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Líderes progresistas de Iberoamérica llaman en México a profundizar la lucha contra la desigualdad tras la pandemia

El encuentro del Grupo de Puebla reúne a mandatarios y expresidentes para debatir un modelo de desarrollo alternativo al neoliberalismo en la región. El canciller Ebrard apela a la lucha contra la corrupción

Francesco Manetto
El canciller Marcelo Ebrard junto a José Luis Rodríguez Zapatero y Dilma Rousseff, este martes en el encuentro del Grupo de Puebla
El canciller Marcelo Ebrard junto a José Luis Rodríguez Zapatero y Dilma Rousseff, este martes en el encuentro del Grupo de Puebla.Cortesía Cancillería MX

Si la lucha contra la desigualdad es el objetivo prioritario, el camino pasa por apuntalar un modelo alternativo al neoliberalismo y a la propagación de propuestas de ultraderecha en América Latina. Es la premisa que esta semana reúne en México a más de 150 dirigentes progresistas iberoamericanos en el encuentro del Grupo de Puebla, entre ellos varios los mandatarios argentino y boliviano, ministros y expresidentes como el español José Luis Rodríguez Zapatero, el colombiano Ernesto Samper, el ecuatoriano Rafael Correa o los brasileños Lula de Silva y Dilma Rousseff. El foro, que se celebra por primera vez de manera semipresencial desde marzo de 2020, coincide con el ecuador del mandato de Andrés Manuel López Obrador y busca definir un plan de desarrollo para paliar los embates de la pandemia de coronavirus en nombre de la justicia social.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, anfitrión de la cita, ha resumido algunos propósitos comunes “¿Qué nos une esencialmente? Nos une la esperanza. ¿En qué? En que construyamos sociedades libres, justas, igualitarias; jamás nos resignemos a la desigualdad. Estamos comprometidas, comprometidos para dar una respuesta al agotamiento y al gran fracaso estruendoso del neoliberalismo en nuestro continente y en todo el mundo”, ha afirmado el secretario de Relaciones Exteriores, que ha trasladado “el afecto” y “la gratitud” de presidente. Ebrard ha incidido en su intervención en uno de los ejes de la llamada Cuarta Transformación, su proyecto político, y ha llamado a profundizar la lucha contra la corrupción. También ha planteado, en línea con lo expresado por López Obrador en el Consejo de Seguridad de la ONU, cobrar el 4% de los beneficios a las grandes corporaciones, redistribuir el 2% del Producto Interno Bruto de los países del G-20 y poner coto al tráfico de armas. “Jamás nos hemos resignado al cinismo, el cinismo siempre ha sido conservador”, ha afirmado.

Zapatero también ha abordado la posibilidad de poner una limitación a la riqueza para lograr sociedades más sostenibles y ha rechazado, en contra de la batalla que busca librar en América Latina la ultraderecha europea, especialmente española, que el problema de la región sea el fantasma de una supuesta amenaza comunista. Al contrario, en su opinión la inestabilidad está relacionada con la falta de respuesta institucional a los problemas de desigualdad y corrupción. El colombiano Samper ha pedido ir más allá de las propuestas y construir una “salida al desembarco fascista en nuestra América”, aludiendo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile y a la preocupación por la victoria del ultraderechista José Antonio Kast.

Alberto Fernández ha intervenido por videoconferencia desde Buenos Aires para resaltar la necesidad de “seguir trabajando para que la justicia social, de una vez y para siempre, impere”. “Si después de todo lo que nos pasó, lo único que vamos a hacer es volver a repetir la historia, entonces no habremos aprendido nada y las futuras generaciones nos recordarán que les hemos fallado”, ha agregado al referirse también a uno de los mensajes que deja la propagación de la versión ómicron de la covid-19. África, ha dicho, “está abandonada a su suerte con las vacunas, enfrentando una nueva variante que pone en jaque a todo el sistema internacional nuevamente”.

El Grupo de Puebla, un foro creado en la ciudad mexicana en 2019 y coordinado por el dirigente chileno Marco Enríquez-Ominami, debate también estos días sobre las nuevas tecnologías en la acción política, los medios de comunicación y “la utilización del poder judicial como arma de persecución política”. Esa es una de las batallas del expresidente ecuatoriano Rafael Correa, quien desde que dejó el poder en 2017 se enfrenta a varios procesos que él considera una revancha de los Gobiernos posteriores.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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