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Cipri Quintas, empresario: “Hablar siempre de lo malo es un buen negocio para muchos”

El conferencista español publica su libro ‘Sawubona’, en el que reivindica valores como la vulnerabilidad, la confianza y la capacidad de saber recibir como motores de éxito en la vida y los negocios

Erika Rosete
El escritor Cipriano Quintas en una imagen de archivo.
El escritor Cipriano Quintas en una imagen de archivo.EDITORIAL PLANETA

Cipriano Quintas (Madrid, 57 años) lleva más de 30 años dando conferencias sobre éxito y el significado de la felicidad. Personas de todo el mundo lo reconocen como un referente para crear vínculos y relaciones que beneficien a todas las partes con la finalidad de recorrer lo más asertivamente el camino del éxito, del verdadero. Es considerado como uno de los mayores expertos de networking en habla hispana (esa red de contactos profesionales que permite dar a conocer el trabajo y experiencias para conectar con más personas y empresas). El libro del Networking (Planeta, 2017) —cuyos prólogos han sido escritos por personalidades como David Bisbal, Susanna Griso, José Mota y Miguel Ángel Revilla— lleva decenas de reediciones y se ha convertido en un manual de uso para quienes quieren tener empresas exitosas y proyectos fructíferos. Sawubona (Planeta, 2024) es su más reciente obra, y el título hace referencia al saludo en lengua zulú —un pueblo africano que habita en Sudáfrica— y que significa “te veo, eres importante para mí y te valoro”. Con este libro, Quintas desea que las personas se acerquen al concepto de éxito y de felicidad, tomando en cuenta a los otros y poniendo en valor la vulnerabilidad, la sinceridad, el trabajo y la empatía.

Pregunta. Hábleme de Sabouwona, y del momento vital en el que estaba usted cuando dio con el concepto africano y luego cómo esa palabra se hizo parte del libro.

Respuesta. Llevaba ya gran parte del libro escrito, pero no encontraba el hilo conductor. Me acuerdo perfectamente que era un día de primavera del año pasado (2023), y yo tengo un restaurante donde pasan cosas... Es muy famoso en Madrid porque es un sitio donde viene la gente a que pasen cosas. Yo creo que soy la única persona que es capaz de quedar en un restaurante, mi propio restaurante, a comer con cuatro mesas y no pasa nada porque yo vivo a lo ancho y la vida me da la posibilidad de conocer a mucha gente. Y estaba allí, sentado y estaba un poco agobiado porque no encontraba el leitmotiv, y de repente digo, voy a poner ‘buena persona’ en google, y puse varias cosas o lo importante de ser buena persona y me sale una fotografía de un negrito con la mano en el corazón mirando a cámara y pensé: ¿y este tío quién es? Pincho y contaba la historia de Sabouwona, una tradición que tiene esta tribu del sur de África que cuando alguien se equivoca o comete un error, durante dos días le llevan al centro de la aldea y le recuerdan todo lo bueno que ha hecho lo largo de su vida. Eso me impresionó porque, fíjate qué sencillo, cómo en vez de echar la bronca a las personas, en vez de meterte con ellos, en vez de poner más en valor lo malo, ponen lo bueno. Creo que el principal objetivo que debe tener una persona es intentar ser bueno toda su vida.

P. ¿Ser buena persona...?

R. Yo soy amante de la oxitocina, porque te llena de plenitud y tienes que saber sacarla... La bondad está íntimamente ligada a ser buena persona y ser buena persona genera confianza y si generas confianza puedes hacer lo que quieras y por ahí viene.

P. ¿Cuánto tiempo llevaba escribiendo el libro cuando tuvo esta motivación para buscarlo en Google?

R. Fácilmente, un año. Yo me tiro mucho tiempo para escribir un libro. Mi proceso creativo es que voy grabando y dictando a Siri un montón de cosas, entonces me van viniendo las ideas. Yo no soy escritor, de hecho cuando me presentan como escritor yo miro para atrás a ver de quién están hablando. Luego lo voy ordenando, lo imprimo y con tijeras lo recorto y grapo los capítulos porque creo que mi proceso creativo es muy de tocar, muy de compartir y lo comparto con las personas y veo qué me está enseñando el mundo.

P. Sorprende mucho esa imagen que describe. La de una persona como usted, que lleva haciendo lo que hace más de 30 años, buscando en Google: buena persona…

R. Fue porque estaba perdido. Porque yo lo que quiero tratar de dar en el libro, igual que el anterior, es cómo relacionarse con los demás, y quería que hubiera una consecución. Lo que quería trasladar es que si quieres llegar al éxito, al verdadero éxito, tienes que dedicarte a dar, a ayudar a los demás y también a recibir. Aprender a recibir porque el recibir ha sido mi último gran aprendizaje. Yo intento ser ejemplo y es cierto que yo hago muchas cosas sociales reales. Cuando digo que el mundo está lleno de tertulianos, de personas que opinan de todo, es porque siempre le pido a la gente mirar en Google si lo que dicen es lo que hacen. Necesitamos más personas que nos guíen desde su ejemplo, no desde sus palabras. A mí me apasiona poner en valor a los verdaderos superhéroes que son las personas reales, las vulnerables. Cuando muestras vulnerabilidad, muestras que eres de verdad, generas confianza, las personas se acercan a ti para ayudarte y tú eres mejor porque muestras tus errores y tus defectos.

P. Son tiempos difíciles para hablar de lo que usted habla. De la colectividad, del ser vulnerables, pero al mismo tiempo cuando miramos a nuestro alrededor es un mundo superindividualista y las redes sociales, por ejemplo, lo han exacerbado. ¿Qué opina de cómo impacta lo que usted dice en un mundo que nos está diciendo siempre todo lo contrario?

R. No se puede ser feliz si no se genera oxitocina porque somos química. Cuando te muestras vulnerable, la mayor parte de las personas te van a dar la mano y te van a ayudar. Yo tengo una discoteca, he tenido muchas, imagínate la noche lo peligroso que es, pues he conseguido tener muchos otros negocios y he logrado que las instituciones, que los políticos, que la policía nos cuidara, porque todo el mundo quiere el bien, como esa tribu. Esos superhéroes, matones y estos poderosos que van ahora de superhéroes, son los más débiles del mundo porque no son de verdad, no se puede ser fuerte 24 horas en un mundo donde te ponen en valor lo malo. Estar constantemente en alerta es un gran negocio para muchos. Hablar de lo malo, es un buen negocio para muchos. Las redes sociales están disparando el nivel de suicidios, porque lo que los jóvenes buscan es la dopamina, el like, la aprobación, y lo que generan es ser frágiles.

Mi libro es un agitar a todo el mundo, pero lo hago también en las conferencias, intento ser ejemplo. He abierto más de 34 locales de ocio, tengo actualmente seis empresas y he abierto a lo largo de mi vida más de 15, pero yo soy el resultado de un montón de fracasos. Siempre digo a la gente, no me creas lo que te digo, primero ven, miras y lo que digo lo hago. No pretendo ni ser tu guru, ni estar por encima de nadie, ni dar lecciones a nadie, te propongo compartir lo que veo. Y como tengo una gran agenda de los futbolistas más prestigiosos, de los 10 hombres más ricos del mundo, de gente que ha ganado mucho y ganado poco, de gente de la calle, estos son mis conclusiones de la vida. Es un gran negocio hacer el bien, es el mejor negocio del mundo.

P. Hay gente que le escribe, que se acerca, que va a sus conferencias en todos los lugares del mundo. ¿Cómo es el concepto de éxito para ellos? ¿Qué diferencias hay, por ejemplo, con personas de América Latina, cómo reciben estos conceptos sobre éxito?

R. Latinoamérica es maravillosa, somos los propios latinos, los que no nos damos cuenta. El latino sabe vivir, sabe disfrutar, sabe comer, sabe hablar a la familia, sabe relacionarse, sabe abrazarse. El otro día fui a ver a los Tigres del Norte, soy amigo de Jorge, el cantante. Al final cantó una canción que habla de Latinoamérica. En el concierto solo había una bandera: la bandera del amor, un solo color. El éxito para los latinos, el verdadero éxito, es la familia, es el querernos, es el vivir. Queremos vivir a lo grande, pero nos meten en la cabeza lo contrario, nos meten que el éxito está en tener, en ganar dinero, en ser poderosos, en mandar a los demás. Y yo conozco a muchos que mandan mucho, a muchos que tienen mucho dinero, a muchos muy poderosos, y ninguno, ninguno cree que tiene el éxito. Piensan que no lo son, porque tienen un éxito basado en la insatisfacción, que es el uno de los grandes males junto con la soledad.

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Erika Rosete
Es periodista de la edición mexicana de EL PAÍS.
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