Alemania y Francia reclaman un acuerdo migratorio entre la UE y el Reino Unido
Berlín y París aseguran que el Brexit fue “muy perjudicial” para la política de migración y esperan aprovechar el acercamiento del nuevo primer ministro británico laborista
Alemania y Francia reclaman a la Comisión Europea que empiece a trabajar para diseñar un acuerdo de migración y asilo de la Unión Europea con el Reino Unido. En una misiva enviada al Ejecutivo comunitario hace unos días, los ministros del Interior de los dos mayores países de la UE aseguran que el Brexit —la salida del Reino Unido de la UE se consolidó en 2020— fue “muy perjudicial” para la política migratoria y que la ausencia de disposiciones regulatorias “contribuye” a la “dinámica de los flujos irregulares” en la ruta del Canal de la Mancha y el mar del Norte.
Berlín y París esperan aprovechar el acercamiento a la UE del nuevo primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, que el miércoles visitará Bruselas para reunirse con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con el del Consejo Europeo, Charles Michel. “La llegada al poder de un nuevo Gobierno británico, que demuestra su intención de cooperar de forma constructiva con la UE, nos parece propicia para avances concretos en esta cuestión”, dice la carta dirigida a la comisaria europea del Interior, Ylva Johanson, firmada por la ministra alemana, Nancy Faeser, y el francés, Gérald Darmanin, reemplazado hace unos días en el nuevo Gobierno francés.
Los dos grandes de la UE piden a Bruselas que empiece a trabajar “rápidamente” en un borrador de mandato de negociación que incluyera rutas legales para los solicitantes de asilo o migrantes que llegan al Reino Unido. Sin embargo, no parece que Londres tenga demasiado apetito por rubricar un pacto migratorio con la UE que pueda suponer un reparto de estas personas ni una participación en cualquier sistema que suene a cuotas, dicen fuentes comunitarias, aunque es receptivo a fórmulas que incrementen las devoluciones.
En las últimas semanas, organizaciones de derechos civiles han acusado a Starmer de adoptar una línea dura en inmigración. Hace dos semanas, el laborista británico se reunió con la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, una de las voces más duras en materia migratoria en la UE, para “aprender” de su enfoque “pragmático” y tratar de adaptarlo para reducir las llegadas a la isla.
La ausencia de rutas legales hacia el Reino Unido “alimenta las redes de contrabando de personas”, dice la misiva, a la que ha tenido acceso EL PAÍS y que ha desvelado AFP. Alemania y Francia aseguran en el texto —que es una primera aproximación para abrir el debate con la Comisión Europea— que las rutas migratorias hacia el Reino Unido que atraviesan la Europa continental suponen casi un tercio de las entradas irregulares al espacio europeo Schengen. “La falta de perspectivas legales en el Reino Unido alienta a la gente a esconderse y fortalece las redes de contrabando”. Solo en septiembre una veintena de personas ha muerto al naufragar las embarcaciones con las que trataban de llegar a las costas británicas desde la Europa continental.
La carta de Alemania y Francia a la Comisión reclamando un nuevo acuerdo migratorio que no estaba en el radar en los últimos años (al menos, no en el alemán), coincide con un momento extremadamente vivo del debate migratorio en la UE, con el aumento de la extrema derecha en Berlín y París, y en otros países como Austria, y con políticos de la derecha tradicional o incluso de la socialdemocracia —como la primera ministra danesa, Mette Fredrerisksen— abrazando medidas cada vez más restrictivas.
En las últimas semanas, Países Bajos (también la díscola Hungría, contraria al acuerdo migratorio) ha suscitado la polémica al asegurar que quiere salirse del esquema europeo, aunque esto solo podría lograrse si se cambian los tratados de la UE. Esto implica que la declaración parece más bien una cuestión de política nacional o una forma de espolear el debate y el descontento en otros Estados miembros, cuando debe empezar a aplicarse el nuevo pacto migratorio, acordado tras años de parón y negociaciones, a principios de año; un pacto que por primera vez reparte las cargas de forma solidaria entre todos los Estados miembros a través de cuotas de acogida y establece un pago de hasta 20.000 euros a una cesta común por cada solicitante de asilo rechazado.
La cuestión migratoria, a nivel europeo y como reto para el continente, será uno de los temas que Von der Leyen debatirá en su reunión con el primer ministro Starmer, el miércoles. En Londres y Bruselas lleva también sobre la mesa desde hace tiempo un posible acuerdo de movilidad juvenil que permitiría a los jóvenes trabajar y viajar libremente en los países de la Unión y en Reino Unido. Pero en la capital comunitaria no tienen claro qué quiere el nuevo líder británico en el “reinicio” de sus relaciones con la UE, que con sus antecesores conservadores vivieron su momento más bajo. Londres, mientras, quiere mejorar el actual acuerdo de comercio y cooperación con la UE.
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