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Una Francia aliviada tras las elecciones afronta un reto inédito: formar un Gobierno de coalición

El primer ministro macronista, Gabriel Attal, ha dimitido, pero continuará por el momento en el cargo para “asegurar la estabilidad del país”. La izquierda busca un candidato de consenso para la jefatura del Gobierno

Elecciones en Francia
El primer ministro francés, Gabriel Attal, de la alianza macronista Ensemble, comparecía este domingo en el Palacio de Matignon, en Paris, el 7 de julio de 2014.Guglielmo Mangiapane (REUTERS)
Silvia Ayuso
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2022
* El Nuevo Frente Popular incluye a La Francia Insumisa (LFI), Partido Socialista (PS), verdes (EELV) y comunistas (PCF). En 2022 concurrieron como Nueva Unión Progresista Ecologista y Social (NUPES) y en otras fuerzas.

Y ahora, ¿qué? Tras el alivio de haber evitado el domingo la victoria de la extrema derecha en Francia, relegada a un inesperado tercer lugar, los franceses afrontan ahora la incógnita de quién formará el nuevo gobierno que deberá dirigir el país junto con el presidente, el centrista Emmanuel Macron. También se preguntan cuándo estará listo ese gabinete. Unas dudas que no saben responder por el momento ni los propios responsables políticos: el panorama, tras las elecciones legislativas, es inédito, con tres bloques de fuerzas bastante igualadas y una ventaja de la izquierda que no le da, sin embargo, para una mayoría sólida.

En el día en que los primeros nuevos diputados acudieron a recoger sus actas en la Asamblea Nacional, las estrategias empezaron a desplegarse: unos, sobre todo desde el macronismo, abogan por un gobierno de coalición a la alemana, sin precedentes en la historia reciente del país, pero cuyo ejemplo se analiza ahora al detalle en muchos despachos de París. Tampoco se puede descartar que el bloque de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), que como primera fuerza parlamentaria reclama poder nombrar al primer ministro y asegura que propondrá un nombre esta misma semana, reivindique el derecho a formar gobierno en solitario. Una maniobra arriesgada, ya que, con 182 escaños, no solo está lejos de la mayoría absoluta de 289 diputados, sino también de una mayoría relativa estable.

Los líderes de la alianza entre el Partido Socialista, los ecologistas de EELV, el Partido Comunista y la izquierda radical de La Francia Insumisa se reunieron este mismo lunes a puerta cerrada para “trazar el camino”, según confirmó el coordinador nacional de LFI, Manuel Bompard. Era la tercera reunión de este tipo desde la victoria del domingo, según la líder ecologista, Marine Tondelier.

Ante una potencial parálisis política, tampoco es descartable que el presidente, Emmanuel Macron, decida nombrar un gobierno técnico, algo que conoce bien Italia, pero que en Francia sería inédito.

En cualquier caso, el primer paso en esa nueva etapa llena aún de incertidumbres se ha dado ya: el primer ministro saliente, Gabriel Attal, presentó este lunes su dimisión, tal como había adelantado la noche del domingo tras conocer los resultados que le hicieron perder a su Gobierno la mayoría relativa del anterior mandato. Como era previsible, el presidente, Emmanuel Macron, le ha pedido que permanezca “por el momento” en su puesto para “asegurar la estabilidad del país”, ha confirmado el Elíseo.

Ya la noche del domingo, Macron, que esta semana participa en la cumbre de la OTAN en Washington —donde coincidirá con buena parte de líderes europeos que han seguido de cerca la inédita situación francesa—, había dicho que no apresuraría los tiempos. “Conforme a la tradición republicana, esperará a la constitución de la nueva Asamblea Nacional para tomar las decisiones necesarias”, adelantó el Elíseo.

Aunque esta decisión permite ganar algo de tiempo, este no es infinito: la primera sesión de la nueva Asamblea Nacional se celebrará el 18 de julio. A partir de ahí, un gobierno en minoría, como es ahora el de Attal, podría verse sometido a una moción de censura si las otras fuerzas consideran que el mandatario no está escuchando lo que dictaron las urnas.

La cuestión es saber qué dijeron exactamente los franceses el domingo al dejar una Asamblea Nacional de tres bloques sin mayorías contundentes: el Nuevo Frente Popular se confirma como primera fuerza parlamentaria con 182 diputados, un resultado muy celebrado porque nadie se lo esperaba y frenó en seco las aspiraciones de gobernar de la extrema derecha.

Pero no está claro que esa fuerza le permita gobernar solo sin arriesgarse también a ser tumbado con una moción de censura, incluso si suma la docena de miembros de izquierda diversa que han logrado un escaño y que no concurrían por la coalición de izquierdas, sino por separado. La unión de la izquierda necesitaría que alrededor de un centenar de diputados de otro signo le diera un apoyo tácito para asegurarse de que no cae rápidamente. Aunque varios diputados del macronismo han abierto la puerta a algún tipo de coalición o apoyo, en su mayor parte hay un rechazo explícito a que este incluya a la izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon. Esta, a su vez, descarta cualquier alianza más allá del NFP e insiste en que se debe aplicar su programa sin cambios.

Un programa calificado durante la campaña como “extremista” y “peligroso” por el macronismo, que rechaza de plano demandas de la izquierda como aumentar el salario mínimo a los 1.600 euros, volver a imponer impuestos elevados a los más ricos o derogar la reforma de las pensiones que el Gobierno de Macron tuvo que imponer por decreto tras meses de protestas callejeras.

Menos fácil aún tendrían gobernar en minoría los partidos macronistas, pese a haber salvado los muebles con 168 escaños, incluso si lograran convencer a los conservadores de Los Republicanos (LR) para que unan sus 45 diputados a su proyecto.

Una situación de enroque que ha llevado al frustrado candidato a primer ministro por la extrema derecha, Jordan Bardella, a considerar que, pese a la derrota inesperada sufrida el domingo, al quedar en tercera posición con 143 diputados, la victoria del Reagrupamiento Nacional (RN) solo ha quedado “diferida” en el tiempo.

“Me cuesta ver cómo Macron va a aguantar tres años en esta situación de bloqueo (…) cada día que pasa nos acercamos más al poder”, aseveró antes de participar el lunes también en una reunión del RN en París para analizar unos resultados que, pese al batacazo, demuestran un avance constante de la extrema derecha en Francia, que en unos pocos años ha pasado de solo ocho diputados a 88 en la anterior legislatura y 143 ahora.

Incertidumbre

Incluso la elección de un nombre consensuado desde la izquierda como jefe (o jefa) de Gobierno se vaticina compleja: aunque los resultados de las elecciones legislativas del domingo han confirmado el “reequilibrio” de fuerzas en el seno de la izquierda, con un Partido Socialista que ha duplicado sus escaños hasta alrededor de 68 asientos que lo acercan a LFI, esta sigue siendo la formación con más diputados, con 78. Algo que hace difícil al resto del NFP, aunque juntos sumen más escaños que los insumisos, ignorar a ese partido. “Los que nos explican que quieren hacer una mayoría sin LFI no han tenido los mismos profesores de matemáticas que yo. No veo cómo eso sería posible”, ha dicho la líder ecologista Marine Tondelier. Eso sí, las demás formaciones han descartado que el candidato a primer ministro pueda ser Mélenchon porque, entre las condiciones que deberá cumplir para ser propuesto, como ha subrayado esta representante, deberá destacar su capacidad para “apaciguar y reparar el país”. La partida no ha hecho más que comenzar.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.
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