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Un diplomático norcoreano de alto rango en Cuba deserta con su familia a Corea del Sur

El consejero político en la Embajada norcoreana en la isla caribeña, Ri Il-gyu, es el funcionario más importante de la diplomacia del país que huye desde 2016

Ri Il-gyu Corea del Norte
Un soldado norcoreano junto a un puesto de guardia junto a la zona desmilitarizada que separa a las dos Coreas, el 16 de junio de 2020.KIM HONG-JI (Reuters)

El diplomático norcoreano Ri Il-gyu, de 52 años, tomó hace ocho meses la decisión de anunciar a su familia que se irían “a vivir al extranjero”. Sus palabras implicaban algo mucho más significativo de lo usual: desertar del régimen más hermético del planeta, Corea del Norte. Ri era hasta el pasado noviembre el consejero político de la Embajada norcoreana en Cuba. De ese país huyó para establecerse en Corea del Sur, donde ahora reside, según ha confirmado el Servicio Nacional de Inteligencia de este último país. Este martes, el diario surcoreano Chosun Ilbo publica en exclusiva su testimonio.

“Todo norcoreano piensa al menos una vez en vivir en Corea del Sur. La desilusión con el régimen y un futuro sombrío me llevaron a considerar la deserción”, asevera Ri en la mencionada entrevista, concedida al periódico surcoreano el pasado 14 de julio en un hotel de Seúl.

Ri era un experto clave sobre Cuba dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, en el que entró en 1999. Pero su relación con la isla comenzó mucho antes. Vivió en la nación caribeña durante su adolescencia, porque su padre trabajaba en una empresa de comercio asociada al Departamento del Frente Unido del Partido de los Trabajadores norcoreano, según recoge el Chosun Ilbo. Aquella experiencia le llevaría a estudiar español en la Universidad de Lenguas Extranjeras de Pyongyang.

En Cuba trabajó durante nueve años en dos periodos, de 2011 a 2016 y de 2019 a 2023. Entre ambas misiones, trabajó como subdirector de Asuntos Latinoamericanos en la sede del ministerio en Pyongyang. Afirma que en la cancillería comenzó “desde la base más baja” y fue escalando posiciones “trabajando diligentemente”.

En 2013, cuando ocupaba el puesto de primer secretario en la Embajada cubana, negoció con éxito la liberación del barco norcoreano Chong Chon Gang, detenido durante siete meses en Panamá por trasportar misiles tierra-aire y piezas de aviones de combate desde Cuba. Por su labor, recibió la felicitación del líder norcoreano, Kim Jong-un, con quien, asegura, incluso ha tomado el té. “Cuando te sientas frente a él, parece una persona corriente”, afirma.

En su último puesto, como consejero político, una de sus funciones era evitar que Seúl y La Habana restablecieran vínculos diplomáticos. El país latinoamericano rompió las relaciones con Corea del Sur en 1959, tras el triunfo de la Revolución cubana, y estrechó los lazos con la también comunista Corea del Norte. Pyongyang ha presionado durante décadas para que su aliado en el Caribe no se acerque a su principal enemigo, ya que las dos Coreas continúan oficialmente en guerra, después de que el conflicto bélico de 1950 a 1953 terminase con un armisticio en lugar de un tratado de paz.

A pesar de los esfuerzos, Corea del Sur y Cuba formalizaron sus relaciones el pasado 14 de febrero, con un intercambio de notas entre representantes de ambos países en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, sellando así lo que desde Seúl consideran “un punto de inflexión crucial”. Aunque el Norte mantiene su embajada en Cuba, su embajador regresó a Pyongyang en marzo, según los medios de comunicación locales. La Embajada norcoreana en La Habana es la más grande que el país mantiene en América, y es un centro neurálgico de su actividad diplomática en la región.

En noviembre, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte comunicó que iniciaría una reestructuración de sus misiones en el extranjero para aumentar la eficacia diplomática, movimiento que desde Seúl se entendió como un intento de rebajar costes de una economía fuertemente afectada por las sanciones.

Ri es el diplomático norcoreano de más alto rango en desertar a Corea del Sur desde que Thae Yong-ho, embajador adjunto de Corea del Norte en el Reino Unido, lo hiciese con su familia en agosto de 2016. En 2019, le siguieron el embajador en funciones en Italia, Jo Song-gil, y su homólogo en Kuwait, Ryu Hyun-woon, quienes tenían los rangos de primer secretario y consejero, respectivamente.

Los detalles sobre las deserciones norcoreanas suelen tardar meses en salir a la luz. Las autoridades surcoreanas deben autorizarlo, después de que los desertores hayan pasado un curso de educación sobre la sociedad y el sistema surcoreano.

Sin esperanza

En la entrevista, Ri menciona que comenzó a cuestionar al régimen y a desilusionarse con él tras recibir varias evaluaciones injustas en el trabajo, que, declara, estuvieron motivadas por negarse a aceptar un importante soborno. El año pasado, la cancillería también rechazó su solicitud de viajar a México para recibir un tratamiento médico que no podía obtener en Cuba, ahogada desde hace décadas por el bloqueo estadounidense. “En ese momento, me enfurecí y me convencí de que abandonar Corea del Norte era la decisión correcta”, expresa, y concede que contribuyó el hecho de que sus padres y sus suegros hayan fallecido, por lo que no tiene familia en el país que pueda pagar las consecuencias.

“Tomé la decisión a mediados de julio y lo hice a principios de noviembre. Llamé a mi mujer e hijos seis horas antes de marcharnos para informarles. No mencioné Corea del Sur, sugerí: ‘vamos a vivir al extranjero”. Ri evita aportar detalles sobre su huida, para no obstaculizar “a aquellos que quieran seguir mi camino”.

Los norcoreanos que intentan desertar se enfrentan a penas muy severas, incluso la muerte, según denuncian asociaciones defensoras de los derechos humanos y aquellos que han logrado huir con éxito. En los últimos años, ha disminuido el número de desertores que llega a Corea del Sur, ya que ha aumentado la vigilancia en la frontera con China y se han elevado las tasas de los intermediarios, según los expertos. De acuerdo con datos del Gobierno surcoreano, en 2023 llegaron a Seúl 196 desertores, frente a los 2.700 de hace una década. No obstante, se registró el mayor número desde 2017 de desertores que ostentaban puestos altos dentro del sistema, 10, según el Ministerio de Unificación surcoreano.

A pesar de formar parte de la élite del país, y de haber recibido incluso los elogios del líder supremo, Ri se muestra contundente: “Los norcoreanos anhelan la reunificación, incluso más que los surcoreanos. Todos creen que es la única manera de que sus hijos tengan un futuro mejor. Hoy en día, el régimen de Kim Jong-un ha extinguido brutalmente incluso la más mínima esperanza que quedaba entre la gente”.

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