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Ucrania ya ha recibido las polémicas bombas de racimo prometidas por EE UU

El Gobierno de Kiev asegura que no usará estas armas en zonas densamente pobladas

Una bomba de racimo clavada en el suelo tras un ataque cerca de Járkov, el 10 de junio de 2022. Foto: IVAN ALVARADO (REUTERS) | Vídeo: EPV
Luis de Vega (Enviado Especial)

Ucrania ya ha recibido las bombas de racimo cuyo envío aprobó la semana pasada el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, según ha confirmado un alto mando del ejército de Kiev a la cadena estadounidense CNN. Se trata de un armamento polémico y prohibido por más de un centenar de países adheridos a la Convención de Municiones de Racimo de 2008 porque mata de manera indiscriminada, aunque Moscú recurre a esas bombas con frecuencia, como se ha comprobado en diferentes zonas del frente de batalla. El propio presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo en la cumbre de la OTAN celebrada esta semana en Vilnius (Lituania) que es de justicia que Ucrania disponga de ellas para hacer frente a la invasión rusa y aseguró que no usarán las bombas de racimo para atacar al país vecino. España, junto al Reino Unido y Canadá, aliados que mandan con frecuencia armamento a Kiev, han expresado en este caso su claro desacuerdo con la entrega de estos proyectiles, criticada también por otros aliados como Alemania o Francia.

“Acabamos de recibirlas”, confirmó el general Oleksandr Tarnavskii este jueves en una entrevista con la mencionada cadena estadounidense. “Aún no las hemos usado, pero pueden cambiar radicalmente” la situación en el frente de batalla, ha destacado. “El enemigo también entiende que, al obtener estas municiones, nosotros tendremos una ventaja” y “renunciará a esa parte del terreno donde es posible que sean usadas”, auguró. Los máximos responsables del ejército serán los que decidan la manera y el lugar en que se utilizarán, añadió Tarnavskii, incidiendo en que “es un arma muy poderosa”.

La polémica rodea a este tipo de armamento, ampliamente usado por Rusia en el conflicto y en zona civil, según han denunciado instituciones internacionales y ONG. En este sentido, Tarnavskii insistió en que no tienen previsto lanzarlas sobre zonas densamente pobladas, aunque estén ocupadas por las tropas del Kremlin. Kiev, según una información de The New York Times publicada en los primeros meses de la guerra, también ha usado ya bombas de racimo, aunque el Gobierno de Zelenski ha insistido en que cumple “estrictamente las normas del derecho internacional humanitario”, según recuerda un informe de Human Rights Watch.

Estados Unidos, según la CNN, ha señalado que ha exigido por escrito a Ucrania que no emplee la munición en áreas con civiles.

“Rusia utiliza constantemente municiones de racimo en nuestro territorio y está matando a nuestra gente”, denunció Zelenski en Vilnius el miércoles, al hilo de la polémica decisión de la Administración de Biden. El presidente ucranio añadió que las bombas de racimo se utilizarán “exclusivamente” con objetivos militares en las zonas “temporalmente ocupadas” de Ucrania.

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La mayoría de los aliados de Estados Unidos son firmantes de la convención de 2008 que prohíbe el uso de este tipo de armas —no así ni Rusia ni Ucrania―. Son peligrosas para la población civil, en especial para los niños, incluso años después de lanzarse, ya que esparcen pequeñas bombas en una amplia zona y están pensadas para sembrar destrucción en múltiples objetivos a la vez.

Ante la controversia por la entrega de las bombas de racimo a Ucrania, el presidente Biden afirmó en vísperas de la cumbre de la OTAN en Lituania que había sido “una decisión muy difícil”. “Y, por cierto, lo hablé con nuestros aliados, lo hablé con nuestros amigos del Capitolio”, añadió el mandatario en una conversación con CNN. “Los ucranios se están quedando sin munición”, justificó.

Las armas de racimo forman parte de un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania (el número 42º) que está valorado en 800 millones de dólares (unos 730 millones de euros) y que incluye “cientos de miles” de bombas de racimo junto a otra munición de artillería y vehículos blindados.

Ucrania lleva más de un mes lanzando una contraofensiva contra posiciones de las tropas invasoras en las regiones de Donetsk (este) y Zaporiyia (sur). Las bombas de racimo, según Kiev, servirán para poder avanzar sin arriesgar tanto la vida de sus hombres en medio de las tupidas defensas tejidas por los rusos en los últimos meses, que incluyen extensos campos de minas.

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Sobre la firma

Luis de Vega (Enviado Especial)
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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