,4 millones de barriles diarios.

Jesús Carrillo, experto en temas económicos del IMCO, advierte de que si el precio al que Pemex Exploración y Producción le vende el petróleo a su filial, Pemex Transformación Industrial, que es la que refina, está por debajo del mercado, esto supondrá una pérdida para las finanzas públicas. ”La refinación en México está generando pérdidas. Sin eficiencia en las refinerías, se estaría perdiendo dinero. Habría que preguntarnos si la autosuficiencia energética es lo que más necesitamos en estos momentos”, señala el portavoz del IMCO.

La especialista del sector energético, Rosanety Barrios, añade que en aras de cumplir la promesa política del presidente López Obrador, Pemex ha ordenado este recorte de exportaciones. Una decisión política que podría derivar en un descalabro económico contra la paraestatal por incumplimiento de contratos por parte de las refinerías que contaban con este suministro. “Tenemos una petrolera que tiene contratos de largo plazo de entregas de petróleo y, de pronto, decide que no lo va a cumplir, eso representa una posible violación a contratos, no cumplir un contrato de esta magnitud es algo muy serio”, zanja.

La política energética de esta Administración se ha concentrado en la producción nacional de gasolinas y en eliminar las importaciones de los combustibles. Para conseguir esta meta, el Gobierno ha centrado sus esfuerzos en la construcción de la refinería Dos Bocas, en Tabasco, una factoría con un desembolso de más de 12.000 millones de dólares. Sin embargo, a menos de seis meses de que concluya este Gobierno, esta obra emblema, situada en el sureste mexicano, aún no ha entregado ni un litro de gasolina al mercado. A contrarreloj, López Obrador, ha prometido que Dos Bocas estará operando a plenitud en junio próximo.

A pesar de las transferencias millonarias a favor de la petrolera año tras año desde 2019, el director de Pemex ha reconocido que la autosuficiencia en la producción de combustibles que había prometido esta Administración en su arranque se alcanzará a partir de 2025. El proyecto de soberanía energética que puso desde el inicio de su mandato López Obrador ha topado con una realidad difícil de soslayar: la red de seis refinerías de la paraestatal requieren de mantenimientos mayores para elevar su eficiencia. En el último trimestre de 2023, su capacidad de procesamiento fue de 731.000 barriles diarios, un 12% menos, respecto al mismo periodo del año pasado.

Los complejos de refinación de Pemex en México, lejos de elevar su producción de gasolinas y productos de mayor valor, han supuesto una sangría de recursos. De acuerdo con su reporte financiero más reciente, Pemex Transformación Industrial, unidad bajo el que se adscribe la línea de negocio de refinación, reportó una pérdida neta en 2023 por 74.000 millones de pesos, siendo la única subsidiaria de la paraestatal con pérdidas.

La actual Administración entra en su recta final con la consigna de seguir apoyando a Pemex en el refinanciamiento de su deuda y de avanzar en el objetivo de la autosuficiencia en gasolinas. Los objetivos no son menores si se analiza el punto de partida: Pemex sigue siendo la petrolera más endeudada del mundo, con un pasivo de 106.800 millones de dólares y arrastra una falta de liquidez que le impide invertir en nuevos proyectos e incluso pagar a proveedores.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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