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La fuga de un asesino condenado a cadena perpetua atemoriza a Estados Unidos

La huida de película de una prisión de Pensilvania del brasileño Danelo Cavalcante, sentenciado de por vida por matar a su exnovia, tiene en vilo a las autoridades, que han movilizado a 500 agentes para atraparlo

Daniel Cavalcante, en la última grabación que hay de él de una cámara de seguridad, el sábado pasado.Foto: PENNSYLVANIA STATE POLICE (via REUTERS) | Vídeo: EPV
Iker Seisdedos

Un asesino convicto anda suelto en Pensilvania. Se llama Danelo Souza Cavalcante, es brasileño, tiene 34 años y se fugó este jueves hará dos semanas de la prisión estatal del condado de Chester, al oeste de Filadelfia. Allí cumplía cadena perpetua por el asesinato en abril de 2021 de su exnovia, Déborah Evangelista Brandão, a la que mató a cuchilladas en presencia de los dos hijos de esta, de siete y tres años. Después se supo que también lo buscan las autoridades del Estado brasileño de Tocantins por la muerte a balazos, en 2017, de Valter Júnior Moreira dos Reis. La víctima le debía dinero por la reparación de un coche.

En el último giro de los acontecimientos, la policía informó este martes de que la noche anterior el fugitivo se había hecho con un rifle del calibre 22 con mirilla y linterna, que robó del garaje de una casa unifamiliar. Su propietario lo descubrió y le disparó varias veces con otra pistola de su arsenal, pero las balas no lo alcanzaron. “Ahora sabemos algo más [de Cavalcante]”, dijo en una conferencia de prensa el agente George Bivens, portavoz durante la crisis. “Está armado y es extremadamente peligroso”.

Un tuit de la policía había avisado de madrugada: “Se pide a los residentes de la zona que cierren con llave todas las puertas y ventanas, aseguren los vehículos y permanezcan en el interior [de sus casas]. No se acerquen a él. Llamen al [teléfono de la policía] 911 si lo ven”. La recompensa por cualquier información que lleve sobre su pista subió en las últimas horas de 10.000 a 25.000 dólares (23.300 euros).

El prófugo conoció su condena en agosto. Pocos días antes de empezar a cumplir prisión de por vida, escapó el último día del mes de la cárcel trepando por una pared. Hay un video de seguridad que recoge el momento. En él, se le ve con camiseta y deportivas blancas acercarse distraído a un pasillo estrecho de ladrillo visto, apoya un pie y las dos manos y empieza a caminar en posición horizontal sin quitar la vista del patio del presidio. Enseguida desaparece del plano. La grabación, digna de una película de Buster Keaton, es hipnótica: Cavalcante, de algo más de metro y medio de estatura, logra que parezca fácil el truco, que uno de los guardias de la penitenciaría describió como “el paso del cangrejo”.

Después logró abrirse camino entre el alambre de espino, que el alcaide mandó poner después de que otro recluso tratase de trepar de ese modo a principios de año. Cruzó el tejado a la carrera, saltó una valla, sorteó más alambre de espino y desde entonces la policía no ha logrado dar con él.

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Va para dos semanas ya. Dos semanas en las que la población del área en torno a la prisión, una zona semirresidencial con extensas porciones de bosque, vive atemorizada mientras los agentes se muestran impotentes ante la astucia del fugado. El teniente coronel Bivens comparece cada día por televisión, sin saber ya qué nuevas excusas poner en un caso que ha trascendido el interés local para cautivar la atención de todo el país.

Fuera del perímetro

Al principio, el portavoz policial trató de tranquilizar a los vecinos diciendo que habían acordonado un perímetro de unos 35 kilómetros cuadrados, cortado las carreteras y peinado la zona con centenares de agentes y el sobrevuelo de los helicópteros. Hasta se cancelaron las clases de una universidad cercana. El sábado siguiente a la fuga, una cámara de seguridad lo cazó a 2,5 kilómetros de la cárcel. Ese lunes, las autoridades emitieron por unos altavoces un mensaje de la madre de Cavalcante, en el que rogaba a su hijo que se entregara. La mujer, explicó, teme que si dan con él acabe muerto a balazos.

Tras una semana en la que se produjeron más encuentros con vecinos, que alertaron a las autoridades, este sábado apareció de nuevo en el vídeo de una de esas cámaras que instalan los propietarios precavidos a las puertas de sus casas. Era la prueba de que el asesino había traspasado el perímetro de seguridad. Lucía además un aspecto distinto al de la foto de su detención, en la que se le ve con pelo largo y barba en medio de un rostro lampiño. El nuevo Cavalcante estaba afeitado y vestía visera de béisbol y una sudadera con gorro verde. También trascendió que había robado una camioneta de reparto, que abandonó cuando se acabó la gasolina, y que trató de entrar en contacto con dos viejos compañeros de trabajo.

Efectivos movilizados para la búsqueda de Danelo Cavalcante, fuertemente armados en Pocopson Township, Pensilvania, el pasado 3 de septiembre.
Efectivos movilizados para la búsqueda de Danelo Cavalcante, fuertemente armados en Pocopson Township, Pensilvania, el pasado 3 de septiembre. David Maialetti (AP)

El incidente del lunes (el robo del rifle y el enfrentamiento con el vecino armado) ha hecho que las autoridades aumenten el dispositivo de busca y captura, hasta alistar a unos 500 agentes, de la policía estatal de Pensilvania, el FBI, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos y los U.S. Marshalls. “Es un terreno grande, boscoso y montañoso”, justificó Bivens, que añadió que se creen al fugado capaz de disparar a los agentes o a un vecino si se ve acorralado. La búsqueda, explicó, ha entrado “en el largo plazo”. “Pero creemos que carece de recursos para salir de Pensilvania”.

El historial de Cavalcante, veterano practicante del arte de la fuga, invita a no subestimarlo. Tras matar a su novia, también huyó. Lo encontraron un par de Estados más al sur, en Virginia. Y al país entró ilegalmente, no se sabe bien cuándo, salvo que tuvo que ser tras matar en 2017 a Moreira dos Reis, un delito que casi con total seguridad no estaba en el radar de las autoridades estadounidenses.

Tras su fuga ha surgido en la tranquila comunidad a la que tiene en vilo la pregunta de por qué no fue deportado a Brasil tras el asesinato de su expareja. El averiado sistema migratorio contempla la expulsión de los indocumentados (11 millones de personas, según cálculos del Instituto de Política Migratoria) cuando estos cometen delitos leves (los estudios demuestran que, independientemente de la gravedad, los cometen en un porcentaje menor que los nacidos en el país). En un caso como el de Cavalcante, la ley dicta que si es condenado tiene que cumplir su condena en Estados Unidos. De modo que si finalmente dan con él con vida, le espera un buen montón de años entre rejas en la cárcel de Pensilvania en la que hace dos semanas que lo echan en falta.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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