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El impacto de la pandemia en los bebés prematuros y sus familias

La precariedad económica dificulta el correcto desarrollo de estos pequeños. En el Día Mundial de la Prematuridad, los expertos solicitan medidas tangibles para amortiguar las consecuencias de la crisis sanitaria

Unidad Neonatal del Hospital de la Paz (Madrid)
Unidad Neonatal del Hospital de la Paz (Madrid)Luis Davilla (Getty)
Carolina García

Macarena Vázquez y Juan Manuel Navarro viven en Puerto Real (Cádiz) y son padres de dos mellizos, un niño y una niña, Enzo y Mar. Vázquez dio a luz el 5 de diciembre de 2020, en plena tercera ola de la pandemia, y sus pequeños nacieron a las 25 semanas, ambos fueron extremadamente prematuros, al nacer antes de la semana 28 de gestación. Estuvieron 91 días ingresados en la unidad de neonatos. Ahora toda la familia está en casa.

El padre explica por teléfono que él y su mujer han tenido suerte. “Yo soy funcionario y mi mujer tiene trabajo temporal y hemos podido ir sorteando con vacaciones y permisos poder estar y atender a nuestros hijos”. Navarro explica que, de momento, no han necesitado ayuda. “Pero hemos convivido con padres con muchos problemas. Desde no tener trabajo, hasta vivir muy lejos del hospital y tener que coger un piso en Cádiz, que solo han podido pagar gracias a familiares; o no comer bien todos los días -por ejemplo, comer en un hospital puede costar hasta 10 euros por cabeza-. Y los bebés necesitan que sus padres y madres estén tranquilos. Tener un bebé prematuro ya tiene un impacto emocional tremendo, si se añade la ansiedad de no saber cómo tirar adelante, puede ser muy duro”, relata este hombre.

¿Entonces, que hacen los padres sin recursos?, se pregunta Navarro. “Algo que debe conocer la gente es el hecho de que las guarderías, por ejemplo, no son una alternativa para los padres de los prematuros, y más si son extremos prematuros, ya que su sistema inmune es delicado y se pueden poner malos. ¿Quién cuida a los niños? ¿Te arriesgas?”. “En mi opinión, la pandemia ha hecho que para muchos padres y madres sea más difícil lidiar con un bebé prematuro, un niño o niña que necesita que sus padres estén con él de forma prolongada y constante. No sé quién lo tendrá que hacer, pero la realidad es que hay familias vulnerables que necesitan ser ayudadas con urgencia. Escucharlas, tan solo, te encoge el corazón. Darles recursos y tiempo para poder cuidar a sus hijos, ese debería ser el objetivo”.

La pandemia ha hecho que estas situaciones de precariedad sean una realidad entre muchas familias, y no se escapan de ella aquellas con niños prematuros. La vulnerabilidad, la pobreza, puede tener un efecto en la salud futura de estos pequeños. Los expertos solicitan en este Día Mundial de la Prematuridad medidas que les ayuden de verdad a amortiguar los efectos de la pandemia y pospandemia.

Enzo y Mar, los mellizos de Macarena y Juan Manuel.
Enzo y Mar, los mellizos de Macarena y Juan Manuel.

“A pesar de que la pandemia no ha acabado, paso a paso se está volviendo a la normalidad en las Unidades Neonatales. Se ha recuperado el cuidado piel con piel, pueden estar incluso los dos papis con el peque y se ha recuperado la donación de leche materna, entre otros. Probablemente, no se ha recuperado igual en todo el país, porque no tenemos un buen mapa de cómo ha ido esto. Es verdad que en los hospitales terciarios que conozco, todo esto está volviendo a su ser”, recalca Alfredo García- Alix, presidente de la Fundación Nene y neonatólogo dedicado a los problemas neurológicos de los recién nacidos.

“La pandemia y la pospandemia han repercutido mucho en los nacimientos prematuros, ya que estos bebés están ingresados un largo periodo de tiempo, a veces meses, y sabemos que un estímulo esencial es la interacción adecuada con su familia, con sus padres. Esta interacción emocional con el niño, estar cuidándole, aportándole el cuidado piel con piel y la adecuada nutrición con leche materna, entre otros factores, es esencial. Igual que el entorno de estimulación e interacción con estos niños/as tras el alta hospitalaria durante la infancia y la niñez. Quizás lo más difícil de entender es que donde más ha repercutido es en los factores económicos y más en las familias de los niños prematuros”, continúa el experto.

Una de las cuestiones más importantes para el desarrollo adecuado del cerebro es que precisa generalmente de esos estímulos y que estos se ven afectados por el entorno que rodea al bebé. Un menor nivel socioeconómico pone más trabas para poder interaccionar adecuadamente con sus hijos. “Por lo que, los efectos de la pandemia y la pospandemia son más negativos en aquellos colectivos más vulnerables”, explica García-Alix. “Por ejemplo, gente con contrato temporal, con rentas más bajas, que tienen menores oportunidades educacionales…”, prosigue, “aunque es verdad que las medidas tomadas por el Gobierno, como han podido ser los ERTE y el ingreso mínimo vital han amortiguado, de alguna manera, el impacto económico que tienen las familias con menos recursos”.

Según García-Alix, “estas medidas no son suficientes”. “En nuestro país, las cifras de pobreza se han incrementado, los datos dicen que un 20,7% de la población está en situación de pobreza; que casi un 9% en pobreza alta, y cerca de un 3% en pobreza extrema”. Una situación que puede llevar a una mala nutrición, a problemas de obesidad, a trastornos mentales, entre otros. “Evidentemente, es en este grupo donde hay mayores consecuencias en el desarrollo de las capacidades de los niños prematuros. Se ha visto que en la pobreza, desde un punto de vista epidemiológico, y está contrastado clarísimamente en los países occidentales, los factores socioeconómicos juegan un papel muy importante en los logros de las capacidades cognitivas”, argumenta el experto. “Y esto se va a persistir durante todo el desarrollo; de la infancia a la edad adulta. Lo que quiero manifestar es que si estos factores son dañinos para cualquier menor, son particularmente nocivos para los prematuros, que necesitan de una estimulación y un entorno adecuado prolongado y continuado”, reitera.

Alfredo García- Alix, presidente de la Fundación Nene y neonatólogo dedicado a los problemas neurológicos de los recién nacidos.
Alfredo García- Alix, presidente de la Fundación Nene y neonatólogo dedicado a los problemas neurológicos de los recién nacidos.

Los problemas se perciben ya dentro de las unidades neonatales. “Por ejemplo, si los papás no pueden acudir para estar tiempo prolongado y continuado con su bebé; si la mamá tiene que trabajar; si no tiene recursos suficientes para desplazarse 20 km al día al hospital; si no tienen posibilidades de comer en el hospital, todo esto amenaza el contacto permanente con el pequeño”, explica García- Alix. “Y esto no es un lujo, ni un acto de caridad, es una necesidad para el adecuado neurodesarrollo de sus hijos y sus capacidades”, expresa rotundo.

“En este momento, y sabiendo la repercusión que tiene el nivel socioeconómico en estas familias y en el neurodesarrollo de los niños, desde la Fundación NeNe pedimos que se mantengan y refuercen todas aquellas medidas económicas que han sido adoptadas para mitigar la crisis -ERTE, ingreso mínimo vital…-”, argumenta.

“Además, se debe hacer un esfuerzo con las familias más vulnerables a la hora del ingreso de su pequeño. Que haya un paquete de ayudas bien organizado para ellas. Como puede ser tener un ticket para el parking gratuito, vales de comida, cuidado de los hermanos en el hogar, tener internet para que el hospital contacte con ellos de una manera más ágil… “, continúa. “Lo más importante para nosotros es pedir hoy que se refuercen las medidas que amortiguan los efectos de la pandemia en los hogares. Que se piense en ello dos veces. Las necesitan”, concluye el experto.

Los datos de la prematuridad

Antes de la pandemia, nacían en España 25.000 bebés prematuros cada año (antes de la semana 37 de gestación), lo que suponía uno de cada doce recién nacidos. En nuestro país, en los últimos 20 años se han incrementado un 200,4% los nacimientos de grandes prematuros (menos de 32 semanas de gestación). En Europa la cifra de prematuros por año es de 500.000 (10% de los recién nacidos) y en el mundo, son 15 millones de bebés prematuros y mantiene un constante aumento en casi todos los países.

“Desde hace más de 30 años, la tasa de mortalidad de los prematuros ha ido cayendo, y las tasas de supervivencia actuales son excelentes, más del 90% de los prematuros que nacen con más de 28 semanas sobreviven. Lo que es verdad es que estas cifras tan buenas no han ido acompañadas de una mejora en las tasas de discapacidad asociadas a la prematuridad”, explica Alfredo García-Alix. “Las tasas de discapacidad ya sea cognitiva, motora, o conductual en los bebés que fueron prematuros siguen siendo relativamente altas”, añade.

Según señala, las cifras indican que entre un 5% y 15% de los niños menores de 32 semanas presentan, a largo plazo, secuelas en las áreas que anteriormente ha señalado, como son la motora, la cognitiva o conductual, entre otras; “Pero hasta casi un 30%, de los bebés menores de 28 semanas, los extremadamente prematuros, puede presentar algún grado de gravedad variable, de discapacidad, en alguna de estas aéreas”, concluye el experto.

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Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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