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Un día en la vida de López Obrador, según López Obrador

El presidente relata detalles de su agenda diaria y reflexiona sobre los proyectos inconclusos de su Administración, a poco menos de un año de dejar el poder

AMLO
Andrés Manuel López Obrador durante una conferencia en Palacio Nacional, el 10 de enero de 2023.Nayeli Cruz
Zedryk Raziel

Andrés Manuel López Obrador despierta a las 4.45 de la mañana de lunes a viernes. Como el presidente mexicano vive y despacha en Palacio Nacional, puede dormir un poco más. “Gano 15 minutos de sueño, muy buenos. Y ya, me arreglo, lo que se hace en estas cosas, y salgo”. El primer asunto protocolario del día es pasar a una “mesa de acuerdos” a firmar diversos documentos oficiales. Así inicia la jornada del mandatario izquierdista. A punto de cumplir 70 años de edad, le quedan poco menos de 12 meses para dejar el poder y ha decidido contar en su conferencia mañanera detalles de su agenda diaria. El mandatario también ha hecho un balance de los compromisos que ha cumplido y de cuáles siguen pendientes, los que muy probablemente heredará a quien le suceda en el cargo cuando él se despida, el 30 de septiembre de 2024. “Es un trabajo como el de ustedes”, ha dicho a los periodistas, “que produce mucha satisfacción, en el sentido de que está uno para servir a los demás. Es un apostolado el servicio público”.

Por supuesto, la agenda de un jefe de Estado debe tratarse con reserva. Pero, en el caso de López Obrador, la Oficina de la Presidencia ha mantenido en total secreto cualquier aspecto de la jornada del mandatario, desde lo más simple y en apariencia inofensivo —como la hora a la que comienza su día— hasta lo estrictamente protocolario y oficial, es decir, lo que es de interés de los gobernados. Los periodistas mexicanos se han topado una y otra vez con la misma respuesta de la Presidencia cuando han solicitado por transparencia un reporte de las reuniones de trabajo de López Obrador: “No se localizó la información”. Una contestación que resulta inverosímil, cuando los medios y las cuentas de redes sociales de diversos políticos, funcionarios y empresarios confirman que esas reuniones sí ocurren.

Este martes, López Obrador ha roto el sepulcral silencio de la Oficina de la Presidencia y ha relatado cómo es su jornada, incluidos los fines de semana, días en que suele hacer visitas a los Estados para supervisar obras. Aunque habló de aspectos generales de su vida cotidiana, se trata de una insólita apertura que se enmarca en el último año de su Administración. “Tengo todo el día ocupado, hasta la noche”, ha afirmado. El ritmo de trabajo que ha sostenido a lo largo de su Gobierno, y el reconocimiento de los proyectos por terminar, anticipan que el mandatario estará lejos de convertirse en un “pato cojo” sin relevancia en el ocaso de su gestión, como sucedía en México en sexenios anteriores, cuando el gobernante saliente era eclipsado por las campañas electorales y el debate de los aspirantes a sucederlo. Además, López Obrador cuenta con una popularidad tan alta como no la han tenido otros mandatarios en las últimas tres décadas (el 69% de la población aprueba su gestión, de acuerdo con la firma Oraculus).

Andrés Manuel López Obrador en su despacho en Palacio Nacional.
Andrés Manuel López Obrador en su despacho en Palacio Nacional.Daniel Augusto (CUARTOSCURO)

Después de firmar documentos todas las mañanas, según ha relatado López Obrador, procede a revisar un informe sobre la situación del empleo formal que le envía diariamente el director del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), Zoé Robledo. También evalúa el informe sobre recaudación de impuestos del que le da parte la Secretaría de Hacienda y observa la situación del peso frente al dólar. “Veo eso, cosas urgentes. Ahora estamos pendientes de la costa grande de Guerrero, porque en Tecpan se rompió la carretera por el agua, llovió mucho. Estoy pendiente de la entrada del huracán a las costas de Nayarit, lo vengo siguiendo desde hace como cinco días. Hay en estado de alerta alrededor de 6.000 elementos de las Fuerzas Armadas”, ha detallado.

Acto seguido, a las seis de la mañana, pasa a la reunión del Gabinete de Seguridad, donde todos los días recibe un parte de los hechos de violencia ocurridos el día anterior en todo el país. “Por lo general son cosas muy fuertes, muy duras”, ha precisado. En esas reuniones, donde participan los titulares de otras instituciones públicas, también atiende asuntos de coyuntura internacional, por ejemplo, sobre el conflicto entre Israel y la franja de Gaza, la situación de los mexicanos varados en la zona y las repercusiones diplomáticas.

Al terminar la junta sobre seguridad, López Obrador comparece ante los medios en la conferencia que él ha bautizado como mañanera, que dura de dos a tres horas. El programa, que se transmite por internet, se ha vuelto muy popular. Según el mandatario, se trata de un espacio para ejercer su “derecho de réplica” frente a lo publicado por los medios que él llama de “manipulación”. Para la oposición, es una plataforma —pagada con recursos públicos— que sirve al presidente para atacar a sus adversarios y dar impulso político a su movimiento. Las autoridades electorales le han pedido al mandatario conducirse con neutralidad, como indica la Constitución, pero López Obrador no ha atendido los llamados.

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Andrés Manuel López Obrador durante su conferencia matutina del pasado 9 de octubre.Isaac Esquivel (EFE)

“Terminando [la conferencia], desayuno, y ya, tengo agenda todo el día. No salgo, por lo general, a comer afuera”, ha contado. Como parte del relato ha hablado de su estado de salud, un tema delicado, él que sufrió un infarto hace una década y que se ha contagiado tres veces de covid. “Antes, como a la una o dos, me escapaba a practicar béisbol, pero ahora tengo un problema en el calcañar [parte posterior de la planta del pie], y estoy recuperándome. Ya estoy bien, pero sí, me hace falta ir de nuevo. Cuando salía yo, era a eso, a caminar ocho o diez vueltas, de cuatro o cinco kilómetros en una hora”.

Después de esos ejercicios, ha añadido, regresaba a Palacio Nacional a comer, “y ya en la tarde, a atender los asuntos”. El presidente ha relatado que este lunes se reunió con el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, y con los subsecretarios de Ingresos y de Egresos “para ver cómo vamos en el cierre del presupuesto”. El Gobierno ha enviado al Congreso un paquete presupuestario con una previsión de mayor endeudamiento interno para afrontar el déficit de las finanzas públicas, y para tener una billetera suficientemente holgada que le permita concluir las obras de infraestructura más importantes, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Corredor Interoceánico.

Luego, López Obrador encabezó una reunión con funcionarios del sector salud, como todos los lunes de cada dos semanas, y después recibió a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien ha tenido a su cargo la construcción de la refinería de Dos Bocas y que abandonará el puesto para contender por la gubernatura de Veracruz. Al término de la agenda oficial, el presidente se encontró con su familia. “Me fui con Beatriz [Gutiérrez, su esposa], con Jesús [su hijo menor], y llegó a visitarme Gonzalo [otro de sus hijos mayores]. Estuvimos ahí platicando. Y a dormir; se pone nada más el despertador, para no quedarse dormido, aunque ya el organismo está acostumbrado y ya se levanta uno”.

Traza el camino a Sheinbaum

Cuando asumió la presidencia, López Obrador estableció 100 compromisos de Gobierno. Cada año ha hecho un corte de caja sobre el avance de los proyectos, y este martes ha reconocido que no ha cumplido algunos de ellos. Uno está relacionado con el plan de “descentralizar” la Administración pública, que en la práctica consistía en mudar las oficinas de las dependencias a diversos Estados (prácticamente todas las instituciones están situadas en Ciudad de México). Otro compromiso inconcluso, ha advertido, es esclarecer la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, una de sus mayores promesas de justicia y cuyo incumplimiento le ha valido duras críticas de los familiares y de los organismos de derechos humanos.

Andrés Manuel López Obrador junto a Olga Sánchez Cordero, Alejandro Encinas y padres de los 43 de Ayotzinapa, en julio de 2020.
Andrés Manuel López Obrador junto a Olga Sánchez Cordero, Alejandro Encinas y padres de los 43 de Ayotzinapa, en julio de 2020.Cuartoscuro

Sin embargo, López Obrador ha señalado que sí ha tenido avances en proyectos que no estaban contemplados en los 100 originales. “Yo creo que hemos cumplido tres veces más, un día voy a hacer el ejercicio de lo que no estaba en los 100 compromisos”, ha dicho. Y ha enumerado cuáles son esos proyectos nuevos: la construcción de acueductos y presas; el establecimiento de nuevas reservas naturales; la ampliación de las playas de acceso público; la construcción de carreteras en Oaxaca, Jalisco y Nayarit. “Todo esto no estaba, y así muchísimas cosas, y las que vienen”, ha afirmado.

El mandatario ha agregado, como nuevo proyecto, que buscará un acuerdo con los concesionarios ferroviarios para relanzar los trenes de pasajeros (ahora solo se usan para transporte de carga). López Obrador ha esbozado que se trataría de trenes eléctricos, a fin de reducir el impacto ambiental, y que se ofrecerá a los concesionarios apoyo gubernamental para que ellos encabecen la transición. “Ese es un proyecto, ya no nos toca a nosotros más que dejarlo establecido, para que quien llegue tenga abierto ese camino”, ha dicho.

Con esta declaración, el mandatario ha dejado ver que le dejará la ruta trazada a quien le suceda en la presidencia, que él confía que sea Claudia Sheinbaum, abanderada del partido oficialista, Morena, y puntera en las encuestas de preferencias electorales. “[Debemos] pensar también hacia adelante, porque no es terminar y ya: no hay proyectos, y vuelve la parálisis en la industria de la construcción, y cómo se reactiva la economía, cómo se siguen generando empleos, cómo se garantiza el bienestar. Entonces, vamos a dejar esbozados proyectos, y además, expuestos a la gente, para que la misma gente sepa que hay esas posibilidades, esos proyectos que pueden realizarse en el futuro; son aportes, esto es para el mediano y largo plazo”, ha indicado.

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, y Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno
Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, durante una conferencia matutina de presidencia, en mayo de 2020.Rogelio Morales (Cuartoscuro)

López Obrador ha entregado a Sheinbaum el “bastón de mando” del movimiento izquierdista, en un gesto simbólico de cesión de poder carismático, y ha prometido que, una vez que concluya el sexenio, se retirará a su casa de descanso, en Chiapas, y desaparecerá de la vida pública. Muchos se preguntan si un dirigente que ha monopolizado la discusión por tantos años, y sin el que no se entendería la historia política reciente, realmente permanecerá en silencio en una cueva. Por lo pronto, ha mostrado que dejará ciertas guías, o amarras, según se vea, para que quien quiera seguir sus pasos no se aparte tanto de los planes del líder.

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Zedryk Raziel
Reportero de EL PAÍS México, especialista en la cobertura de asuntos políticos y de corrupción. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha sido colaborador en el diario Reforma y el portal Animal Político. Es coautor de ‘El caso Viuda Negra’ (Grijalbo, 2022).

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