Israel y Hamás acarician una tregua que permita la entrada de ayuda a Gaza y un intercambio de rehenes por presos
Qatar, que actúa como mediador, afirma que nunca se ha estado tan cerca de alcanzar un acuerdo en los 46 días de guerra. “Es una decisión difícil, pero es la correcta”, asegura Netanyahu
Tras 46 días de guerra, esfuerzos diplomáticos y presión de las familias de los rehenes, Israel y Hamás rozan un importante acuerdo, con mediación de Qatar, por el que el grupo armado islamista liberaría a 50 de las cerca de 240 personas que secuestró en su ataque del 7 de octubre. A cambio, Israel daría cuatro o cinco días de tregua, permitiría la entrada de más ayuda humanitaria a Gaza y excarcelaría a entre 150 y 300 presos palestinos, según medios locales. Se trata en ambos casos de mujeres y niños. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha defendido el pacto, el hito más importante desde que estalló el conflicto: “Es una decisión difícil, pero es la correcta”. También ha aclarado que, si sale adelante, no cederá a la presión internacional para convertir en definitivo el cese temporal de las hostilidades. “No nos detendremos tras el alto el fuego”, ha subrayado.
Su Gobierno analizaba a última hora el texto, que no necesita refrendo parlamentario. También lo apoya el ministro Benny Gantz, que ha pasado de la oposición al Gobierno de concentración y cuya opinión es clave: “Es difícil y doloroso desde una perspectiva humana, pero es el acuerdo correcto”. La propuesta recibió antes la luz verde de los más reducidos gabinetes de guerra y de seguridad. Según Netanyahu, incluye además que la Cruz Roja pueda visitar al resto de rehenes y darles atención médica.
Por el contrario, los seis ministros de las formaciones ultraderechistas ―Sionismo Religioso, liderada por el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y Poder Judío, del titular de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir― ya se pronunciaron en contra antes de la reunión del gabinete. Se oponen a toda parada en los bombardeos, que han matado a más de 14.000 palestinos y reducido barrios enteros a escombros.
Sus votos no son imprescindibles para sacarlo adelante, pero la reunión se prolonga por otras diferencias en el seno del Ejecutivo. Ministros tanto del Likud, el partido de Netanyahu, como de Unidad Nacional piden aclaraciones a los mandos militares (partidarios del pacto) principalmente sobre dos elementos, según el canal 11 de la televisión pública. El primero, el número de niños. Hamás argumenta que, en el actual caos de una Gaza invadida, no es capaz de saber exactamente dónde están todos y propone entregar 30 de los 40 menores. La mayoría de rehenes están en sus manos, pero se asume que la Yihad Islámica, otros pequeños grupos armados e incluso civiles tienen otras decenas.
El segundo elemento de discordia son las garantías de que Israel seguirá obteniendo información de inteligencia durante las seis horas diarias por las que, según el acuerdo, los drones no podrán sobrevolar la Franja. El portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, aclaró que el acuerdo, si se aprueba finalmente, no afectará al objetivo de acabar con Hamás. “Sabremos restaurar nuestros logros operativos”, ha señalado.
Mientras el Gobierno debatía, decenas de israelíes presionaban en favor de un acuerdo frente al cuartel general de las Fuerzas Armadas, en Tel Aviv, con pancartas como: “¡Acuerdo ya!” o “¿Cuál es el precio de mi hijo?” . Netanyahu tiene que moverse entre las críticas de las familias de los rehenes (que piden que su liberación sea la máxima prioridad) y el ala más nacionalista y derechista de su Gobierno, que exige firmeza y seguir actuando a sangre y fuego en la Franja.
La cercanía del pacto se desprende también de las palabras de otras partes implicadas. El líder político de Hamás, Ismail Haniya, aseguró a la agencia de noticias Reuters que habían enviado ya su respuesta a los mediadores cataríes. “Estamos en el punto más cerca de lo que hemos estado de llegar a un acuerdo”, reconoció a la cadena satelital Al Jazeera el portavoz del Ministerio de Exteriores de Qatar, Majed al Ansari. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se pronunció en la misma línea: “Estamos muy cerca”.
La implementación del acuerdo se haría por fases: 10 rehenes y entre 30 y 60 reclusos por día. El acuerdo permitirá el ingreso en Gaza de 300 camiones con ayuda alimentaria, médica y combustible. Por ley, si alguno de los palestinos liberados tiene delitos de sangre, los familiares de sus víctimas pueden recurrir al Supremo, lo que retrasaría el proceso 24 horas.
Las negociaciones, en las que participan también Egipto y Estados Unidos, llevan semanas en marcha. Ya se estuvo varias veces cerca del acuerdo, pero esta es la primera en que tanto las dos partes, Israel y Hamás, como el mediador, Qatar, son tan explícitos.
Hamás llevó a cabo el pasado 7 de octubre el mayor ataque sufrido por Israel en sus 75 años de historia, que causó unos 1.200 muertos y en torno a 240 rehenes llevados a Gaza, según las autoridades de Israel.
El acuerdo demuestra que Netanyahu no puede resolver la crisis de los rehenes solo por la vía de las armas y tiene que “pagar un precio”, dijo Qadura Fares, ministro encargado de prisioneros de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), durante una entrevista el pasado viernes con EL PAÍS. Fares, que pasó 14 años en cárceles israelíes, recordaba que la liberación de presos palestinos es una exigencia que Hamás mantiene desde que tomó los rehenes, recordó el ministro.
La presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, se reunió el lunes en Qatar con Haniya, según reconoció en un comunicado el organismo humanitario, con décadas de experiencia en la resolución de este tipo de crisis. Además de la “inmediata” liberación de los secuestrados, reclaman tener acceso a los rehenes para que puedan ser atendidos y que puedan comunicarse con sus familias. El CICR insiste en que no participa en las negociaciones, pero que, como en anteriores ocasiones en la presente guerra, sus equipos están dispuestos a facilitar las liberaciones que se acuerden.
Hasta el momento, Hamás solo ha liberado a cuatro mujeres. Por otro lado, Abu Obeida, portavoz de las Brigadas de Ezedin al Qassam, brazo armado de la milicia, anunció a principios de noviembre que más de 60 de los 240 rehenes han muerto en Gaza a consecuencia de los bombardeos israelíes y que de 23 de ellos ni siquiera habían podido recuperar los cuerpos.
Desde que comenzó la actual contienda bélica el 7 de octubre, son ya más de 2.700 los detenidos en Cisjordania y Jerusalén Este, por lo que las prisiones israelíes han pasado de tener 5.300 internos palestinos a unos 8.000 en estas semanas, de los que unos 300 son menores y 70 mujeres, según las cifras que maneja Fares. Aparte, hay un millar de habitantes de Gaza en paradero desconocido que tenían permiso de trabajo en Israel y a los que la guerra cogió fuera de la Franja.
Los militares desplegados como fuerzas de ocupación en la Franja han logrado capturar a más de 300 “terroristas” que han sido trasladados a territorio israelí, donde están siendo interrogados, informó el ejército el lunes. Se unen a los varios cientos que ya detuvieron el 7 de octubre y en días posteriores en los alrededores de Gaza tras la matanza y que también están siendo interrogados.
El ministro Fares no quita desde Cisjordania ojo de cuanto ocurre en Gaza, pese a que el Gobierno de la ANP del que forma parte manda poco en la que es parcela de Hamás. Concede la entrevista vestido de faena junto a sus olivos y pide cambiarse cuando llega el momento de la foto. Entonces vuelve a referirse a la guerra en el enclave mediterráneo y sentencia: “Si el precio de una Palestina libre es matar a los niños como los están matando en Gaza, prefiero estar así otros 50 años. No quiero salvar a mi país por ese camino”.
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