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Los cruceros hacen agua

Barcelona y Venecia pierden más de un millón de turistas cada una por el parón derivado de la pandemia

El crucero Costa Deliziosa estuvo más de un mes atracado en el puerto de Barcelona por la pandemia.
El crucero Costa Deliziosa estuvo más de un mes atracado en el puerto de Barcelona por la pandemia.David Zorrakino (Europa Press)

El Costa Deliziosa, un gigante del mar capaz de alberga a casi 3.000 pasajeros, zarpó de Venecia el 5 de enero para dar la vuelta al mundo, pero no pudo completar la travesía por culpa de la pandemia. Ciudades emblemáticas del Mediterráneo como Barcelona y Venecia están sufriendo una temporada marcada por la ausencia de cruceristas. Una estampa bien distinta a la del año pasado, cuando llegaron a sus puertos alrededor de 1,2 y 1,7 millones de pasajeros, respectivamente. Turistas que desembarcaban en masa para deambular con curiosidad por las Ramblas o admirar la plaza de San Marcos. El vacío domina ahora estos lugares. Los turistas se han replegado. La crisis sanitaria ha asestado un duro golpe al sector de los buques vacacionales, que mueve unos 30 millones de viajeros al año, con España e Italia a la cabeza, según la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), que representan el 95% de esta industria en todo mundo.

Los cruceros se aferran ahora a nuevas medidas sanitarias que les permitan volver a navegar tras cuatro meses de parón. Se trabaja en un protocolo base destinado a que cada compañía defina las acciones necesarias para no convertirse de nuevo en focos de contagio. Las empresas alemanas Tui y AIDA Cruises ya han suspendido uno de sus mayores atractivos: las escalas. Los viajeros ya no desembarcan durante la ruta para conocer lugares con interés turístico y cultural. AIDA es una de las pocas empresas que reactivará en agosto sus travesías. Intentará así mitigar en parte el desastre económico. La compañía pertenece al consorcio estadounidense Carnival, cuyas acciones han caído hasta un 75% desde principios de 2020. Tui, que opera 13 cruceros desde diferentes puertos españoles, aspira a zarpar de nuevo con garantías sanitarias. Ha reducido, por ejemplo, la capacidad de su buque Mein Schiff 2 a un 60%, según la agencia de noticias alemana DPA.

La compañía noruega Norwegian Cruise Line (NCL), que opera en los cinco continentes y cuenta con ocho trayectos que salen del puerto de Barcelona, se dotará con pruebas PCR, personal médico y tratamientos farmacológicos. La empresa, que ha retrasado su itinerario hasta octubre, instalará en toda su flota filtros de aire HEPA H13, que eliminan el 99,95% de los patógenos del aire, y aplicará tecnología de pulverización electrostática para desinfectar espacios. La estadounidense Crystal Cruises, con rutas previstas desde Barcelona, ha anunciado que dispondrá de camarotes de aislamiento en caso de enfermedad con un sistema de filtración de aire separado.

Los cruceros son un negocio boyante. Generan más de 30.000 millones de euros en España cada año, pero este verano apenas se notará su presencia. Barcelona, el destino que más pasajeros recibe en el Mediterráneo, prevé pérdidas de unos mil millones de euros. La presidenta del puerto de la capital catalana, Mercè Conesa, asegura que el desplome del número de cruceristas fue del 84% hasta junio. El MSC Grandiosa y el Allure of the Seas fueron los últimos barcos que atracaron en la ciudad. Era el 13 de marzo.

La ausencia de buques se ha sentido en las inmediaciones del puerto. José María Malagarriga, propietario del Hotel Continental de Barcelona, estima que tres de cada diez estancias están directamente relacionadas con los cruceristas, pero este año solo han registrado un 3% de llegadas. “La mayoría de los clientes ha aplazado su reserva a 2021”, comenta.

Las turoperadoras especializadas también se han visto afectadas de lleno. José Francisco Sennacheribbo, director ejecutivo de BC Agency, calcula las pérdidas para su empresa en prácticamente el 100%. “Somos un equipo de 64 personas y realizamos en toda España en torno a 9.000 altas anuales de personal de apoyo en diversas actividades”, explica. La mayor parte de esta plantilla está en un ERTE y los equipos restantes trabajan para adaptar las excursiones a la nueva normalidad.

En Venecia, en el noreste de Italia, con una población 30 veces menor que la de Barcelona, el escenario también es de incertidumbre, con una pérdida de cerca de 500 millones, según Pino Musolino, presidente del puerto véneto. Los 600 buques que atracan cada año en la ciudad dan trabajo directa o indirectamente a unas 4.500 personas.

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Los más afectados por la ausencia de grandes naves son los empleados del puerto, que han perdido la temporada completa. Alberto Celant trabaja para Venezia 1937, una empresa que traslada a los turistas del crucero a la ciudad, y calcula que su consorcio ha sufrido pérdidas de hasta el 70%. Otro de los afectados es Luca Pitteri, socio de la cooperativa Portabagagli, que transporta el equipaje de los pasajeros y las provisiones de las naves. Pitteri explica que su grupo depende al 100% de los cruceros: “Somos 45 socios y 100 trabajadores estacionales que ahora están en paro”.

Mientras las ciudades del Mediterráneo esperan mejores tiempos para reponerse, los más optimistas confían en retomar la actividad antes de que termine la temporada. Virginia López Valiente, directora general de Cruise News Media Group, espera que el sector de los cruceros se recupere en 2022. ‘‘Después del 11-S nadie creía que habría vuelos, pero la gente ha vuelto a la normalidad gracias a las medidas de seguridad'‘. Por ahora, el Costa Deliziosa queda atracado en el puerto de Civitavecchia, en el centro de Italia, quizá en su parada más larga desde que empezó a navegar.

Aire limpio en los aviones

La caída de los viajes turísticos y el miedo a volar de los usuarios han repercutido en el sector de la aviación. Por eso, las aerolíneas diseñan protocolos de seguridad sanitaria para que el aire de los aviones sea más seguro y limpio que en tierra con el sistema HEPA, que utiliza filtros de aire para eliminar el 99,9% de los virus. Así lo explica Alexander Basagoiti, quien forma parte del colectivo de Técnicos de Mantenimiento de Aeronaves que designa, entre otros, al Comité de Expertos en Seguridad Aérea en España. Basagoiti asegura que este mecanismo es clave para evitar riesgos de contagio. “Se obtiene aire del exterior, donde factores como la altura, temperatura y presión imposibilitan que la covid-19 esté presente. Este se mezcla con el interior del avión pasando por un filtro que logra retener prácticamente la totalidad de partículas no solo del coronavirus, sino de otros virus o bacterias”.  

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