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Gaza acorralada: el bloqueo por tierra, mar y aire que hace casi imposible para la población escapar del asedio israelí

La Franja solo tiene operativos tres puntos fronterizos terrestres para entrar y salir: dos hacia Israel y uno al sur, por Egipto, pero todos permanecen cerrados

Guerra entre Israel y Gaza
Una multitud de palestinos esperan en el paso fronterizo de Rafah a que este abra para poder salir de Gaza y entrar en Egipto.Ahmed Tawfeq (DPA / Europa Press)

La franja de Gaza es una ratonera para sus 2,2 millones de habitantes, que esperan en vilo una invasión del ejército israelí después de haber sido bombardeados incesantemente durante la última semana. Los ataques de la milicia Hamás del pasado sábado han provocado consecuencias sin precedentes para los residentes en este territorio palestino que el grupo islamista gobierna de facto desde 2007.

Desde hace siete días todos los pasos fronterizos con Israel están cerrados y el suministro de electricidad, gas, agua, alimentos, medicinas y combustible está interrumpido. Nadie entra y nadie sale. El único punto de acceso al enclave es el cruce de Rafah, en el sur de la Franja, una pequeña infraestructura que conecta con el desierto del Sinaí, en Egipto, que no tiene capacidad para soportar una evacuación rápida de la población y que además ha sido bombardeada en la última semana. Teniendo en cuenta los datos de afluencia de este paso, harían falta 2.200 días para que la población total de Gaza pudiera salir.

El ultimátum que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dado al millón largo de residentes del norte de la Franja para que evacuen la zona en 24 horas —periodo que en la madrugada de este domingo se prorrogó unas horas más— es, por tanto, una completa quimera. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha advertido que el desplazamiento “a través de una zona de guerra densamente poblada a un lugar sin alimentos, agua ni alojamiento, cuando todo el territorio está sitiado” es una tarea “extremadamente peligrosa y, en algunos casos, simplemente imposible”.

La tensión es máxima, los 1.400 muertos que se ha cobrado Hamás han sido vengados, de momento, con otros 2.200 gazatíes asesinados por bombardeos israelíes. La Agencia de la ONU para refugiados palestinos (UNRWA) ha advertido este domingo que sus refugios ya no son seguros y estima en casi un millón los desplazados hacia zonas meridionales de Gaza, que se encuentran abarrotadas a causa de los intensos bombardeos israelíes. Los supervivientes no tienen a dónde ir.

No han surtido efecto tampoco los llamamientos de la comunidad internacional y de la ONU para abrir corredores humanitarios que permitan la salida de refugiados y la entrada de suministros médicos, alimentos y agua. Egipto ha insistido en que se permita su apertura y para ello ha designado el aeropuerto de El Arish, a 50 kilómetros de Rafah, para recibir suministros internacionales, aunque aún no cuentan con las garantías de seguridad necesarias de Israel.

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Tampoco han llegado a buen puerto las negociaciones de Estados Unidos, que está tratando de garantizar la salida de sus ciudadanos por Egipto. Sin embargo, las autoridades egipcias se niegan a permitirlo mientras no haya un acuerdo para abrir el cruce para la entrega de ayuda humanitaria a la Franja, según han dicho fuentes en el paso fronterizo a la Fundación Sinaí por los Derechos Humanos.

Gaza está cercada por tierra, mar y aire desde principios de los años noventa, cuando Israel y la Organización por la Liberación Palestina (OLP) firmaron los acuerdos de Oslo, que fijaron que la Autoridad Nacional Palestina se establecería en los territorios de la Gaza y Cisjordania. Israel se quedó con el control del espacio aéreo de la Franja, las aguas territoriales y las fronteras terrestres, a excepción de la parte sur, que linda con Egipto.

En la actualidad, el acceso por aire no existe. Ya en 2001 un bombardeo de Israel destruyó el aeropuerto internacional Yasir Arafat, el único controlado por Palestina. En cuanto al mar, la Franja tiene algo más de 50 kilómetros de costa que lindan con Egipto por el sur e Israel por el norte, donde una valla de 400 metros de largo se adentra en el mar para separar las dos costas. Además, los gazatíes disponen de un espacio entre seis y 15 millas náuticas para pescar. A partir de ahí, el acceso está prohibido.

El perímetro de la Franja está rodeado por una doble valla de siete metros conocida como “el muro de hierro”. Está equipada con sensores de movimiento, ametralladoras dirigidas por control remoto y alambre de espino, y es controlada las 24 horas por el ejército israelí.

Todas estas restricciones han provocado que hasta el 60% de los palestinos de Gaza necesiten ayuda humanitaria para sobrevivir, según la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria (OCHA).

Por tierra se pudo entrar y salir con dificultades hasta que el pasado 9 de octubre el Gobierno israelí clausuró sus pasos fronterizos e impuso el bloqueo. Inicialmente, había siete, pero desde que en 2007 Hamás subió al poder e Israel impuso un estricto bloqueo con la justificación de que querían impedir la entrada de armas, se han ido cerrando paulatinamente estos puntos hasta dejar solo dos operativos. Son los de Erez, en el norte y para personas, y el de Kerem Shalom, en el sur y destinado a la circulación de mercancías. En el sur también está el paso de Rafah, que conecta con Egipto.

Pasos fronterizos para personas: Erez y Rafah

Hasta los ataques de Hamás, la población palestina tenía dos opciones para salir de Gaza: hacia Egipto por el paso de Rafah, en el sur del territorio, y hacia Israel por el norte a través del paso de Erez.

El de Erez o Beit Hanoun es un hangar de unos 35.000 metros cuadrados y capacidad para 45.000 pasajeros al día. Las instalaciones actuales finalizaron en 2007 con un coste de 60 millones de dólares. Está abierto seis días a la semana para ciudadanos internacionales autorizados y palestinos con permiso israelí que se ha de obtener con antelación. Alrededor de 18.000 gazatíes tienen un permiso de las autoridades israelíes para trabajar fuera del enclave, aportando una inyección de liquidez de unos dos millones de dólares diarios a la empobrecida economía del territorio.

En 2022 y 2023 se han registrado más entradas que en los 10 últimos años, con más de 420.000 personas que han salido del enclave palestino en 2022 y 400.000 en lo que va de 2023, de los que la inmensa mayoría eran trabajadores, seguidos de necesitados de atención médica y sus acompañantes. En los años de pandemia la circulación se redujo hasta los 59.000 cruces en 2020. Y con anterioridad el flujo también era mucho menor, en concreto desde el bloqueo de 2007. En los últimos seis meses de ese año solo lograron salir 11.000 personas. Según la OCHA, en 2022 el número total de gazatíes que habían podido salir ese año fue un 93% menos de los que lo lograron en 1990.

La circulación a través del paso de Rafah, abierto en 1982, ha fluctuado en la última década en función del contexto político. En 2012 y 2013, coincidiendo con la presidencia de Mohamed Morsi de los Hermanos Musulmanes, próximos a Hamás, el paso estuvo abierto 341 días y se registraron más de 470.000 cruces. Sin embargo, entre 2014 y 2017, durante los primeros años en el poder de Al Sisi, acérrimo opositor de la Hermandad, Rafah estuvo cerrado una media de casi 300 días al año. Este año ha permanecido abierto 138 días y registrado casi 190.000 cruces.

La creciente aglomeración de personas en el sur de la Franja está incrementando la presión sobre este paso que, sin embargo, ha permanecido cerrado a la circulación de personas y de mercancías desde el martes, ha informado la OCHA, debido a que el lado palestino del paso ha sido bombardeado tres veces por la aviación israelí. El Ministerio de Exteriores egipcio ha asegurado que El Cairo no ha ordenado cerrarlo, pero ha reconocido que los daños causados por los ataques aéreos han obligado a interrumpir su funcionamiento normal.

Pasos para mercancías: Kerem Shalom y Rafah

El paso de Kerem Shalom o Karm Abu Salem, en el sur, está gestionado por el Ministerio de Defensa de Israel y abre cinco días a la semana en horario diurno. Se trata de una gigantesca terminal de entrada y salida de mercancías con una superficie equivalente a 60 campos de fútbol, y capacidad para procesar hasta 1.000 camiones diarios, según Gisha, una ONG israelí cuyo objetivo es proteger la libertad de circulación de los palestinos. En total, 696.494 camiones han entrado a la Franja por aquí desde 2007, de los cuales un 88% transportaba productos comerciales —sobre todo materiales de construcción— y un 12% llevaba ayuda humanitaria. Su año de mayor actividad ha sido 2016, con casi 88.000, y el de menor fue 2007, cuando solo entraron 547.

En cuanto a Rafah, el movimiento de camiones aumentó de forma significativa en 2022, cuando accedieron a Gaza unos 32.000 (más del doble que el año anterior), sobre todo con materiales de construcción y alimentos, según datos de la OCHA. El combustible y el gas de cocina, en cambio, suelen entrar a través de la puerta de Salah Ad-Din, cerca del paso de Rafah y operativa desde 2017.

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