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Once días sin rastro: la misteriosa desaparición de un yate con ayuda humanitaria en el Caribe mexicano

La Secretaría de Marina suspende la búsqueda activa de la embarcación que perdió el contacto a unas 130 millas de Cozumel cuando volvía de Haití

María Julia Castañeda
barco M.O.I. Guadalupe a punto de zarpar el 11 de septiembre de 2021, para llevar ayuda humanitaria tras el terremoto en Haití
El barco M.O.I. Guadalupe a punto de zarpar el 11 de septiembre de 2021, para llevar ayuda humanitaria tras el terremoto en Haití.Brigada de Rescate Internacional (EFE/Brigada de Rescate Internacional)

Hace más de una semana, la embarcación M.O.I. Guadalupe, tripulada por dos argentinos, un mexicano y un cubanoamericano, desapareció en aguas del Caribe mexicano luego de entregar ayuda humanitaria en Haití. El barco zarpó el 11 de septiembre desde Puerto Aventuras en la Riviera Maya y perdió contacto el 28 de septiembre durante su regreso, entre Cuba y la isla de Cozumel en Quintana Roo. Desde entonces, familiares y amigos de los cuatro tripulantes han emprendido búsquedas privadas para encontrarlos, al mismo tiempo que han denunciado falta de apoyo por parte de las autoridades para rastrear la zona.

Después de descargar los suministros para los damnificados del terremoto del 14 de agosto en Haití, el 26 de septiembre la embarcación emprendió su regreso a México, según informó Enrique Ochoa, de la Brigada de Rescate Internacional Cancún, a cargo de la misión humanitaria. El coordinador de emergencias de la organización indicó que el martes 28 se notificó ante la capitanía de puerto la pérdida de contacto con el yate donde viajaban los argentinos Renzo Spaciano, de 20 años, y Carlos Juárez, de 43, el mexicano Martín Vega Argáez, de 44, y el cubanoamericano Denis Manuel Fernández Díaz, de 46.

No obstante, el boletín de búsqueda tardó tres días en ser emitido por la Secretaría de Marina (Semar) desde que se reportó el extravío del buque, según advirtió Luis Alberto Spaciano, padre de Renzo Spaciano. “Pasaron 72 horas desde que perdimos conexión con el barco para que alguien oficial saliera a buscarlo al último punto donde se tuvo contacto”, comenta a este periódico.

Desde el 5 de octubre, las únicas búsquedas son realizadas en operativos privados pagados por familiares y empresarios propietarios del yate. Al contabilizar 128 horas “sin rastro alguno”, la Semar suspendió el martes pasado la búsqueda activa del buque. “Las unidades de la Armada de México y la comunidad náutica se mantendrán alertas y ante el hallazgo de nuevas evidencias se reactivarán las operaciones con el objetivo de dar seguimiento al nuevo rastro”, indicó la dependencia en un comunicado emitido este jueves.

“Nunca he escuchado algo más ilógico que decir que estamos buscando a las personas para salvarles la vida en búsqueda pasiva y desde tierra”, cuestiona Spaciano. El argentino residente en México alertó además de que varias capitanías de puerto no cuentan con el reporte de la desaparición del buque emitido por la Semar, lo que dificulta aún más el rescate. “Recorrimos hasta la punta de Cabo Catoche (Quintana Roo) y para nuestro asombro en los faros no tenían ningún reporte oficial de ningún yate M.O.I. Guadalupe, no puede ser que pase esto en el décimo día de búsqueda”, explica tras haber navegado en un yate privado cerca de la isla de Holbox, donde este martes se tuvo el reporte del avistamiento de una bengala. “Los familiares de Martín (Vega) se fueron para Progreso y ahí tampoco tenían reporte oficial. Otra persona fue a Isla Mujeres y le dijeron lo mismo”, añadió.

De acuerdo con Ochoa, existen al menos tres versiones posibles sobre la causa de la desaparición del buque: una falla mecánica, el mal tiempo o un secuestro por parte de piratas. “La que ha hecho mucho ruido es que unos piratas haitianos abordaron la embarcación, tomaron el control en mar abierto y se la robaron”, señala. “Eso pudiera ser, aunque yo conozco la embarcación y no es tan grande para que vayan una o varias personas escondidas y nadie se de cuenta”.

En cuanto a una falla mecánica, Ochoa explica que antes de zarpar en Cancún los tripulantes tuvieron un problema con el generador, pero éste se cambió y también llevaban otro de repuesto. “De acuerdo a los capitanes de puerto y marineros que hemos contactado, había una zona de mal tiempo pero no la consideran suficiente para que hubiese dañado la embarcación al punto de hacerla zozobrar”, añade.

El padre de Renzo sigue contando los días desde la última vez que tuvo contacto con su hijo. Han pasado ya dos semanas desde que hablaron por teléfono, mientras la embarcación hacía una parada en Jamaica para cargar combustible y provisiones. “Incluso me comentó el señor que los ayudó en Jamaica que el barco estaba en excelentes condiciones, que tenían viento a favor y que iban a llegar más rápido de lo que pensaban”, recuerda

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María Julia Castañeda
Redactora en EL PAÍS México. Enfocada en contar historias con perspectiva de género. Es graduada en Periodismo por el Tecnológico de Monterrey y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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