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Rusia rechaza prorrogar el acuerdo de exportación del grano ucranio

El pacto, único punto de entendimiento entre Kiev y Moscú desde la invasión a gran escala, se asoma a su fin tras casi un año en vigor

Un buque para transportar grano procedente de Ucrania, en mayo. Foto: YULII ZOZULIA (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV
Luis de Vega (Enviado Especial)

El acuerdo del mar Negro, que ha permitido exportar grano a todo el mundo desde varios puertos de Ucrania pese a la guerra, se asoma al abismo. Ese pacto, el único punto de entendimiento entre Kiev y Moscú desde la invasión rusa a gran escala, estaba auspiciado por la ONU y Turquía y expiraba este lunes. Pocas horas antes de la fecha límite, el Gobierno que preside Vladímir Putin ha anunciado que si no se cumplen una serie de exigencias no se extenderá el marco que lleva casi un año en vigor, según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, que lo deja de esa manera en suspenso. El anuncio de Rusia ha desatado la protesta de numerosos países y organismos internacionales, que temen que el bloqueo de los puertos ucranios agrave de nuevo la crisis alimentaria que el acuerdo ayudó a frenar.

La suspensión del acuerdo se ha producido horas después de una explosión en el puente de Crimea que une la península ucrania con Rusia. El Kremlin ha negado que el suceso haya sido determinante en el rechazo a la prórroga del acuerdo con Kiev, que creaba un corredor seguro en el mar Negro.

El centro de coordinación conjunto (JCC, en sus siglas en inglés), con sede en Turquía, donde se han inspeccionado durante el último año los barcos que salían de Ucrania para garantizar que no escondían armas, ha recibido también la notificación de Moscú, han confirmado a este periódico fuentes de Naciones Unidas. “El acuerdo del mar Negro ha terminado hoy de facto”, ha sentenciado Peskov, informa la agencia France Presse. El portavoz de Putin ha dejado una puerta abierta a una posterior renovación al añadir que, si se satisfacen las reclamaciones rusas, regresarán de “inmediato” al pacto.

Más allá de los acuerdos concretos de intercambios de prisioneros y de cuerpos de fallecidos en ambos bandos, este era el único gran acuerdo alcanzado desde que, en febrero de 2022, Rusia lanzó la gran invasión de Ucrania. El inicio de la guerra significó el bloqueo de millones de toneladas de grano ucranio esenciales para el mercado alimentario mundial. Con el acuerdo firmado entre los dos Ejecutivos, el grano retenido en el litoral ucranio por la invasión rusa, destinado principalmente a países desfavorecidos, comenzó a salir de los puertos del mar Negro con la seguridad de que los barcos no sufrirían ataques.

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha replicado que su país no tenía un acuerdo con Moscú, ya que este se firmó por separado por ambas partes con la ONU y con Turquía. En cualquier caso, el mandatario ha apostado por mantener la exportación de grano pese a todo. “Incluso sin Rusia, tenemos que hacer lo posible para poder usar este corredor del mar Negro. No tenemos miedo”, ha asegurado. En la misma línea se ha pronunciado el ministro ucranio de Infraestructuras, Oleksandr Kubrakov, quien ha abogado por que el acuerdo continúe a pesar de que el Gobierno ruso se niegue a renovarlo. El acuerdo, escribió Kubrakov en Twitter, “debe continuar independientemente de si la Federación Rusa participa en él o no”. Moscú, mientras, ha avisado de que la retirada significa que “se revocarán las garantías de seguridad de la navegación emitidas por la parte rusa”, ha advertido este país a la agencia marítima de la ONU, la Organización Marítima Internacional (OMI), según un extracto de una carta vista por la agencia Reuters.

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La decisión de Moscú ha suscitado rápidamente críticas a nivel internacional. El secretario general de la ONU, António Guterres, uno de los mediadores y garantes del pasillo seguro del grano, ha asegurado que la suspensión “será un golpe para los necesitados en todas partes”. “Cientos de millones de personas se enfrentan al hambre y los consumidores se enfrentan a una crisis global del coste de la vida. Ellos pagarán el precio”, ha afirmado Guterres, al tiempo que ha expresado su “profunda decepción” por el hecho de que sus propuestas a Putin para mantener viva la iniciativa no hayan prosperado. El otro garante del acuerdo, Turquía, intentará convencer al líder ruso de la conveniencia de retornar al acuerdo. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó el pasado viernes que Moscú estaba dispuesto a mantener la iniciativa, a lo que el Kremlin respondió que no haría comentarios al respecto. Tres días después, ha rechazado continuar con el pacto. Según Erdogan, los ministros de Exteriores turco y ruso tenían previsto hablar a partir de este lunes sobre una posible reincorporación de Moscú.

Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, considera la medida de Rusia “un movimiento cínico” y asegura que la UE continuará trabajando para garantizar la seguridad alimentaria de los países más pobres. La Casa Blanca ha asegurado que la decisión de Rusia “empeorará la seguridad alimentaria y dañará a millones”. “Instamos al Gobierno de Rusia que revoque inmediatamente su decisión”, ha manifestado el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Adam Hodge. Por su parte, Francia ha hablado de “chantaje a la seguridad alimentaria mundial”, y el canciller alemán, Olaf Scholz, ha destacado que este paso “tiene mucho que ver con el hecho de que Rusia no se siente responsable de la buena convivencia en el mundo”. El embajador chino ante la ONU, Zhang Jun, ha mantenido la esperanza de que se pueda encontrar “una solución global”.

Desde el 1 de agosto del año pasado, cuando empezó a aplicarse el acuerdo, la iniciativa ha permitido la salida desde el litoral ucranio de 1.143 buques que han transportado algo más de 32 millones de toneladas en total de productos alimentarios y fertilizantes. Los barcos son inspeccionados en Turquía para evitar un traslado de armas.

Rusia nunca ha sido un buen acompañante del resto de participantes en el acuerdo y no ha dejado de presionar para obtener a cambio mejoras en las sanciones decretadas contra Moscú por invadir Ucrania. Los tímidos primeros resultados, que permitieron exportar 4,2 millones de toneladas en octubre del año pasado, acabaron hundiéndose hasta los 1,3 millones de este mayo, según datos de Naciones Unidas.

En plena cosecha

Ucrania se encuentra hoy en plena cosecha de trigo, cebada o colza y en tres o cuatro meses vendrán el maíz y el girasol; es decir, que “este es un momento realmente adecuado para dañar la economía y la agricultura de Ucrania y dejarla sin los beneficios de las divisas y, de esa forma, causar más daño todavía a granjeros y agricultores. Puede que ese sea el verdadero motivo que impulsa a Rusia”, sostuvo la semana pasada, al ser preguntado sobre una posible prórroga, Volodímir Slavinskii, director comercial de Nibulon, un gigante ucranio del sector.

España también está afectada por la ruptura del acuerdo. Ocupa el segundo lugar en destino de las exportaciones, aunque como país de tránsito desde el que el grano se transporta a otros territorios, solo por detrás de China en una lista de 45 países. Los puertos españoles han recibido a 134 barcos (más del 10% del total) y casi 6 millones de toneladas de mercancía (casi el 20% del total de 32,8 millones) desde que zarpó el primer carguero el 1 de agosto de 2022.

Gracias al pacto, el índice de precios de los alimentos de la FAO (la organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura) disminuyó un 23% después de que, al comienzo de la invasión rusa, alcanzara su máximo en marzo de 2022. Más de la mitad del trigo que distribuyó el año pasado el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU en países como Afganistán, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán o Yemen lo adquirió en Ucrania.

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Sobre la firma

Luis de Vega (Enviado Especial)
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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