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Un pueblo de Michoacán al borde del colapso por la ola de calor: tres días sin agua, gasolina ni electricidad

Huetamo y los municipios colindantes han tenido que vivir tres días sin suministro eléctrico y con temperaturas superiores a cuarenta grados

La subestación de la CFE en Huetamo en llamas
La subestación de la CFE en Huetamo (Michoacán) en llamas, el 17 de junio, en una imagen de redes sociales.
Daniel Alonso Viña

En el tercer municipio más caluroso de México han estado tres días sin aire acondicionado, muchos comercios han tenido que cerrar sus puertas y el hielo se ha convertido en un bien de lujo que solo compraban los que podían pagar 200 pesos por bloque. Huetamo de Nuñez, una región de 55.000 personas en la zona michoacana de Tierra Caliente, se recupera a marchas forzadas del incendio que ha dejado sin electricidad al municipio en medio de una ola de calor nacional que ha provocado la pérdida del ganado en los pueblos, la falta de agua para los cultivos y la muerte de al menos una decena de personas por el calor.

Todo empezó este sábado, cuando un incendio en la subestación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de Huetamo dejó inutilizado el sistema de suministro de energía, que es esencial para alimentar las casas y los negocios de este y otros dos municipios. Muchos han estado sin luz en sus casas y negocios desde el apagón, que ha coincidido con temperaturas de hasta 48 grados en uno de los municipios más calientes de México. “Pero la sensación era como de que era de más de 50″, cuenta por teléfono Martín Chavez, director del noticiero local.

Las consecuencias de la falta de electricidad se empezaron a sentir de inmediato. En uno de los asilos del pueblo, los ancianos, sin aire acondicionado, tuvieron que salir al exterior a tomar el aire. La imagen que han compartido los medios muestra a unos ancianos que han dejado sus sillas de ruedas para tumbarse tranquilamente en un colchón que habían dispuesto sobre el piso del patio. Al exterior del asilo, la situación no era mucho mejor. Paleterías, tiendas, restaurantes, tortillerías y gasolineras han tenido que cerrar por la falta de electricidad, con las consecuencias que eso supone para sus negocios. En casa, los vecinos no tienen cómo combatir el calor: el aire acondicionado no funciona, el refrigerador ha dejado de enfriar y ya no sale agua de muchos grifos porque los sistemas de bombeo no funcionan.

Durante varias horas del sábado, el pueblo quedó cubierto por la nube negra de los químicos que salían de la planta en llamas. Las autoridades acudieron lo más pronto posible al lugar del incendio en la planta eléctrica. Protección Civil trabajó hasta extinguir las llamas y al día siguiente, el domingo, el pueblo entero se levantó sin luz. “Había un sitio de tortillas abierto, pero había una fila larguísima”, cuenta Chávez. Eran los únicos que tenían electricidad propia. El hospital del pueblo estuvo a punto de colapsar. “Tienen su generador de luz, pero ya no se daban abasto. Casi no tenían agua, luz, ni camas”, asegura.

La electricidad ha vuelto poco a poco a Huetamo, la capital del municipio, pero todavía quedan muchos pueblos de alrededor que todavía están a oscuras, pese al trabajo que el personal de la CFE ha estado haciendo en la estación eléctrica desde el incendio. Pablo Varona Estrada, presidente de Huetamo, ha asegurado este martes, mientras se secaba con un pañuelo el sudor de la frente, que están trabajando en llevar electricidad para todos aquellos que dependían de la planta. Sobre todo porque, sin electricidad, estos pueblos quedan sin acceso al agua que llega hasta allí solo a través de los sistemas de bombeo.

“Se veía venir”, asegura Chávez, que critica que las instalaciones no recibían mantenimiento, aunque el sistema abastece de electricidad a los municipios de San Lucas, en Michoacán, y Zirandaro, en Guerrero. “La población ha ido aumentando con los años y las necesidades eléctricas también, pero la estación sigue igual, no le dan más voltaje. Antes del incendio había apagones de luz muy a menudo”, explica Chávez. La causa principal que se valora para explicar el incidente está en el sobrecalentamiento de los generadores de la subestación. El calor extremo de estos últimos días habría llevado a un consumo de electricidad por encima de las capacidades.

“Ya estamos esperando la lluvia”, pide Chávez, y como el piensa el resto de México, un país avasallado por las altas temperaturas fuera de temporada. La ola de calor severa ha provocado problemas en el abasto eléctrico en Nuevo León, que ha tenido cortes de luz, incendios y falta de agua en las últimas semanas. También se han registrado protestas por el desabasto de agua en Veracruz, Chihuahua y muchos otros Estados. La académica de la UNAM Graciela Raga, del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, aseguraba en una conferencia la semana pasada que “los eventos extremos de temperatura han ido aumentando en México”, y “sí tienen relación con el cambio climático”.

En el pequeño pueblo de Huetamo se han multiplicado los actos de solidaridad en medio de una situación tan complicada. Una diputada y un administrador de rentas del pueblo han entregado un generador de luz y suministros esenciales al Asilo Guadalupano. Ahora los ancianos ya no están tumbados en el piso, ahora comen y beben sentados en sillas. En la calle, la gente se presta electricidad para cargar el móvil y el ventilador portátil. “La electricidad ahora va y viene, así que cuando yo tengo le dejó a mi vecino, y cuando mi vecino tiene, le dejo yo”, dice Chávez.

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