Al Sisi revalida su mandato en Egipto tras unas elecciones sin rivales de peso
Las autoridades del país afirman que el dirigente ha obtenido un respaldo cercano al 90% en unos comicios marcados por la elevada inflación y la cercana guerra en Gaza
El presidente de Egipto, Abdelfatá Al Sisi, se aseguró este lunes un nuevo mandato de seis años al frente del país tras hacerse con cerca del 90% de los votos en unas elecciones sin garantías celebradas a mediados de mes, en las que no participó ningún rival de peso, pero que registraron una participación sin precedentes, según las autoridades electorales locales. Los comicios, que le permitirán al dirigente egipcio mantenerse en el poder hasta 2030, estuvieron marcados por una grave crisis económica y la devastación en la vecina Gaza, que hacen temer por un aumento de la inestabilidad política en el país.
El presidente de la Autoridad Nacional Electoral egipcia, Hazem Badawy, declaró en una rueda de prensa que la participación en la votación alcanzó el 66,8%, lo que representa un aumento significativo con respecto a las dos últimas elecciones presidenciales, de 2014 y 2018, en las que no se superó el umbral del 50% en ninguno de los casos. En los dos últimos comicios, Al Sisi se impuso con cerca del 97% de los sufragios, mientras que en esta ocasión lo ha hecho con el 89,6%. La única votación de los últimos años que registró una participación superior al 50% fue la segunda vuelta de las presidenciales de 2012, las primeras libres que celebró el país tras la revolución de 2011. De acuerdo con la constitución vigente, Al Sisi no podría optar a un cuarto mandato presidencial.
La movilización popular en las últimas elecciones fue un elemento importante para las autoridades egipcias para intentar renovar la legitimidad de Al Sisi en vista de los difíciles retos que el país deberá afrontar a corto plazo. En este sentido, todo apunta a que ahora que el proceso ha concluido. El Cairo adoptará nuevas decisiones polémicas en el plano económico, incluidas privatizaciones, medidas de austeridad y otra devaluación de la moneda local, que se espera que aumente una inflación ya en máximos históricos.
Asimismo, el desplazamiento forzoso de habitantes de Gaza hacia el sur de la Franja, en la frontera con Egipto, y el rápido deterioro de la crisis humanitaria en el enclave generan creciente preocupación en El Cairo, que teme que se pueda producir una expulsión o huida masiva de gazatíes a la península del Sinaí. En los últimos días, también se ha rumoreado en los medios locales que el nuevo mandato de Al Sisi, que formalmente debería arrancar el próximo abril, podría ir precedido o acompañado de una renovación del Gobierno.
Egipto se encuentra sumido en una profunda crisis económica desde que las sacudidas de la pandemia y la invasión rusa de Ucrania expusieron la fragilidad de su economía y la insostenibilidad del modelo de desarrollo perseguido por El Cairo en la última década, que dejó los desequilibrios económicos internos en gran medida sin atender y expusieron al país a choques externos como los de los últimos años. Estos han causado una fuga de capitales masiva y han forzado a Egipto a devaluar casi un 50% su divisa. También han disparado la factura de sus importaciones y han situado la inflación en máximos históricos
La ofensiva militar israelí sobre Gaza, por su parte, está planteando un importante desafío político a Al Sisi. En esta línea, la crisis le está forzando a mantener un balance difícil entre sus relaciones con Israel y Occidente, un apoyo social al pueblo palestino muy amplio y que tradicionalmente ha servido de catalizador de protestas que también se han girado contra el Gobierno, y los intentos de erigirse en valedor de una causa muy popular.
Las elecciones presidenciales se celebraron a lo largo de tres jornadas, entre el 10 y el 12 de diciembre, y muchos medios de comunicación del país, controlados de cerca por las autoridades, han reiterado constantemente la importancia de que los votantes acudieran a las urnas. Sin embargo, medios independientes como Mada Masr han documentado que partidos alineados con el Estado facilitaron el transporte de personas a centros de votación para aumentar la participación, y usaron cupones de dinero, comida y alimentos básicos para incentivar el voto. Las autoridades del país, sin embargo, han negado irregularidades. Los procesos electorales en Egipto suelen estar controlados de cerca por las agencias de seguridad y cuentan con la implicación del aparato estatal, activado para movilizar a los votantes, según han documentado medios de comunicación y grupos de derechos.
La última elección de Al Sisi también se ha producido después de “una campaña de detenciones, intimidación y requisitos excesivos” contra candidatos opositores que impidieron “cualquier competencia significativa”, según señaló este lunes la organización Human Rights Watch (HRW). Para poder concurrir en las elecciones, los aspirantes deben o bien asegurarse 20 avales en el Parlamento o bien navegar una compleja campaña nacional de recogida de firmas, lo que en última instancia permite evitar sorpresas.
El aspirante que más entusiasmo despertó antes de la votación fue el exdiputado de izquierdas Ahmed Tantawi, que intentó presentarse a los comicios mediante la recogida de avales ciudadanos. Aunque su iniciativa dejó imágenes inusuales, incluidos discursos públicos y una cierta movilización popular, Tantawi acabó retirándose en medio de lo que su equipo denunció como una campaña de intimidación, arrestos y espionaje. Ahora, Tantawi y otros miembros de su equipo se enfrentan a un juicio por presunta irregularidad en campaña. El ministerio del Interior y la Autoridad Nacional Electoral niegan dichas violaciones. Finalmente, los tres candidatos que concurrieron a las elecciones, ninguno de los cuales era conocido, han conseguido conjuntamente poco más del 10% de los votos.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.