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Carlos Heredia, del CIDE: “Álvarez-Buylla ha desmantelado el sistema de ciencia y tecnología de México”

El economista y profesor reclama a la titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología “la sustracción de recursos” y el entorpecimiento de la operación de los centros de estudio

Carlos Heredia Zubieta
Carlos Heredia Zubieta, economista y académico mexicano del CIDE, a las afueras del museo de Memoria y Tolerancia, en Ciudad de México, el 15 de agosto de 2022.Mónica González Islas
Georgina Zerega

La ciencia en México ha sufrido en los últimos tres años un importante retroceso. Así lo creen una serie de académicos y científicos que se han vuelto la voz de la oposición a la directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez Buylla. Uno de quienes mantiene esa postura es el economista Carlos Heredia Zubieta (Tampico, 66 años). Profesor asociado en la División de Estudios Internacionales del prestigioso Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Heredia sostiene que la actual Administración ha desmantelado el sistema de ciencia y tecnología a través de “la sustracción de recursos” y el entorpecimiento de la operación de la treintena de centros que nuclean al organismo nacional. El especialista teme además que el nuevo proyecto de ley impulsado por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador traiga una “centralización extrema de las decisiones” en la actual titular del Consejo.

Pregunta. Álvarez-Buylla reconoció que unos 24.853 millones de pesos que eran de Conacyt fueron destinados a los proyectos prioritarios del Gobierno de López Obrador. ¿Qué significa esto?

Respuesta. Me parece que deja en claro tres cosas. Lo primero es que el Gobierno armó un discurso en contra de que los centros públicos de investigación usáramos fideicomisos porque decía que había corrupción. Hoy nos damos cuenta de que lo que querían era usar los recursos para los proyectos prioritarios del Gobierno. Ni siquiera para ciencia. En segundo lugar, condenan la figura del fideicomiso y dicen que van a desaparecer, pero vemos que las Fuerzas Armadas, Defensa, Marina, Hacienda, han generado nuevos fideicomisos. Entonces su condena se ve en una contradicción. Y tercero, en el caso del fideicomiso del CIDE, se trataba de dinero de donativos de entidades privadas, de gobiernos estatales o municipales, de fundaciones internacionales, de embajadas. Era dinero que habíamos conseguido los profesores e investigadores y que respondía a compromisos institucionales, a convenios firmados.

P. ¿Y cómo deja eso parado al CIDE?

R. Además de incurrir en una en una serie de incumplimientos de compromisos firmados, lo que ha ocurrido es que incluso si el CIDE, con nuevas reglas de operación, regresa a trabajar con fundaciones del exterior o con fundaciones privadas mexicanas, hay una tarea previa que es cumplir con los compromisos anteriores. Las actuales autoridades nada dicen sobre si Hacienda va a liberar recursos para cumplir con los compromisos y hacer los pagos que quedaron pendientes. Parecería, en retrospectiva, que todo fue una decisión política que se quiso presentar como un proceso en contra de la corrupción y no hubo deslinde de responsabilidades. Simplemente se tiró la sombra de duda sobre todos los fideicomisos. Y eso no abona a la transparencia, ni a la rendición de cuentas.

P. ¿Y qué implica para la ciencia perder esos millones de pesos?

R. En la comparecencia de la titular de Conacyt, ella mencionó que 10.000 proyectos se quedaron en el camino. En la retórica inicial lo atribuyeron a que eran proyectos bajo sospecha. En los hechos, sabemos que no hubo un escrutinio cuidadoso de cada proyecto. Dijeron: “Nos podemos deshacer de esos proyectos, vamos a ponerle otra etiqueta, con prejuicio, no como un hallazgo, no como resultado de una auditoría, ni como resultado de un escrutinio a fondo. Pongámosle la etiqueta de proyectos insolventes”. Ni uno solo de los proyectos del CIDE era insolvente. Ni uno.

P. Cuando se eliminaron los fideicomisos, científicos relataron a este periódico que los proyectos se podían caer porque esa herramienta les daba la posibilidad de manejar recursos todo el año, y no solo durante el año fiscal, que es cuando se liberan los fondos públicos. ¿Cómo ha funcionado eso después de la eliminación de los fideicomisos?

R. Es que no se puede manejar la operación cotidiana sin presupuestos multianuales. Cualquiera que ha trabajado en una institución académica lo sabe. El ejercicio fiscal no son realmente 12 meses. Los meses en que tú puedes operar a plenitud van de marzo a septiembre. Y ahí tienes que parar. Y el que te financió el proyecto dice: “Oye, pero cómo vas a cortar en medio del proyecto”. El número de nuevos proyectos con entidades estatales, municipales, fundaciones privadas después de la extinción del fideicomiso es igual a cero. O sea, no solo se quedaron truncos 10.000 proyectos, sino que no hemos podido iniciar ninguno nuevo.

Carlos Heredia durante la entrevista con EL PAÍS.
Carlos Heredia durante la entrevista con EL PAÍS.Mónica González Islas

P. ¿Cómo cree que ha sido la gestión de Álvarez-Buylla al frente de Conacyt?

R. Hay muchos colegas que han descrito mejor que yo cómo la gestión del actual titular de Conacyt ha desmantelado el sistema de ciencia y tecnología del país. Lo ha desmantelado por la vía de la sustracción de recursos. Y lo ha desmantelado porque ha entorpecido la operación misma de los centros, porque su propuesta de nueva Ley de Ciencia y Tecnología significa la centralización extrema de las decisiones en su persona. Para florecer, la ciencia necesita un ecosistema en donde la generación de conocimiento no dependa de las decisiones de una persona, sino del trabajo coordinado entre muchos actores. La gestión de Álvarez-Buylla estuvo mucho más marcada por satisfacer lo que ella piensa que su jefe quiere que por impulsar la generación de conocimiento. Ha sido una gestión marcada por complacer políticamente al titular del Ejecutivo.

P. ¿Y la gestión de este Gobierno en Educación?

R. De nuevo, como en otros ámbitos, ha estado marcada por propósitos políticos. Estamos hoy en una severa crisis educativa porque la pandemia agudizó la brecha que ya existía entre aquellos niños, jóvenes y estudiantes que tienen acceso a internet y quienes no. Profundizó las desigualdades preexistentes. Cuando dejamos de hacer las pruebas PISA para compararnos con otros países en matemáticas, en comprensión de lectura, en ciencias básicas, ya estábamos bastante rezagados. Pues ahora nos preguntamos cuál será el efecto permanente y creo que la política educativa que ha habido hasta hoy no ha sido concebida como una política pública para igualdad de oportunidades, para impulsar la movilidad social. Por lo tanto, el resultado es un retroceso estructural.

P. Cuando reorganizaron el presupuesto para ciencia, este Gobierno dijo que el dinero se iba a canalizar para lo que ellos llamaron áreas estratégicas. ¿Cómo ha funcionado esto?

R. Pues nos dieron a entender que las ciencias sociales no estaban entre las áreas prioritarias. No sé cómo ha evolucionado en otras áreas y me resulta un misterio cuáles son esas áreas prioritarias porque no veo florecer a ninguna, no veo un impulso para apoyar a ninguna.

P. Muchos científicos aseguraron que esta política hacia la educación y la ciencia iban a llevar a una fuga de cerebros, ¿cree que se ha dado este fenómeno?

R. Yo creo en la circularidad. Es decir, qué bueno que los médicos y científicos de la salud estén en contacto con el programa de la Universidad de Stanford para estudiar la pandemia a fondo. Eso es sensacional. Pero sí veo que todo lo que está pasando en ciencia y tecnología desincentiva a los investigadores jóvenes a quedarse en este país y los orilla a buscar otros horizontes. Hay un número creciente de investigadores que se están yendo y se están quedando afuera.

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Sobre la firma

Georgina Zerega
Es reportera en la redacción de México y cubre actualmente la cartera de política. También colabora en la cobertura de Argentina, de donde es originariamente. Antes de entrar al periódico, trabajó en radio y televisión en su país natal.

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