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Ucrania quiere ser el mayor productor de armas de Occidente

Zelenski anuncia un acuerdo de fabricación de armamento con 38 empresas internacionales para que su país se convierta en “el arsenal del mundo libre”

Un soldado ucranio dispara un lanzagranadas durante unos ejercicios militares esta semana en la región de Kiev.
Un soldado ucranio dispara un lanzagranadas durante unos ejercicios militares esta semana en la región de Kiev.GLEB GARANICH (REUTERS)
Cristian Segura

Ucrania quiere ser el mayor productor de armamento de Occidente. Lo ha afirmado este sábado su presidente, Volodímir Zelenski, en un congreso en Kiev ante un auditorio compuesto por más de 250 empresas de la industria armamentística, nacionales y extranjeras. La invasión rusa ha dejado al país en una situación de dependencia del suministro de sus aliados en la OTAN, pero también ha provocado una rápida evolución tecnológica del sector privado para aportar nuevo armamento a sus tropas, sobre todo drones. Las autoridades de Kiev quieren aprovechar esta experiencia para sentar las bases de una futura superpotencia militar.

Zelenski ha saludado a los representantes de las principales empresas de la industria militar con estas palabras: “Estoy satisfecho de dar la bienvenida a los que están listos para construir el arsenal del mundo libre, con Ucrania y en Ucrania. Un arsenal poderoso y moderno que no deje oportunidad a ningún agresor”. Zelenski ha anunciado la fundación de una alianza de empresas internacionales para abrir fábricas de armamento en Ucrania. Según su Ministerio de Exteriores, 38 empresas de 19 países se han sumado. El ministerio también ha detallado la firma de 20 acuerdos con proveedores internacionales de componentes para fabricantes ucranios de drones, de munición y de reparación de blindados.

En lo que va de guerra, los aliados de Ucrania se han comprometido en ayuda militar valorada en 93.000 millones de euros, según datos del Instituto para la Economía Mundial de Kiel. La demanda ucrania para frenar al invasor supera la capacidad de producción de sus socios en la OTAN. Zelenski aseguró el 18 de septiembre en una entrevista en la televisión estadounidense CBS que cada bando dispara de media diaria 40.000 proyectiles de artillería. Por poner un ejemplo, Estados Unidos producía antes de la guerra en Ucrania 14.000 al mes. Durante este conflicto, la industria estadounidense ha elevado el número a 20.000 al mes, según informó en agosto The Washington Post.

Ya hay precedentes de acuerdos de líneas de producción conjuntas de armas entre Ucrania y países aliados. La empresa estatal Ukroboronprom anunció en noviembre de 2022 un pacto con seis países —entre otros, Polonia, Francia, República Checa y Dinamarca— para desarrollar nuevas armas, fabricar blindados, minas y munición de 152 milímetros para obuses soviéticos. Estos acuerdos se centraban sobre todo en la producción fuera de Ucrania, debido al riesgo de ataque ruso. Por ello, varias de las empresas de drones ucranias más relevantes han abierto centros de producción en Polonia. El ministro de Defensa francés, Sébastien Lecornu, confirmó el jueves en Kiev que quieren analizar qué armamento pueden producir conjuntamente.

Más armas, menos cereales

El futuro de Ucrania pasa por la industria armamentística, más allá de las necesidades de la actual guerra. Lo dejó claro el ministro de Industrias Estratégicas, Oleksandr Kamishin, el 9 de septiembre durante las jornadas anuales del grupo de Estrategia Europea de Yalta. Kamishin dijo que si Ucrania ha sido conocida hasta ahora como uno de los mayores productores mundiales de cereales, ahora lo será por su industria armamentística: “Cuando acabe la guerra, será más inteligente exportar armamento que agricultura. Un kilo de exportaciones de la industria de defensa equivale a 20 toneladas agrícolas. Ser el arsenal del mundo libre es una buena alternativa a ser la cesta del pan de Europa”. “Apostar por la industria armamentística es lo mejor que podemos hacer a largo plazo”, remachó el ministro, “en agricultura hemos demostrado que somos los más baratos en producción y los más baratos en logística. La industria de defensa será la nueva agricultura de Ucrania”.

Esta estrategia casa con el referente internacional que más cita Zelenski al que debe aspirar la Ucrania del futuro: Israel. “Es exactamente lo que necesitamos, un modelo que incluye armas, tecnología, entrenamiento, financiación”, dijo el mandatario en una entrevista en la televisión ucrania. Zelenski considera que su país vivirá en permanente amenaza y que debe proteger la actividad de sus ciudades con un fuerte sistema de defensa antiaérea, como Israel. Potenciar su propia industria armamentística es fundamental, indicó el presidente, “porque en algún momento tenemos que asumir que nos pueden dejar solos”.

El propio Zelenski admitió el 19 de septiembre ante la Asamblea General de Naciones Unidas que había intentos internacionales para pactar con Rusia un final de la guerra, al margen del parecer ucranio. Otra señal de alarma se produjo la semana pasada, cuando el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, informó de que su prioridad es renovar su arsenal y no entregar nuevos paquetes de armas a su país vecino. Polonia ha sido uno de los aliados más sólidos de Ucrania, pero los dos gobiernos se han enfrascado en un conflicto bilateral por el veto polaco a las exportaciones de cereales ucranios. La amenaza velada de Morawiecki se entiende en este contexto, pero también evidencia la frágil posición ucrania: su existencia depende de la ayuda internacional.

La ventaja de Ucrania en su camino para ser una superpotencia militar es que “desde la producción de drones al desminado, está progresando a la velocidad de la luz”, según afirmó el viernes en Kiev el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Ucrania no parte de cero, porque heredó una potente red industrial de defensa de la Unión Soviética. Pero en el ámbito de la defensa ha sido un actor internacional por debajo de sus posibilidades. Hasta 2014, sus sucesivos gobiernos priorizaron dejar de potenciar el sector. La guerra en Donbás contra los separatistas de la región amparados por Rusia evidenció los muchos déficits militares de Ucrania, lo que provocó una progresiva modernización de sus Fuerzas Armadas que se aceleró con la llegada al poder de Zelenski en 2019.

En su discurso de este sábado, Zelenski puso como ejemplo de este progreso el hecho de que sus Fuerzas Navales han formado la primera flota de drones marinos. El Ministerio de Defensa ha desarrollado varios tipos de drones bomba capaces de golpear a la flota rusa del mar Negro a cientos de kilómetros de la costa de la Ucrania libre, en puertos rusos, en alta mar o incluso ser utilizados como proyectil contra el puente de Kerch, la única infraestructura que conecta Rusia con la península de Crimea.

Otro paradigma del desarrollo armamentístico ucranio son los misiles marinos Neptun, que se han transformado hasta ser capaces de golpear también objetivos terrestres a 300 kilómetros de distancia. Kirilo Budanov, jefe de los servicios de inteligencia del Ministerio de Defensa, explicó el 23 de septiembre en una entrevista con The War Zone que el inconveniente de los Neptun es que Ucrania todavía no cuenta con suficiente capacidad industrial para producir un elevado número de unidades.

Lo mismo sucede con los obuses autopropulsados Bohdana, desarrollados en Ucrania, o la munición del calibre 155 milímetros, la principal empleada por la artillería de la OTAN, que se fabrica de forma limitada en territorio ucranio: el país invadido tiene a su industria constantemente amenazada por los bombardeos rusos. Otro contratiempo es que buena parte de su sector metalúrgico se encuentra en territorios ocupados por Rusia.

El ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, ha asegurado este sábado en el foro de defensa de Kiev que la demanda por comprar armamento ucranio vuelve a resurgir. Kuleba ha confirmado que su Gobierno no puede exportar ahora armas porque necesita todo lo que produce para defenderse de Rusia, pero ha añadido que hay interés en algunos países africanos, que no ha querido nombrar, para establecer allí fábricas de defensa ucranias. Las palabras del jefe de la diplomacia ucrania son también una advertencia a Moscú de que el Kremlin no es el único capaz de lograr influencia estratégica en África.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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