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Sentenciado a 90 cadenas perpetuas el asesino de la matanza racista de El Paso

Patrick Crusius, de 24 años, recibe el castigo por asesinar a 23 personas en un Walmart en 2019. El asesino aún puede ser condenado a muerte en otro juicio

Patrick Crusius, el asesino de la matanza de El Paso, en medio de dos policías, en octubre de 2019.
Patrick Crusius, el asesino de la matanza de El Paso, en medio de dos policías, en octubre de 2019.Briana Sanchez (AP)
Luis Pablo Beauregard

El Paso ha comenzado a cerrar este viernes uno de sus momentos más dolorosos. Patrick Crusius, el asesino racista de 23 personas en un supermercado, ocurrido en agosto de 2019, ha sido sentenciado a 90 cadenas perpetuas consecutivas. El homicida, de 24 años, se declaró culpable en febrero en medio centenar de acusaciones federales de crímenes de odio por atentar en contra de la población latina. Crusius, sin embargo, aún puede ser sentenciado a la pena capital en un juicio diferente que se llevará a cabo a nivel estatal y que aún no tiene fecha.

La sentencia ha tardado cuatro años desde que Crusius condujo diez horas más de 1.000 kilómetros desde su casa, cerca de Dallas, hasta la ciudad fronteriza para matar hispanos con un rifle de alto poder en un Walmart que era frecuentado tanto por habitantes de la urbe texana como de Ciudad Juárez, en México. Estos elementos han hecho que este sea uno de los más importantes casos de crímenes de odio en la historia de Estados Unidos.

Crusius, de acuerdo a la agencia AP, no mostró ninguna reacción al momento de escuchar su sentencia, que pasará en una prisión de máxima seguridad en Colorado, donde se encuentran los criminales más peligrosos del país, entre ellos Joaquín El Chapo Guzmán. Esposado y vestido con un mono de prisión color azul marino, fue encarado por uno de los familiares de sus víctimas. “Te veremos nuevamente, cobarde. Te vas sin pedir perdón, sin decir nada”, le gritaron en referencia al nuevo proceso judicial que llevará la Fiscalía de Texas, que ha dado a conocer que solicitará la pena de muerte. Este juicio, sin embargo, se ha retrasado desde que Yvonne Rosales, una fiscal con poca experiencia, renunció en noviembre tras una serie de errores en el manejo de la acusación. Bill Hicks, el nuevo fiscal de distrito, espera que el homicida sea puesto en manos de las autoridades estatales en octubre o noviembre. Esto dará inicio al nuevo caso.

El juez, David Guaderrama, permitió desde el miércoles que 13 familiares de las víctimas encararan al asesino por primera vez. Fueron dos jornadas de intensidad emocional. Uno a uno, los familiares contaron al tirador cómo su odio cambió vidas para siempre. Algunos le exigieron respuestas, entender qué había llevado a un joven de 21 años a cometer ese acto atroz, que dejó también 22 heridos. Muchos no pudieron contener la rabia al no obtener lo que esperaban del atacante, quien por momentos sonrió ante los duros testimonios o miraba al techo en un gesto de hartazgo. Los menos le dijeron a la cara que lo habían perdonado.

Paul Jamrowski, quien perdió en el ataque a su hija, Jordan y a su yerno, llora afuera del tribunal federal en El Paso.
Paul Jamrowski, quien perdió en el ataque a su hija, Jordan y a su yerno, llora afuera del tribunal federal en El Paso.Andres Leighton (AP)

“Mi mensaje al asesino fue que fracasó. Quería deshacerse de los hispanos aquí en El Paso. Y ahora está en una habitación repleta de latinos. Seguimos aquí y no nos vamos a ir a ningún lugar”, dijo Amaris Vega el miércoles. Su madre, Rosemary, su abuela, Rosa Barrón y su tía, Teresa Sánchez, de 82 años, recibieron el impacto del rifle tipo AK-47 de Crusius mientas pagaban sus compras. Su madre sobrevivió a pesar de que una bala le abrió una herida en el pecho del tamaño de una pelota de tenis.

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Luis Alfonso Juarez, de 90 años, también murió en ese Walmart. Su hija Margaret, quien también estuvo cerca de perder a su madre, subrayó al asesino la ironía de su situación. Su odio lo llevará a una prisión donde estará rodeado de minorías raciales. “Nada en las aguas de la prisión. Nosotros seguiremos disfrutando de la luz del sol. Mantenemos nuestra libertad en nuestro país”, le dijo en un testimonio que provocó aplausos.

Paul Jamrowski, el padre de Jordan Anchondo, quien falleció junto a su pareja aquel sábado, se preguntaba si la sentencia de este viernes en realidad es justa. “Estar en la misma habitación que él es... no tengo palabras... Es triste porque él vivirá sin importar lo que diga la justicia. Él seguirá viviendo mientras que mis nietos, en casa, deben crecer con esto por el resto de sus vidas”, afirmó.

La historia de los Anchondo es una de las más conmovedoras entre las casi dos docenas de víctimas. Jordan y su esposo, Andre, encontraron la muerte mientras compraban alimentos para una barbacoa que ofrecerían a invitados ese mismo día. Murieron protegiendo a su bebé Paul, el más pequeño de sus dos hijos, de apenas un par de meses.

“Un error de la sociedad”

“Eres un parásito malvado”, le dijo Thomas Hoffman, hijo de Alexander Hoffman, un alemán que llegó a vivir a México en los años 80 y quien falleció en el tiroteo con 66 años. “Lo asesinaste de la forma más cobarde. Mi familia era muy feliz”, dijo. El ataque acabó con el matrimonio de 40 años de su padre, quien había cruzado la frontera para comprar herramientas. “Espero que cada noche no puedas dormir por pensar en todos aquellos que mataste. Eres un cobarde, un error de la sociedad”, agregó dirigiéndose al asesino.

“Tú mostraste lo que es la maldad, que los monstruos existen fuera de los libros”, afirmó Stephanie Melendez, hija de otra de las víctimas, David Johnson, de 63 años. “Con tu odio te llevaste a una buena persona (...) Espero que el llanto de mi nieta te persiga toda tu vida”, añadió.

En enero de este año, los fiscales del caso informaron que no pedirían la pena de muerte por el homicidio de 23 personas. La decisión, que no fue justificada en documentos judiciales, permitió que Crusius cambiara de opinión y se declarara culpable de los cargos federales. Este viernes, el abogado del homicida, Joe Spencer, afirmó que su cliente “tiene colapsado el cerebro”. “El pensamiento de Patrick no se corresponde con la realidad”, dijo al tribunal antes de que se conociera la sentencia.

Antes de llevar a cabo la matanza, Crusius publicó en Internet una especie de manifiesto que hacía eco de la supuesta teoría del reemplazo, que predica que la población blanca está siendo sustituida por minorías en Estados Unidos. Esta versión es popular entre los movimientos racistas y supremacistas del país. El asesino se quejaba de “una invasión hispana” a Texas y planeaba como solución “deshacernos de suficientes personas”.

Una de las personas que Crusius debió encarar antes de conocer que pasará el resto de su vida en prisión fue un votante de Donald Trump, un presidente que reforzó a los movimientos supremacistas. “No recuerdo nunca que Trump haya dicho que había que salir a matar mexicanos”, le espetó Harry Dean Reckard, un republicano que perdió en el ataque a su madre, Margie Reckard, de 63 años. “¿Duermes bien por las noches?”, quiso saber el hombre. “¿Te arrepientes de lo que hiciste?”, siguió. Solo obtuvo silencio como respuesta. Pero el asesino asintió con la cabeza.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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