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Germán Larrea se perfila como ‘el gallo’ de López Obrador para comprar Banamex

El presidente de México da su visto bueno al empresario multimillonario que detenta una red de negocios en la minería, el petróleo, los ferrocarriles y el séptimo arte

El empresario Germán Larrea
El empresario Germán Larrea en una foto de archivo.Susana Gonzalez (Bloomberg)
Karina Suárez

Al empresario mexicano Germán Larrea solo le falta un banco. El dueño de Grupo México está en la antesala para hacerse de Banamex, el cuarto banco por activos del país. A casi un año de que iniciaron las quinielas sobre la identidad del próximo jefe de una institución financiera, con más de 23 millones de clientes y 1.200 sucursales, la incógnita está a punto de despejarse. En el correr del tiempo, las opciones se han reducido a dos postores, el multimillonario Larrea y el director de Banca Mifel, Daniel Becker. La moneda aún está en el aire, sin embargo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ya ha dado un paso hacia adelante y este viernes ha dado el visto bueno para que el segundo hombre más rico del país asuma las riendas de Banamex. El mandatario afirmó que el llamado rey del cobre cumple con los requisitos que han sugerido a Citigroup desde Palacio Nacional: que sea capital mexicano, esté al corriente en el pago de sus impuestos, se comprometa a no despedir a los trabajadores y garantice que el patrimonio cultural de la institución financiera se queda en el territorio.

El gesto de López Obrador no deja de ser polémico si se toma en cuenta la serie de desencuentros que han protagonizado desde hace años. Larrea fue uno de los empresarios que en las elecciones de 2018 llamó a no votar por el entonces candidato de Morena. En respuesta, una vez en el poder, el mandatario ha recordado frecuentemente los escándalos de Grupo México: desde la tragedia en Pasta de Conchos —en la que murieron 65 mineros— en 2006, hasta el derrame fatal de una mina en Cananea, Sonora, en 2014. Las deferencias entre el empresario minero y López Obrador han sumado un nuevo capítulo en los tribunales hace unas semanas debido a la terminación anticipada de un contrato para construir un tramo de la obra cumbre de esta Administración, el Tren Maya.

A pesar de estas desavenencias, los más recientes comentarios de López Obrador sobre Larrea hacen suponer que el empresario minero es ‘su gallo’, su postor ganador en la puja por Banamex, un activo cuya valía asciende a más de 10.000 millones de dólares, de acuerdo con analistas. “Al final de cuentas, el presidente es un ser muy político, López Obrador sabe que Larrea es de los candidatos fuertes [por el banco] y no puedes estar hablando mal porque al final de cuentas va a quedar mal parado” comenta Benjamín Álvarez, analista de CI Banco, respecto a este cambio de timón en la narrativa del Ejecutivo sobre Grupo México. De acuerdo con los cálculos del Gobierno federal, la transacción implicará un pago de entre 8.000 y 10.000 millones de pesos en impuestos.

La posibilidad de convertirse en el próximo dueño de Banamex ha atraído los reflectores al empresario de 69 años que, paradójicamente, siempre ha rehuido de ellos. A diferencia de otros hombres de negocios que han hecho de su identidad una extensión de sus marcas, Larrea ha optado siempre por la discreción. Un bajo perfil que choca con una fortuna multimillonaria que ya rebasa los 24.800 millones de dólares, según el índice de multimillonarios de Bloomberg, recursos que lo posicionan en el segundo escaño de fortunas en México, solo detrás del magnate Carlos Slim. La riqueza de Larrea descansa en un vasto portafolio de proyectos que incluyen minas de cobre, plataformas petroleras, ferrocarriles y hasta salas de cine.

Heredero del negocio minero, Larrea asumió la batuta del emporio familiar de manos de su padre, Jorge Larrea, a finales de la década de los noventa. Aunque la empresa había operaba desde mediados del siglo XX, su despunte ocurrió justo en esta época, en sintonía con la ola de privatizaciones que apuntaló el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari. En esos años, el grupo compró la histórica mina Compañía Minera de Cananea (hoy Buenavista del Cobre) en el Estado de Sonora y se listaron en la Bolsa Mexicana de Valores. Hoy en día, además de un puñado de yacimientos en México, tienen proyectos en EE UU, Perú y España.

El auge en la extracción de metales permitió al grupo consolidarse en otros frentes. Así creció el negocio de transportes ferroviarios y las plataformas petroleras, donde la paraestatal, Petróleos Mexicanos (Pemex), se convirtió en uno de sus clientes predilectos. Finalmente, en 2008 la cereza del pastel se alcanzó con la adquisición de Cinemex. En una década, la fortuna del empresario minero se multiplicó, si en 2008, la revista Forbes estimaba su fortuna en 7.300 millones de dólares, en 2018 su riqueza ya rebasaba los 17.300 millones de dólares.

Aunque las cifras de Grupo México han ido año con año en ascenso, su historia no ha estado exenta de polémicas. Ente los episodios más controversiales, sobresalen la tragedia en la mina Pasta de Conchos, en Coahuila, en 2016, cuando una explosión enterró bajo tierra a 65 mineros de la compañía, así como el desastre ecológico con el derrame de desechos tóxicos en el río Bacanuchi (Sonora), en 2014. Estas tragedias, así como los continuos señalamientos por parte de organizaciones medioambientales y ejidales por la explotación del subsuelo, no han conseguido hacer tambalear al consorcio empresarial.

Con una fortuna de casi 25.000 millones de dólares, el dinero es el menor de los problemas para Larrea en esta puja. El empresario, del cual se conocen escasos detalles fuera del entorno de negocios como que es aficionado de las carreras de caballos, puede presumir de ser uno de los contados perfiles que pueden hacer frente a un paquete tan ambicioso como el que ha puesto a la venta Citigroup: la banca minorista de Banamex, su administradora de fondos para el retiro, seguros y un patrimonio cultural e histórico de más de un siglo. Todo, por una valía estimada de unos 10.000 millones de dólares.

En su caso, el mayor desafío, de ganar la puja, recaerá en su falta de experiencia del sistema financiero, una cualidad que sí detenta su contendiente, Becker. Sin embargo, Benjamín Álvarez, gerente de análisis bursátil de CI Banco, matiza que este no será un factor decisivo para Citigroup: “Los empresarios de este calibre suelen asesorarse por los mejores, no es una limitante”, hace hincapié el analista.

La compra de Banamex supondrá una rearquitectura radical del sector financiero y una de las transacciones más importantes de la historia económica de México. A la expectativa de la decisión final de Citigroup, los banqueros que ya operan en el país pronto sabrán si deberán felicitar a un rostro conocido o, por el contrario, tendrán que hacer hueco para un nuevo jugador, un empresario minero discreto, amante de los caballos pura sangre, el segundo hombre más rico de México.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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