Hezbolá, la milicia mejor armada del mundo
Las capacidades militares de la organización libanesa son muy inferiores a las de Israel, pero considerables. Dispone de misiles capaces de golpear todo el territorio israelí si burlan sus eficaces defensas antiaéreas
Israel tiene uno de los ejércitos más poderosos y sofisticados del mundo, incluidas armas nucleares. También uno de los más numerosos con respecto a su población, que no llega a los 10 millones de habitantes: casi 170.000 militares en activo. España, con casi 49 millones, tenía en 2022 menos de 117.000, según datos oficiales. A ello se suman 465.000 reservistas que pueden ser convocados en caso de guerra, de los que 360.000 han sido llamados ya a filas en los casi 12 meses que dura la guerra de Gaza. La capacidad militar del partido-milicia chií libanés Hezbolá no puede compararse ni de lejos con la de las Fuerzas Armadas israelíes. No por ello es un enemigo pequeño. Los datos sobre su arsenal son parciales y, en muchas ocasiones, proceden de cálculos basados en información de Israel y de su aliado, Estados Unidos, por lo que pueden no ser exactos. Sí dan una idea de por qué los expertos consideran que esta milicia es el actor no estatal mejor armado del mundo, con el respaldo de Irán, pero también de Siria. En sus depósitos atesora incluso misiles de medio y largo alcance, capaces de impactar en todo el territorio israelí e infraestructuras vitales, eso si logran burlar las defensas antiaéreas de Israel. Este miércoles, Hezbolá atacó la región de Tel Aviv con un misil balístico, interceptado por Israel.
Combatientes
El líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, elevó recientemente a 100.000 sus combatientes, una cifra que las cancillerías occidentales reducen a menos de la mitad. Según un informe del centro de estudios bipartidista estadounidense Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS por sus siglas en inglés) “cuenta con unos 30.000 combatientes en activo y hasta 20.000 de reserva, y sus fuerzas consisten principalmente en infantería ligera, que históricamente ha sido entrenada y construida para el sigilo, la movilidad y la autonomía”. El centro cita un ejemplo, remitiéndose a la última gran invasión israelí de Líbano, en 2006. Entonces, “las unidades de cohetes [de la milicia] estaban diseñadas para establecer un punto de lanzamiento, disparar y dispersarse en menos de 28 segundos, recurriendo a equipos preposicionados, refugios subterráneos y bicicletas de montaña”.
Los milicianos tienen una larga experiencia en guerra de guerrillas y en combate urbano. Además, subraya el CSIS, la experiencia del grupo “luchando en apoyo de Bachar el Asad en Siria durante la última década le ha dado acceso a capacidades y competencias utilizadas por los ejércitos convencionales”. Haizam Amirah Fernández, analista especializado en las relaciones internacionales de Oriente Próximo, subrayó en una conversación reciente con este diario otra ventaja: la motivación. En una hipotética invasión israelí, los miembros de Hezbolá estarían luchando “para defender su tierra” de la invasión de otro Estado. Pese a su capacidad militar no desdeñable, Hezbolá ha perdido desde octubre de 2023 —cuando inició su guerra de baja intensidad con Israel—, mandos y cientos de milicianos. A ellos se sumaron la semana pasada unos 1.500 militantes heridos, según una fuente de la milicia citada por Reuters, por las explosiones de más de 5.000 buscas y walkie-talkies. Aun así, en caso de guerra total, esta milicia sería “un enemigo formidable”, recalca el centro de estudios estadounidense.
Cohetes, misiles y tanques
Hezbolá dispone, según los cálculos de diferentes fuentes, de entre 120.000 y 200.000 cohetes y misiles, la mayor parte de ellos pequeños cohetes de artillería tierra-tierra no guiados y que se transportan fácilmente, entre los que destacan los Katyusha, profusamente utilizados en la guerra de 2006, y suministrados principalmente por Irán. Desde entonces, “Hezbolá ha aumentado drásticamente su acceso a misiles de largo alcance” —hasta 500 kilómetros, es decir, desde el norte hasta el sur de Israel— recalca el CSIS, “lo que significa que la mayor parte de Israel sentirá la amenaza de ataques de Hezbolá si el conflicto se intensifica”. Solo “unos cientos como máximo” de esos misiles son guiados, pero la precisión de esas armas “proporciona a Hezbolá la capacidad de atacar objetivos de alto valor, centros económicos vitales e infraestructura crítica” en Israel.
Hezbolá ha accedido también a tanques de fabricación rusa, como los T-72, gracias a su implicación en la guerra de Siria. Sin embargo, no está claro que los milicianos estén formados para usarlos ni repararlos. Los tanques serían además un objetivo fácil para los sofisticados aviones de combate y drones israelíes.
Drones
El principal suministrador de armas del grupo chií, Irán, le ha proporcionado el grueso de los aparatos no tripulados que utiliza, del tipo Ayoub (Shahed-129), Mirsad 1 y 2 y Karrar, entre otros. En sus depósitos hay drones con cuatro hélices comerciales (cuadricópteros), y otros con capacidad de vigilancia y ataque, recalca el CSIS. Los operadores de estos aparatos han sido entrenados por la fuerza Quds, el brazo regional del ejército paralelo de Irán, la Guardia Revolucionaria.
Misiles antitanques y defensa antiaérea
Hezbolá utiliza unos misiles antitanques, bautizados como Thar Allah, diseñados específicamente para superar el sistema de protección de los tanques Merkava israelíes, según confirmó el canal de televisión por satélite libanés Al Mayadeen el pasado octubre, si bien se desconoce si son eficaces. La milicia también instala “misiles antitanques Kornet en vehículos todoterreno”, apunta el informe del CSIS. Desde 2006, Hezbolá ha recibido cañones antiaéreos, sistemas portátiles de defensa aérea y sistemas de misiles tierra-aire de corto y medio alcance fabricados en Irán y Rusia. Ninguna de estas armas es capaz de contrarrestar la abrumadora superioridad aérea israelí, que dispone incluso de una treintena de aviones de combate F-35 de última generación. Pero esa hegemonía ya no es absoluta, como sí lo fue en el pasado.
Geografía y túneles
Los milicianos libaneses conocen la orografía llena de colinas rocosas del sur de Líbano. En ese terreno, “cualquier fuerza militar terrestre israelí pesada que intente moverse por la región probablemente se vería restringida a las carreteras principales y compactas debido al terreno montañoso y, por lo tanto, sería vulnerable al acoso” con armas antitanques, artefactos explosivos y emboscadas, advierte el CSIS. Como Hamás en Gaza, Hezbolá ha construido una red de túneles y búnkeres en esas colinas, que se cree utiliza para lanzar ataques con cohetes y esconder misiles balísticos. Irán y Corea del Norte ayudaron a construir esa red de túneles tras la invasión israelí de 2006, según un informe de Alma, un instituto de estudios israelí especializado en la milicia chií libanesa, citado por Reuters.
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