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Una aerolínea, una docena de aeropuertos y más de 15.200 millones de pesos en 2024: los militares alzan el vuelo

Con el despegue de Mexicana echa a andar el Grupo Aeroportuario Ferroviario Olmeca-Maya-Mexica, la paraestatal que gestionará el Tren Maya y un puñado de aeródromos en el país

Karina Suárez
Ejército México
Un soldado del ejército acomoda una maqueta de un avión de Mexicana durante una conferencia en el Palacio Nacional, el 10 de agosto.Sáshenka Gutiérrez (EFE)

En menos de 15 días, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dará el banderazo de salida a uno de sus proyectos más anhelados: la aerolínea militar Mexicana. El despegue previsto desde el aeropuerto de Santa Lucía (Estado de México) hacia Tulum (Quintana Roo), el próximo 1 de diciembre, no ha estado exento de turbulencias, contratiempos y decisiones de último minuto. Sin aeronaves ni certificados propios, el Gobierno ha optado por arrendarle a otra aerolínea mexicana, TAR, sus aviones Embraer para poder hacer los primeros viajes inaugurales bajo el esquema de arrendamiento wet lease, un alquiler con todo y tripulación. Así, los primeros vuelos de la aerolínea militar serán concretados por una tripulación civil.

De acuerdo con el plan de vuelo inaugural, el presidente López Obrador aterrizará el 1 de diciembre en el aeropuerto de Tulum, una de las nuevas infraestructuras aeroportuarias que estará bajo las riendas de los militares y del recién creado Grupo Aeroportuario, Ferroviario Olmeca-Maya-Mexica. A través de la empresa estatal de la Secretaría de la Defensa, el Gobierno asumirá el control de una docena de aeropuertos y de varios proyectos turísticos en el sureste del país, incluido el proyecto emblema del Tren Maya. En el proyecto de presupuestos avalado en el Congreso de Diputados para el siguiente año, la bolsa estimada para la empresa será de 15.172 millones de pesos, mientras que para la aerolínea Mexicana se autorizó un desembolso de 119,6 millones de pesos.

En México actualmente existen 78 aeropuertos, sin embargo, 38 de ellos son operados por privados y solo tres están en manos de la Secretaría de la Defensa. Este Gobierno pretende incrementar esta última cifra y ha cedido una serie de terminales aéreas tanto a los militares como a los marinos. Bajo la óptica del Ejecutivo, la incursión de este nuevo participante estatal en el espacio aéreo impulsará la conectividad aérea y el crecimiento de regiones con alto potencial para el sector turístico del país. “La participación de privados en la administración de aeropuertos no ha demostrado impactar de manera significativa en el bienestar de la población. Algunos aeropuertos han sido cerrados ante la baja rentabilidad que presentan por su deficiente administración, sin importar el impacto negativo en la conectividad de diversas comunidades”, señaló el Gobierno Federal en el programa el Grupo Aeroportuario, Ferroviario, de Servicios Auxiliares y Conexos, Olmeca-Maya-Mexica 2023-2024.

Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional durante una conferencia de prensa.
Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional durante una conferencia de prensa.Andrea Murcia Monsivais (Cuartoscuro)

Con la bandera, además, de garantizar la seguridad nacional y contribuir al desarrollo del país, esta Administración les ha entregado a militares y marinos la gestión de estas infraestructuras estratégicas en materia aeronáutica, incluido el aeropuerto Felipe Ángeles, en el Estado de México, la aerolínea Mexicana y la próxima terminal aérea en Tulum, aledaña a la joya turística de Cancún. Además, próximamente se prevé asuma la gestión del Aeropuerto del Norte en Apodaca, Nuevo León, cuya concesión privada vence en las próximas semanas. Así, al concluir el sexenio, los militares y marinos deberán repartir su tiempo en salvaguardar la seguridad con la administración turística y comercial que supone asumir las riendas de estas infraestructuras de conectividad internacional.

La transición de tareas de seguridad a prestadores de servicios ha implicado desafíos comerciales y logísticos que han ido desde la falta de personal especializado, la falta de aviones y certificados hasta las jornadas maratónicas para concluir las infraestructuras en las fechas prometidas por el presidente. En el despegue de Mexicana, por ejemplo, los militares han debido reducir sus expectativas. De la veintena de destinos anunciados en el lanzamiento de la aerolínea ha reculado y ha advertido de que solo arrancará con nueve destinos, por lo que se compensará a los viajeros que hayan adquirido boletos a aquellos lugares donde, por ahora, no ofrecerán el servicio. Además, con este cambio de planes también en los aviones se ajustarán sus rutas, si antes prometían trasladar hasta 160 pasajeros, ahora solo habrá cabida para 50 personas.

Pablo Casas, director general del Instituto Nacional de Investigaciones Jurídico-Aeronáuticas, advierte de que los aviones Embraer de vuelos de corta distancian resultarán costosos en operación. “Lo ideal sería que aplazaran la inauguración a finales de enero, de otra forma sería algo muy presionado y con riesgo para la seguridad aérea”, comenta.

A días de su arranque, el aeropuerto internacional de Tulum, Felipe Carrillo Puerto, no dispone de un sitio web oficial, mientras que la terminal aérea de Mexicana solo cuenta con información ilustrativa, sin embargo, no es posible aún comprar billetes de viaje. La terminal de Tulum está enclavada en un área estratégica turística del caribe mexicano y se planea que atienda a 5,5 millones de pasajeros por año, una infraestructura que competirá directamente con el aeródromo que Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) opera en Cancún.

Para el especialista, los militares deberán aprender a negociar con aerolíneas, aeropuertos y organismos internacionales. Casas ha criticado, además, que durante este Gobierno las autoridades aeronáuticas civiles se han militarizado. “A los militares se les hizo empresarios aeroportuarios y empresarios aéreos sin tener las capacidades porque se trata de negocios meramente civiles donde se deben generar utilidades y desafortunadamente, el Ejército con todos los beneficios y todo el respeto que se merece, no tiene experiencia en eso”, zanja.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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