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Giovana Jaspersen, nueva directora del Franz Mayer: “Los museos son espacios donde pensamos el futuro y no el pasado”

La restauradora coordina desde enero una de las colecciones privadas de arte decorativo más importante de México, que resguarda objetos milenarios de todo el mundo, pinturas de Rembrandt, Ruelas o Sorolla y 800 ediciones del ‘Quijote’

Giovana Jaspersen
Giovana Jaspersen, la nueva directora del Museo Franz Mayer, este viernes.AGGI GARDUÑO

Giovana Jaspersen cruza el umbral del Museo Franz Mayer y el caos de una de las capitales más bestiales de Latinoamérica se acalla. La restauradora ha dejado el Estado de Yucatán para mudarse —de nuevo— a Ciudad de México y dirigir la institución privada que soñó un coleccionista alemán, Franz Mayer, antes de morir. El museo creado hace 35 años conserva, sobre todo, arte decorativo de siete siglos: pinturas de Rembrandt, Ruelas o Sorolla, jarrones asiáticos, platería, biombos, azulejos, cigarreras, alrededor de 800 ediciones del Quijote, una primera edición del tratado de astrología más importante en inglés, atriles, baúles… “Creo que vincular estos acervos con el futuro es el gran camino”, dice Jaspersen (Guadalajara, 38 años) a EL PAÍS este viernes, pocos días después de asumir el nuevo cargo.

El edificio al que entra Jaspersen es una construcción virreinal que en su interior aún conserva la calma del hospital que fue. Las exposiciones están organizadas en torno a un claustro donde árboles centenarios filtran la luz de la mañana; en el centro, una fuente y sobre las paredes de las galerías, decenas de láminas publicitarias que se exponen en el marco de la Bienal del Cartel —la colección permanente del museo se complementa con exposiciones temporales de diseño y fotografía—. Jaspersen conoció los talleres de Conservación que están a metros de allí cuando era estudiante y ahora ocupa su propia oficina, pero aún prefiere recibir a las visitas fuera de su despacho, mostrar los talleres, sentarse en la biblioteca, ver a los visitantes que toman el sol mientras el museo se pone en marcha.

Pregunta. En Twitter, escribió que el Museo Franz Mayer fue el primer sitio en el que supo a qué se quería dedicar. ¿A qué se refirió?

Respuesta. En el primer semestre de la licenciatura nos trajeron a visitar el Franz Mayer, que en aquel momento era un hito en temas de conservación porque fue el primer museo que empezó a hacer cuestiones de lavado de aire. Con una ciudad tan contaminada como la que habitamos, era un gran hito. Recuerdo estar en la ciudad, tener muchísimo frío y sentir el guarecimiento que da el Franz, que te lleva tanto a la calma y que te da tanto abrigo en la ciudad. Recuerdo muy bien esa sensación y decir “Yo quiero trabajar aquí”. Cinco años después regresé e hice el último semestre de la licenciatura, una estancia en el taller de Conservación del museo. Fue el primer sitio donde descubrí que los museos eran un lugar para leer objetos. Por ejemplo, el Biombo de la Conquista es una pieza que puedes leer durante horas.

P. ¿Hubo algún otro lugar en el que se haya sentido así?

R. Después de eso, en muchos museos. En muchas ocasiones dejamos de lado la capacidad que tienen los espacios de darnos oportunidades distintas de las que están establecidas. Para mí los museos son espacios de mucha libertad contrario a lo que se piensa.

P. ¿Contrario a lo que se piensa?

R. En muchas ocasiones se piensa que los museos no son escenarios de libertad, [que son espacios] donde no puedes tocar, donde no puedes hacer ruido… Creo que en los últimos tiempos ha habido una transgresión que nos permite comprenderlos como espacios donde generamos vínculos, donde convivimos, donde pensamos el futuro y no el pasado. Esta revisión del ayer se trata siempre de la construcción del mañana. Eso es un ejercicio de libertad y de imaginación.

P. ¿Cómo piensa que debe ser un museo?

R. El diálogo, el encuentro y el guarecimiento siempre van a ser elementos constantes de los museos más allá de si estamos hablando de arte colonial, de arte contemporáneo, de artes decorativas, de diseño… Son elementos que las personas necesitamos en el cotidiano y que en muchas ocasiones no lo sabemos.

P. En 2021, renunció como secretaria de Cultura de Jalisco. ¿Qué le hizo aceptar este puesto?

R. El museo para mí es muy entrañable por mi historia personal. También es muy importante el modelo de gestión del Franz Mayer porque, contrario a otras instituciones culturales, tenemos certeza presupuestal; tenemos un esquema de colaboración que es muy sano en relación al Banco de México en tanto que fiduciario; es muy importante el rol de nuestro Patronato en tanto que el órgano de mayor autoridad en el museo; tenemos el mandato de Franz Mayer de que el museo sea para las personas y no para para los gobiernos; tenemos las posibilidades de trabajar con un equipo especializado; tenemos un patrimonio propio, los acervos son grandiosos. Para mí este esquema de gestión es un modelo hacia el que debemos apuntar en materia de cultura y arte.

P. ¿Qué desafíos le presenta el museo que empieza a dirigir?

R. El gran desafío tiene que ver con el futuro, con cómo logramos terminar de consolidar la vocación del museo en relación a la creatividad, la innovación, el diseño y la vinculación que esto tiene con nuestros acervos. Creo que tenemos un reto de comunicación importante también con respecto al resto de las colecciones que albergamos. Es decir, no se trata solo de la colección de Franz Mayer sino también las de Ruth Lechuga, Marguerite Rostan, Wolfgang Paalen y William Spratling. Ese es un reto compartido con otros museos: cómo generamos vínculos con las audiencias a partir de nuestra mayor riqueza, que son los acervos. Y a nivel modelo de gestión, el reto es lograr la sostenibilidad futura, como todas las instituciones culturales en nuestro tiempo, aprovechando las grandes fortalezas del Franz.

P. ¿Cómo están ahora las cuentas del museo?

R. Yo recibo un museo sano y con certezas presupuestales. Somos un museo cuya taquilla se convierte en el presupuesto del siguiente año. Eso tiene un carisma muy bello de responsabilidad compartida y nuestro reto ahí es que las personas sigan viniendo, que sigan eligiendo el Franz Mayer, que año con año esperen el World Press Photo, que esperemos la Bienal de Cartel, que encontremos siempre algo que hacer en el museo, que sepamos que el museo está cambiando y está vivo.

P. ¿Cómo consigue un museo que tiene, sobre todo, piezas de los siglos XVII, XVIII y XIX interpelar en el siglo XXI?

R. Cuando revisamos la historia de la humanidad nos damos cuenta de que, en realidad, nunca hemos sido tan contemporáneos. Hay temas que son de absoluta pertinencia el día de hoy. Ayer lo conversábamos en relación a uno de nuestros muebles: tenemos un mueble espectacular que, en las imágenes, muestra los oficios del arte textil y sabemos que temas como la autoría o el trabajo colectivo son totalmente pertinentes hoy. Poder, a través de una pieza, ver todos estos talentos [que están] detrás nos permite ver la historia de las personas y no únicamente un mueble, un objeto. Nos permite hacer reivindicaciones históricas, nuevas revisiones. Creo que vincular estos acervos con el con el futuro es el gran camino.

Jaspersen, en el claustro del museo, este viernes.
Jaspersen, en el claustro del museo, este viernes.AGGI GARDUÑO

P. ¿Qué es lo que más le fascina de la colección?

R. A título personal, por mi formación, la escultura policromada me parece... ¡Vaya! No tenemos una colección de escultura policromada más rica en México. Esto, si lo veo desde la parte técnica, creo que es sensacional. También me parece fascinante que tengamos un sitio en el que a través de los objetos podemos comprender la historia de las personas. Y que podamos tener un espacio como este en el Centro de la ciudad, una biblioteca como la que tenemos al alcance de las personas, que podamos estar trabajando con la colección de Quijotes más importante del América Latina…

P. El edificio es una pieza más de la colección.

R. El edificio genera un ámbito. A todos los que trabajamos aquí nos hace sentir muy orgullosos también, por ejemplo, que haya sido un hospital de mujeres, que haya tenido esta vinculación social tan fuerte desde lo más temprano de su historia.

P. ¿Se está hundiendo?

R. No el edificio, el Centro de Ciudad de México [ríe]. Nuestro edificio no está en peligro y en realidad se trabaja mucho año con año en cuestiones de conservación y mantenimiento. A lo largo de su historia se ha hecho una gran inversión y un trabajo constante para que sepamos que no ponemos en riesgo a las personas ni las colecciones ni el propio espacio.

P. Con su llegada, se anunció un “programa excepcional”. ¿Qué habrá en 2023?

R. La programación que hemos diseñado ha tenido que ver con la diversidad de audiencias que tenemos y con que estas audiencias tengan algo para visitar el museo, pero también para captar nuevas y poder entrar a la conversación de temas contemporáneos.

P. ¿Había audiencias desatendidas?

R. No. Estamos recuperando, después de la covid, los públicos, como todas las instituciones que reciben visitantes. Buscamos recuperar el estado en el que estuvo el Franz Mayer en algún momento y que estas audiencias encuentren nuevamente la agenda por la que venían.

P. La interrumpí, ¿cómo será entonces la programación?

R. Hay tres líneas que son muy importantes. Una tiene que ver con la presencia de mujeres en las salas a lo largo de todo el año. Comenzamos con Diseño en femenino. Después, tendremos a Carla Fernández con una exposición que nos permite ver la moda desde el derecho, la justicia, la sostenibilidad y la responsabilidad compartida con las comunidades. Tendremos también una exposición de arte textil de Marisol Centeno y cerraremos el año con los tapices de Lola Cueto. Tendremos también una sorpresa en relación a mujeres con World Press Photo. Eso nos lleva a la segunda línea, que tiene que ver con nuestras exposiciones internacionales. Además del World Press Photo, que es nuestro gran esperado del año, tenemos una exposición más de fotografía internacional [del fotorreportero Steve McCurry] y está programada una experiencia inmersiva. La tercera línea de proyectos es con nuestros propios acervos. Tenemos la inauguración de nuestra sala permanente de platería y una exposición en relación a la sostenibilidad.

P. ¿Cuál le gustaría que sea su impronta como directora?

R. La impronta de mi gestión tiene que ver con terminar de cerrar la vocación del Franz Mayer en relación a la innovación, la creatividad y el diseño a partir de un acervo como el que tenemos. Que todas las personas que visitamos el museo sepamos que sí tenemos una colección permanente que es espectacular y que nos habla de las personas en otros tiempos, pero que esto se vincula con el futuro.

P. Comentaba al principio la primera vez que visitó el museo. Ahora que vuelve, ¿siente que es el mismo?

R. Me encuentro con las mismas personas, que eso es importante para mí y para la certeza de los equipos. A nivel institución me da mucha tranquilidad encontrar nuestros acervos en las mismas condiciones de seguridad que han tenido antes. Es decir, que hayamos salido de una crisis, como la que fue la covid, y que no se haya puesto en riesgo, en ningún momento, la alta calidad que siempre ha tenido el Franz Mayer. Pero al mismo tiempo encontrar un museo que está dispuesto a hablar hacia el futuro, que se ha cuestionado cosas en este periodo y que ha replanteado la manera en la que se relaciona, es muy interesante.

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