Alejandro Moreno: “El PRI no puede decir que no a todo”
El presidente del histórico partido mexicano, más desplazado del poder que nunca, anticipa que el voto a favor de las reformas del Gobierno deberá ser consensuado por toda la oposición, pero no descarta el apoyo del PRI en solitario
Al fondo de la sala de reuniones hay un mural. Está el campesino y el obrero. También una familia y un médico. Militantes con banderas, autopistas y molinos de viento. En el centro pone “revolucionarios” escrito en mayúsculas rojas. Es el lema del PRI de Alejandro Moreno (Campeche, 46 años), que también aparece en el mural. Cuando llegó a la presidencia, en 2019, lanzó la nueva consigna para apelar al núcleo duro del histórico partido mexicano y a la vez apartarse un poco de las siglas clásicas tras el reguero de casos de corrupción asociado al Gobierno de Enrique Peña Nieto.
A la debacle electoral de 2018 —perdieron casi 10 millones de votos— se sumó la desbandada de cuadros hacia Morena y la derrota en ocho estados el año pasado. Más desplazado del poder que nunca, Moreno también es el responsable de la insólita alianza con el PAN, su máximo antagonista, con quién volverá a presentarse a las elecciones estatales de junio. Desde el cuartel general del partido, con el mural de “revolucionarios” a la espalda, Moreno defiende la nueva normalidad del PRI y, sobre todo, la fuerza que le otorga su papel bisagra en el parlamento: “Sin nuestros votos, el Gobierno no puede pasar ninguna reforma constitucional”.
Pregunta. ¿Cómo encara el partido las elecciones de junio?
Respuesta. De las seis entidades, de las que en cuatro vamos coalición, es marcado que vamos arriba en cuatro y en una hay alta competencia. En las otras dos el desafío es mayor. Cada partido político está trabajando en lo suyo mientras el Gobierno federal no da una. Morena es una tragedia y una desgracia para este país.
P. En noviembre, el presidente de Morena dijo que iban a “a desaparecer al PRI” al arrebatarles los cuatro Estados donde aún gobiernan.
R. Nosotros tenemos un diálogo institucional con el Gobierno. Creo que Morena dista mucho de comportarse como un partido a la altura de las circunstancias de México. Su dirigente nacional es muy menor, muy rupestre. Ellos pueden decir que ganan las elecciones y que están muy fuertes. Pero sin los votos nuestros no pueden pasar ninguna reforma constitucional.
P. ¿En qué punto está ahora precisamente la negociación de la reforma eléctrica?
R. El PRI siempre estará al lado de la defensa del medio ambiente, el impulso de las energías limpias, el respaldo a la Agenda 2030, el cambio climático, que haya mejores tarifas, que haya competencia, que se genere empleo y certeza en la inversión, que se garantice la responsabilidad que tiene México con empresas internacionales. Si se atienden a esos temas, nosotros siempre estaremos para abonar y para construir. A día de hoy hay discusión, pero no hay una propuesta sólida del Gobierno en la mesa. Cuando la haya, la vamos a discutir y la vamos a analizar. Y cualquier reforma será después de las elecciones.
P. ¿Están negociando en bloque con el PAN?
R. Estamos trabajando en fortalecer la coalición legislativa. La única forma de que transite es que haya un acuerdo con PAN, PRI y PRD, que estuviéramos de acuerdo todos. La iniciativa del año pasado tendrá que tener modificaciones.
P. Entonces, descarta que el PRI pueda votar solo a favor y no lo haga el PAN.
R. Depende de cuáles son las modificaciones que quiere presentar ahí. A lo mejor el PAN puede decir no sistemáticamente a todo. Si hay cosas que se puedan presentar en una reforma que garantice todo lo que te dije, el PRI está dispuesto.
P. ¿No es un poco contradictorio estar dispuesto a cambiar, apenas nueve años después, una de las reformas estrella del PRI de Peña Nieto?
R. A mí me tocó como legislador votar la reforma en el 2013. Pero toda ley es perfectible y mejorable. Entonces no podemos decir que no a todo. Lo que nosotros queremos es que haya información técnica, discusión, que estuvieran los empresarios, la academia, todos. Esto es lo que conseguimos con los parlamentos abiertos.
P. ¿No teme el coste electoral de mantener a la vez un discurso fuerte de oposición a Morena y luego apoyarles en la Cámara? El PRI ya ha votado, por ejemplo, a favor de la Guardia Nacional.
R. Yo me hago responsable del partido a partir agosto del 2019 hasta que llegamos aquí. Pero nosotros no somos un no sistemático a todo. El PRI no es una oposición recalcitrante, contestataria, que a todo dice no. La gente está harta de la polarización. Nosotros somos una oposición institucional, aunque no compartimos la visión que tiene el Gobierno.
P. Tras perder ocho gubernaturas y la insólita alianza con el PAN, ¿considera que el PRI atraviesa el momento más delicado de su historia?
R. Te diría que no es un momento fácil. Pero cuando llegamos en el 2019, que acabábamos de perder la presidencia, llegamos a tener un dígito en las encuestas públicas. Hoy el PRI es un partido que está entre los 18 y 20 puntos, igual que el PAN. La coalición con PAN y PRD está casi prácticamente en 40 puntos. Es una coalición que puede competir y ganar la presidencia, las gubernaturas. Somos un partido que está creciendo. Pasamos del 16% en votos al 18% en 2021. Esa es la realidad, aunque a muchos no les gusta reconocerlo.
P. ¿Fuera o dentro del partido?
R. Fuera y dentro. Mira, nosotros somos un partido que nació en el poder y que está diseñado para gobernar. Y, obviamente, al no tener presidente de la República, ese eje ya no lo tenemos. Entonces tenemos que aprender a organizarnos. Yo soy el primer presidente del PRI que gana por primera vez su elección en una consulta abierta. Saqué cerca de dos millones de votos, gané en las 32 entidades federativas. Eso me da fortaleza y certeza, pero tenemos grandes retos y desafíos por delante. Pero, que quede claro, sin nosotros, el Gobierno de la República no puede transitar ninguna reforma.
P. En la última asamblea nacional se declararon como socialdemócratas. ¿Una nueva identidad apartada de la época de Peña Nieto y los casos de corrupción?
R. Nosotros reconocemos nuestros errores, pero quienes fallan son las personas, no las instituciones. Quienes faltan a la ley y cometen actos de corrupción tienen nombre y apellido. Hay que reconocer los errores, pero el PRI es un partido de centro-izquierda progresista. Nos acusaron durante la pasada Administración de ser un gobierno de derecha. Decían que andábamos perdidos ideológicamente. Nosotros remarcamos que nos insertamos en la socialdemocracia porque así lo creemos, porque así lo decidió la mayoría de nuestra militancia priista.
P. ¿Con ese giro hay una intención también de tomar distancia con el campo ideológico y simbólico de Morena?
R. Ellos están buscando agarrar clientes de la política electoral a través de los programas sociales. No se compite con eso ideológicamente. No puedes competir con los recursos, con un descaro, con los funcionarios haciendo campaña. Es algo lamentable para el país.
P. ¿Le preocupa el trasvase que está habiendo, ya no de base electoral, sino de cuadros del PRI a Morena? Cuatro candidatos de Morena a esas elecciones son expriistas.
R. Lo mejor del PRI está en el PRI. A todos los que invitaron pareciera más un premio o un reconocimiento a lo que hicieron. En los Estados que perdió el PRI, se entregaron las gubernaturas. A los que perdieron son a los que invitaron al servicio diplomático. No nos perjudica lo más mínimo.
P. ¿No le preocupa que Morena termine por engullir al PRI?
R. Ellos están sobre los priistas y sobre todos. Están sobre figuras, pero nosotros estamos con la gente y la gente los está abandonando todos los días. Quieren hablar de candidatos en lugar de estar resolviendo los temas del país.
P. Si a cualquiera le dicen hace cuatro años que el PRI iba a pasar una coalición con el PAN, le parecería imposible de creer.
R. Fue una decisión extraordinaria.
P. Ese pragmatismo también es el PRI, ¿no?
R. Vivíamos una situación extraordinaria, pero el objetivo de un partido político es ganar elecciones, ganar el poder para servir a la gente y ganarse su confianza. Estaba claro que con las mediciones en el 2021 por sí solo, cada partido político no era competitivo por separado. Pero la coalición era potente. Tan potente que nos dio no solo un avance importante a cada partidos, sino que impedimos que Morena tuviera mayoría calificada en el Congreso. Tuvimos que hacer a un lado los temas ideológicos porque el objetivo era de competencia electoral.
P. El año pasado hubo fuertes altercados entre militantes a las puertas de esta sede. Incluso hubo un herido de bala. ¿Siente cuestionado su liderazgo dentro del partido?
R. Tengo total apertura a que en el partido se escuche a todos, pero al final del día se construyen mayorías. Entonces, estos que hicieron eso aquí eran unos delincuentes, unos bárbaros. Pero lo bueno es que ya están en su procedimiento y la Comisión de Justicia habrá de tomar su decisión.
P. Antes los trapos sucios del PRI siempre se lavaban en casa. ¿No es otra señal de decadencia?
R. México cambió, la correlación de fuerzas cambió. Pero hoy tenemos la oportunidad de impulsar un partido. En la pasada legislatura teníamos 10 jóvenes menores de 40 años en la Cámara. Hoy tenemos 25 jóvenes. El secretario técnico del Consejo Político Nacional, que es una función importantísima en el PRI, tiene 31 años.
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