Mueren 24 soldados en la jornada más letal para el ejército israelí en Gaza

Justo cuando crecen las dudas en Israel sobre el curso de la guerra en Gaza, su ejército ha anunciado este martes la muerte de 24 soldados en un solo día. Es el número más alto en los tres meses de invasión. Diecinueve de ellos estaban dentro de dos edificios, a unos 600 metros de la frontera, que minaban para una explosión controlada. Milicianos palestinos dispararon una granada propulsada por cohete contra uno de los inmuebles y ambos se vinieron abajo, según la investigación inicial. Aparentemente, el ataque activó los explosivos, aunque se sigue investigando la causa. Una segunda granada dio en el tanque que vigilaba la operación de minado y mató a dos militares más. Los otros tres perdieron la vida en un incidente separado. El ministro de Defensa, Yoav Galant, ha reaccionado en un comunicado: “La caída de los combatientes es un requisito para lograr los objetivos” de una guerra que “determinará el futuro de Israel en las próximas décadas”. Sus tropas han completado este martes el cerco sobre Jan Yunis, la principal ciudad del sur de la Franja, donde el ejército centra ahora su avance.

El suceso tuvo lugar el lunes, pero el rescate de los cadáveres duró varias horas, en las que se les dio por desaparecidos en combate. Los soldados muertos en los edificios y el tanque son reservistas, es decir, israelíes entre los 21 y los 45 años que han sido movilizados (unos 360.000) con motivo de la guerra. Decenas de miles han ido volviendo a sus casas desde principios de año.

El ataque lleva hasta los 219 el goteo de soldados muertos en Israel desde el inicio de la invasión terrestre, a finales de octubre. Los milicianos palestinos emplean contra ellos tácticas típicas de guerrilla, sobre todo en el entorno urbano: les tienden emboscadas, les disparan a través de la ventana o, como en este caso, lanzan granadas propulsadas por cohete contra los blindados o incluso se acercan a adosarles un explosivo y huyen. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha advertido de que la letal jornada no motivará un golpe de timón. “En nombre de nuestros héroes, por el bien de nuestras vidas, no dejaremos de luchar hasta lograr la victoria absoluta”, ha señalado.

El incidente es similar a otro de los más letales para el ejército en la invasión, aunque por fuego amigo. Hace dos semanas, nueve militares del cuerpo de ingenieros murieron cuando se disponían a echar abajo un edificio. El disparo accidental de un tanque activó la carga.

Ambos casos muestran el riesgo para las propias tropas de transportar explosivos tan potentes en el interior de la Franja para demoler un número de edificios sin precedentes. Si acabase mañana la guerra, medio millón de desplazados gazatíes no tendrían casa a la que volver. Un tercio de los inmuebles de Gaza están completamente destruidos. El daño es mayor que en ciudades tan simbólicas de otras guerras, como la siria Alepo o la ucrania Mariupol, según un análisis de imágenes vía satélite efectuado por la agencia Associated Press.

La cifra total de soldados muertos en la campaña es, proporcionalmente, algo superior a la de la anterior guerra en Gaza con tropas sobre el terreno (2014), pero bastante inferior en términos relativos a la de los 33 días de enfrentamientos que mantuvo Israel con Hezbolá en 2006. Solo en ese periodo murieron 121 soldados, más de la mitad que en los 109 días de la actual. Murieron también más de 1.000 libaneses, en su mayoría civiles, pero la milicia vivió el lance como una victoria, por haber hecho frente a un enemigo tan superior militarmente.

La guerra de Gaza no se ha extendido abiertamente a Líbano, pero sí a la costa de Yemen, donde Estados Unidos y el Reino Unido bombardearon el lunes por segunda vez posiciones de los rebeldes hutíes, por hostigar en el mar Rojo barcos mercantes vinculados o dirigidos a Israel y sus aliados, en apoyo a Gaza. Según el Pentágono, el objetivo de los bombardeos era destruir sistemas de defensa aérea, radares y un almacén subterráneo de los misiles que lanzan contra las embarcaciones.

El ejército israelí ha anunciado este martes también un cerco completo sobre Jan Yunis, la mayor ciudad del sur de Gaza, al que Israel ordenó desplazarse a los 1,1 millones de habitantes del norte y donde ahora centra su ofensiva. “Las tropas terrestres participaron en combates cuerpo a cuerpo, dirigieron ataques [de la fuerza aérea] y utilizaron inteligencia para coordinar el fuego, lo que dio como resultado la eliminación de decenas de terroristas”, ha señalado el ejército. En las últimas 24 horas, han muerto 195 palestinos (25.490, desde el inicio de la guerra, en su mayoría menores y mujeres).

Allí, en Jan Yunis, los soldados israelíes tomaron el lunes un hospital y mantienen otro cercado, en su mayor campaña de bombardeos por tierra, mar y aire en el sur en lo que va de año. Uno de los refugios más grandes ―en un barrio en el que se registran fuertes enfrentamientos― fue atacado y murieron seis personas, ha denunciado este martes el comisionado general de la agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), Philippe Lazzarini.

Familias enteras están huyendo en coches y remolques a la cercana región de Rafah, hoy la más densamente poblada de Gaza por los desplazados de otras partes del enclave, que han triplicado su población hasta superar el millón de personas. Unas 700.000 de ellas están en refugios de Naciones Unidas, según su cálculo aproximado, ya que algunos siguen registrados, pero duermen fuera de los centros, logran un hueco en alguna habitación o se desplazan a otras partes de la Franja.

El ejército israelí calcula que necesita varios días para completar la operación en Jan Yunis. Supone un incremento del uso de la fuerza tras casi un mes de escaso movimiento terrestre, en el que las tropas se centraron más en localizar túneles y búnkeres.

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