Una ministra ultra en Países Bajos para aplicar el “régimen de asilo más estricto de la historia”
Marjolein Faber matiza su discurso previo sobre el reemplazo de la población autóctona por inmigrantes. “Una cosa es estar en la oposición y otra encabezar un ministerio”, se justifica
Marjolein Faber (64 años) está llamada a imponer la mano dura contra la inmigración en Países Bajos. Como ministra de Asilo y Migración, tomó posesión del cargo el pasado 2 de julio por el Partido por la Libertad (PVV), la extrema derecha liderada por Geert Wilders, mayoritaria en el nuevo Ejecutivo. Diputada y antes senadora, ha tenido que desmarcarse de sus declaraciones sobre la amenaza del supuesto reemplazo de la población autóctona por los inmigrantes, una teoría conspirativa de aliento racista que ha aireado desde su escaño, y que ahora matiza. “Una cosa es estar en la oposición y otra encabezar un ministerio y tener que cumplir las leyes”, se justifica. Con todo, según el acuerdo marco gubernamental, a ella le corresponde “aplicar el régimen de admisión en materia de asilo más estricto de la historia”, en palabras de Wilders.
El Ejecutivo neerlandés presenta varias novedades. El primer ministro, Dick Schoof, dirigió los servicios secretos y fue coordinador de la lucha antiterrorista y carece de experiencia política. Tres de los cuatro partidos de la coalición de derecha se estrenan a su vez en el poder a escala nacional. Son el Movimiento Campesino-Ciudadano —la voz del sector agrario—, Nuevo Contrato Social —encabezado por un exdemocristiano— y el propio PVV. En gran parte, deben su éxito electoral a la insatisfacción ciudadana con las políticas llevadas a cabo durante los 14 años de gobiernos consecutivos encabezados por el liberal Mark Rutte —nuevo secretario general de la OTAN—. Pero incluso en un contexto como el del nuevo Ejecutivo, a medio camino entre la ruptura y el experimento político, destaca por su dureza Marjolein Faber.
Diputada del PVV desde 2023, antes fue senadora durante una década por la misma formación y jefa del grupo parlamentario a partir de 2014. Asistente de laboratorio y especialista en informática, casada y con dos hijos, su familia tenía una carnicería. En su casa siempre se hablaba de política, según ha explicado, y se sumó al PVV porque le pareció que Wilders “remaba a contracorriente” y quiso “seguirle en su empeño”. De su casa se llevó “el contacto con la gente, porque en ningún lado se habla tanto como en una carnicería”, ha asegurado. Es una habilidad que deberá aplicar a fondo a partir de ahora porque la Comisión Europea ya ha advertido a Países Bajos de que no puede declarar unilateralmente una crisis de asilo, como proponía el pacto de Gobierno. Tampoco puede suspender la tramitación de las solicitudes de asilo durante dos años, ya que esta media iría contra la legislación comunitaria.
Antes de toparse con la realidad, Faber aseguró en 2020 que la entonces ministra de Comercio Exterior y Desarrollo, la liberal de izquierda Sigrid Kaag, estaba “inyectando” cientos de millones “a la red de Naciones Unidas”. Ese dinero, dijo, se gastaría en “desplegar una agenda de antisemitismo, terrorismo y repoblación”. Pronunciado en el Senado, ese discurso le valió de inmediato la crítica del entonces primer ministro, el liberal Mark Rutte. Licenciado en Historia, este recordó que la repoblación era un término conspirativo arraigado en la ideología nazi, que supone la existencia de una élite política que introduce deliberadamente inmigrantes en un país para sustituir a la población autóctona blanca. En ese momento, Faber no respondió, pero la frase ha regresado con la fuerza de un bumerán.
Convocada antes de su toma de posesión por la comisión parlamentaria que entrevistó al Consejo de Ministros y a los secretarios de Estado, Faber aseguró que se había “distanciado por completo” de sus palabras. Que entendía que decir algo así implica “un plan deliberado, y eso es incorrecto”, por su “connotación terrible con el pasado y el nazismo”. A partir de ahora hablará de “evolución demográfica preocupante”.
Contra un alcalde de origen marroquí
Preguntada por los diputados si no era decir lo mismo de otra manera, no lo aclaró. En 2017, ella se manifestó en la ciudad de Arnhem contra el nombramiento del socialdemócrata Ahmed Marcouch como alcalde. En la pancarta que sujetaba junto a Geert Wilders podía leerse: “No a Arnhemistán. Estamos perdiendo nuestro país”. Marcouch es de origen marroquí y va por su segundo mandato. En 2023, Faber llamó en las redes sociales “traidores”, “hipócritas” y “fariseos” a los concejales de su pueblo natal por plantearse la apertura de un centro de solicitantes de asilo.
Faber no ha desvelado aún las líneas maestras de su ministerio, entre otras cosas, porque el Gobierno tendrá que desarrollar el acuerdo cerrado por los cuatro partidos de la coalición. Sin embargo, la comisión parlamentaria le preguntó también por un tuit publicado en 2019 sobre un apuñalamiento ocurrido en Groningen, al norte de Países Bajos. Ella escribió que el autor tenía “aspecto norteafricano”, extremo negado por los testigos y luego por la Fiscalía. “Mi tuit es correcto”, mantuvo hasta su entrevista del pasado lunes. “Mi tuit no era correcto”, reconoció al salir del encuentro.
Para el PVV de Wilders, el ministerio de Asilo y Migración es esencial, lo mismo que el de Sanidad, que también ostentan, porque reflejan las mayores preocupaciones de su electorado. El pacto de la coalición prevé pedir a la Comisión Europea no participar en la política de asilo y migración. Según la Oficina Central de Estadística, en 2023 más de 38.000 personas presentaron una primera solicitud de asilo en Países Bajos. Es un 8% más que el año anterior y la mayoría proceden de Siria, seguidos de Turquía, Eritrea y Yemen. Tres cuartas partes eran varones y la mayoría tenía menos de 35 años; casi 3 de cada 10 solicitantes eran menores de 18 años. En 2023, llegaron al país algo más de 10.000 familiares de solicitantes de asilo: son 800 menos que en 2022.
El PVV quiere frenar a su vez la migración laboral y ahí tendrá que buscar un equilibrio que tampoco lograron los anteriores Gobiernos. Para 2030, se prevé que haya cerca de 1,2 millones de trabajadores extranjeros activos en el mercado laboral neerlandés, según un informe de la Asociación General de Agencias de Empleo. El debate sobre su explotación, y el hecho de que haya demanda para cubrir puestos en la construcción, entre otros, estará de nuevo sobre la mesa de Faber.
Otras polémicas pasadas tienen que ver más con su integridad. Como cuando el rotativo NRC desveló en 2015 que había pagado a su hijo con fondos del PVV para diseñar un sitio web del partido. Prometió devolverlo. A pesar de las controversias y del enigma que supone el nuevo Ejecutivo, un informe publicado este junio por la consultora Ipsos I&O indica que la confianza del electorado subió del 29% al 42%. En particular, los votantes del PVV, Nuevo Contrato Social y BBB son los que más esperan una mejora de la situación.
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