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‘El caso Viuda Negra’: el asesinato que pone al descubierto una de las mayores redes de lavado de dinero en México

El homicidio de Isaac Gamboa Lozano, colaborador de Luis Videgaray en la Administración de Peña Nieto, esconde una enorme red de empresas fantasma para blanquear unos 5.800 millones de pesos

Zedryk Raziel, Manu Ureste y Arturo Ángel autores del libro 'El caso Viuda Negra'.
Zedryk Raziel, Manu Ureste y Arturo Ángel autores del libro 'El caso Viuda Negra'.Mónica González Islas
Anna Lagos

El caso Viuda Negra, una rigurosa investigación periodística narrada a modo de thriller policiaco y publicada por Grijalbo, dedica sus páginas a explorar los secretos detrás del asesinato de Isaac Gamboa Lozano, colaborador cercano de Luis Videgaray en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ocurrido apenas en mayo de 2020. Detrás del homicidio se esconde una trama política mucho más compleja que conecta con la operación Safiro, uno de los casos de corrupción más relevantes del sexenio de Enrique Peña Nieto: una enorme red de empresas fantasma con la que se lavaron alrededor de 5.800 millones de pesos, dinero que, en parte, fue a parar a los bolsillos del propio Gamboa y de su esposa, Bethzabee Brito. La otra, a financiar campañas políticas del PRI.

El testimonio de Jazmín, una mujer que presuntamente participó en el operativo, señala como instigadora de la masacre a Brito, para poder huir con su amante. La Fiscalía de Morelos sostiene la misma hipótesis: Bethzabee Brito ideó el asesinato junto a su amante, escolta de Gamboa. Pero, tanto la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) como la Procuraduría Fiscal de la Federación tendrían otra hipótesis: suponiendo que Gamboa no era la cabeza de esta red, pudieron haber sido otras personas quienes ordenaron la masacre y también quienes fabricaron la teoría del asesinato pasional. ¿Quién ordenó la muerte de Isaac Gamboa Lozano, funcionario clave de la Secretaría de Hacienda durante el Gobierno de Peña Nieto? ¿A quién le convenía tanto su silencio? ¿Se trató de un crimen pasional o de uno político?

Manu Ureste, Zedryk Raziel y Arturo Ángel, autores del libro 'El caso Viuda Negra'
Ángel, Raziel y Ureste, reporteros de investigación de Animal Político relatan el multihomicidio en que asesinaron a Gamboa.Mónica González Islas

“— ¡Al piso! ¡Tírense todos al piso!, ordenó uno de los agresores tan pronto accedieron a la casa. Cuatro hombres entraron al fraccionamiento a plena luz del día. No forzaron cerraduras ni amenazaron a nadie. Solo entraron. Sacaron pistolas. Y empezaron a matar. El primero en caer fue Isaac Gamboa Lozano”. Así comienza el libro escrito por los periodistas Zedryk Raziel, Manu Ureste y Arturo Ángel, con prólogo de Gabriela Warkentin, quien afirma que la investigación es “mucho más que el recuento de asesinatos, relaciones (des) amorosas, complicidades, corruptelas, injusticias e impunidades; es una radiografía que, desde lo local, exhibe la podredumbre de un sistema que se protege y reproduce, que hace todo para no morir. Incluido matar”.

El asesinato de Gamboa es la punta del iceberg de El caso Viuda negra, un nuevo relato periodístico sobre cómo se teje la corrupción en México; una nueva investigación que explica la podredumbre de un sistema perfectamente engranado y cuidadosamente protegido por la impunidad. “Unos sujetos armados ingresan a una residencia cerca de Cuernavaca, en un barrio acomodado y, a plena luz de día, como si trajeran una lista de supermercado, seleccionan qué personas asesinar. Eligen a cinco de ellas; iban directo contra Isaac Gamboa y se siguen contra sus dos hermanos; a todos los asesinan ahí y se van. A sangre fría; con una frialdad tremenda”, explica Arturo Ángel, uno de los autores del libro en entrevista con EL PAÍS. “Si bien el cargo público de Isaac Gamboa era de bajo perfil, su importancia era fundamental. Su firma valía cientos de millones. Era un personaje clave en un entramado de desvíos de recursos públicos; su nombre ya había salido en investigaciones periodísticas que documentaban la Operación Safiro donde, a través de dinero de Hacienda, bajaba dinero a Estados gobernados por el PRI, bajo un fondo a cargo de Gamboa, y ese dinero se desviaba a empresas fantasmas, para variar, con fines electorales”, explica el jefe de información de Animal Político. En la llamada Operación Safiro se desviaron fondos públicos de Chihuahua, Sonora, Colima, Durango, Estado de México, Morelos y de Milpa Alta, en la Ciudad de México, para el financiamiento de campañas electorales priistas. En la trama se utilizaron 12 empresas fantasma que estaban ‘blindadas’ por el Servicio de Administración Tributaria (SAT). Estos siete Estados desviaron 650 millones de pesos.

Zedryk Raziel, Manu Ureste y Arturo Ángel tomaron prestado para su libro el nombre de la investigación que Santiago Nieto usó durante su gestión en la Unidad de Inteligencia Financiera: Viuda Negra. En ella, Bethzabee Brito aparece al centro de una telaraña dedicada a extraer recursos públicos en cantidades exorbitantes; mientras su marido, Isaac Gamboa, como director de la Unidad de Política y Control Presupuestario de la Secretaría de Hacienda, se encargaba de falsear convenios, inventar contratos y extorsionar autoridades para exprimir recursos. Ambos personajes, comprueban los reporteros, eran ricos. “En esta investigación documentamos sus múltiples propiedades; algunas en barrios exclusivos. La pareja tenía 18 casas, una riqueza que no corresponde al perfil de un funcionario público. Nosotros logramos probar que hay un enorme patrimonio”, explica Arturo Ángel. “Empezamos investigando tres empresas que enviaban dinero no solo a Gamboa, sino a su esposa. Además, había operaciones inmobiliarias. Ahí se desprenden las alertas: hay algo más que un multihomicidio. Empezamos creyendo que eran 60 millones de pesos desviados y llegamos a encontrar más de 5.800 millones. Una enorme red de lavado de dinero. Investigamos las empresas, decenas de ellas, y fuimos a buscarlas. Eran prestanombres que vivían en una unidad habitacional de Tlalnepantla, que claramente no tenían el perfil socioeconómico de una empresa que mueve miles de millones de pesos”, explica Manu Ureste en entrevista con este diario.

El caso Viuda Negra
Portada del libro Caso Viuda NegraMónica González Islas

La investigación, que les tomó más de un año, decenas de solicitudes de transparencia, viajes a Chihuahua, Morelos y más de 40.000 pesos en solicitudes al registro público de la propiedad, inició con una memoria USB que alguien de la Secretaría de Hacienda por descuido o intencionalmente entregó a un colaborador de Animal Político. “No sabemos si había un ángel de la guarda en la Secretaría de Hacienda. El entonces jefe de información nos contó que fue a una reunión a las oficinas de la dependencia. Querían compartirle unos archivos y no llevaba una USB. Agarran una, sin que aparentemente supieran su contenido, se la pasan y cuando él llega a su computadora se da cuenta de que en la memoria hay documentos de casos en curso, uno de ellos era el caso Viuda Negra”, cuenta Zedryk Raziel a EL PAÍS. Daniel Moreno, director del medio mexicano, les dijo: “Este caso tiene muchísimo potencial”. “Él vio el germen de una gran historia. Vio todos los ingredientes del libro: un asesinato, la corrupción, las complicidades...”, dice Raziel. En México se sabe que el PRI desvía dinero. No es ningún secreto. La Operación Safiro vino a documentar cómo operaba la maquinaria de corrupción y le puso cifras a la idea que convive desde hace años entre los ciudadanos mexicanos. El caso Viuda Negra habla de la magnitud de ese mecanismo que cobró dimensiones obscenas en el sexenio de Enrique Peña Nieto, donde uno de los protagonistas, además del propio presidente, es Luis Videgaray, licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y doctor en Economía por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). El exfuncionario abandonó su cargo como profesor la universidad de Massachussets y se fue a Israel, luego de que, en junio de 2021, el Gobierno mexicano lo inhabilitara por 10 años. “A Luis Videgaray se le ha señalado, a lo largo de este sexenio, como la persona que movía los hilos y ordenaba las entregas de dinero. El propio director de Pemex lo ha señalado varias veces. En su momento, la Fiscalía intentó acusarlo ante un juez de desvíos y hasta de traición a la patria. Tanto en el tema de Odebrecht como el de la Estafa Maestra, como en los desvíos de Veracruz, siempre ha salido el nombre de Videragay. Parece difícil de creer que este cúmulo de irregularidades ocurrieran sin que él tuviera conocimiento. Tendríamos que creer que era una persona extremadamente incompetente o que no sabía lo que sucedía y pecó de negligencia criminal. El asesinato de un colaborador tan cercano, más allá de quién lo haya matado y por qué, hace que se pierda una ficha clave en el entramado. Un testigo colaborador fundamental. Pero, se puede seguir investigando: su esposa y su familia pueden aportar información muy valiosa al caso”, dice Arturo Ángel.

Gracias al periodismo, cada vez conocemos mejor la red de corrupción que encabezaba Peña Nieto. Investigaciones como la Casa Blanca — caso recientemente archivado por la justicia mexicana: los exfuncionarios acusados de extraviar el expediente de la mansión del expresidente y su exesposa deberán disculparse por la negligencia y hacer obras de servicio social —, La Estafa Maestra, Odebrecht, la Operación Safiro y ahora El caso Viuda Negra muestran, con cada vez más detalle, el monumental desfalco. “El periodismo ha hecho su parte, pero parece no haber tanta correspondencia de la autoridad. Hay que seguir investigando el caso del homicidio”, denuncian los autores.

Por lo pronto, la llamada Viuda Negra, sobrenombre que le han dado a la señora Bethzabee Brito Álvarez, sigue en prisión. Pasó de una cárcel local a un penal federal. Pero hay otros viudos negros en el poder y lo más honesto es dejar la pregunta abierta de quién es la viuda negra. Hay más de uno interesado en el silencio total de Isaac Gamboa y su familia.

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Anna Lagos
Jefa de redes sociales de EL PAÍS América y EL PAÍS México. Está especializada en temas de cultura y sociedad; interesada en la arqueología mexicana. Antes trabajó en Reforma, Terra, ElEconomista.es y Entrepreneur. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación y Máster en Mercadotecnia y Publicidad por la Universidad Iberoamericana.

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