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Rusia bombardea Kiev en medio de la visita de una misión de paz africana

Zelenski insiste ante los mandatarios de Sudáfrica y Senegal, entre otros, en que el paso previo para negociar con Moscú es la retirada total de Ucrania

Un médico atiende a un herido de una zona residencial de Kiev, este viernes. REUTERSFoto: REUTERS | Vídeo: EPV
Luis de Vega

Una nutrida delegación africana encabezada por el presidente de Sudáfrica, Ciryl Ramaphosa, llegó este viernes a Kiev y acabó a la primera de cambio refugiada bajo tierra en medio del último ataque ruso a la capital de Ucrania. La misión de paz aterrizó en un país invadido y bombardeado con la intención de mediar para que las partes emprendan la senda del fin de la guerra y probaron el jarabe de la violencia que sufren los ucranios desde que comenzó la gran invasión de Vladímir Putin en febrero del año pasado.

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, sin salirse del mismo argumento amasado desde hace meses, explicó a la delegación que no rechaza negociar con Rusia, pero que no lo hará nunca antes de que salgan de la Ucrania que mantienen invadida. “Necesitamos una paz real y, por lo tanto, una retirada real de las tropas de Rusia de toda nuestra tierra independiente”, señaló Zelenski en una rueda de prensa conjunta con la misión africana, informa la agencia Reuters. Para el mandatario, eso incluye no solo las zonas en las que ahora la guerra se vive con mayor intensidad, sino también la península de Crimea, anexionada ilegalmente por Moscú en 2014. “Permitir cualquier negociación con Rusia ahora, mientras el ocupante está en nuestra tierra, es congelar la guerra, congelarlo todo: dolor y sufrimiento”, añadió. Eso sí, Zelenski expresó su deseo de celebrar una cumbre Ucrania-África y que su país estreche relaciones con ese continente, donde Rusia es más influyente.

El de este viernes ha sido un ataque atípico porque ha tenido lugar a plena luz del día, antes de la hora de comer. El ejército ruso suele hacerlo de noche o de madrugada. En total, las baterías antiaéreas lograron derribar en Kiev 12 misiles, seis tipo Kinzal y seis Kaliber, y dos aviones no tripulados, según el mando aéreo de las Fuerzas Armadas. No hubo que lamentar víctimas mortales, pero sí varios heridos. El alcalde de Kiev, Vitali Klitchsko, explicó que no hubo ni instalaciones ni edificios dañados en la ciudad.

De la delegación africana, que tiene previsto reunirse el sábado con Putin en San Petersburgo, forman parte el presidente de Sudáfrica, Ciryl Ramaphosa; el de Senegal, Macky Sall; el de Zambia, Hakainde Hichilema; el de las Comoras, Azali Assoumani, también actual presidente de la Unión Africana, así como el primer ministro de Egipto, Mustafá Madbuli y un enviado especial de Uganda. El grupo ha tenido también la oportunidad de visitar Bucha, una localidad de la región de Kiev que permaneció en manos rusas durante un mes el año pasado y donde los invasores cometieron todo tipo de abusos y asesinatos, muchos de ellos contra la población civil.

Ramaphosa afirmó que la misión ha viajado a Kiev y seguirá hacia San Petersburgo para “compartir la perspectiva africana” en la búsqueda de la paz, informó Reuters. “Estamos hablando de la necesidad de una desescalada en ambos lados para que la paz pueda llegar”, ha añadido.

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Volodímir Zelenski y Cyril Ramaphosa
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, y el sudafricano, Cyril Ramaphosa, este viernes en la conferencia de prensa conjunta en Kiev.VALENTYN OGIRENKO (REUTERS)

La invasión rusa de Ucrania ha perjudicado especialmente a África. Algunos de los países más afectados por el empeoramiento de la crisis alimentaria debido al bloqueo de los puertos del mar Negro se hallan en ese continente. Auspiciado por la ONU y Turquía, Kiev y Moscú mantienen el denominado acuerdo del grano para permitir las exportaciones de cereal, pero esa iniciativa no es suficiente para aplacar el daño que causa la guerra.

Sobre el terreno, Ucrania desarrolla una contraofensiva desde hace dos semanas que hace casi imposible siquiera pensar en la posibilidad de que agresor y agredido se sienten a corto plazo en una misma mesa. El alto mando del ejército ucranio afirmó este viernes que sus tropas están avanzando y enfrentándose “a una resistencia desesperada” por parte de las fuerzas rusas en la ciudad oriental de Bajmut (región de Donetsk), donde desde hace meses se libran intensos y sangrientos combates.

Según Kiev, sus hombres están consiguiendo infligir enormes bajas en el ejército ruso en el sur del país. Por su parte, Rusia no ha reconocido de forma oficial que las tropas locales hayan logrado éxitos. El coronel Oleksandr Sirskii, que está al frente de las fuerzas terrestres ucranias, ha dicho que la situación en el este es tensa, dado que Rusia ha llevado allí a sus mejores divisiones, en especial a Bajmut, donde además tienen la colaboración de su fuerza aérea y de artillería. “Continuamos llevando a cabo acciones ofensivas en diferentes direcciones, ocupando zonas elevadas, y franjas de bosque con el objetivo de forzar al enemigo a salir de forma gradual de las afueras de Bajmut. Habiéndose dado cuenta, las unidades enemigas ejecutan acciones desesperadas”, dijo Sirskii en un mensaje publicado en la red social Telegram.

La intención del ejército local es asestar un hachazo al terreno ocupado por los rusos. Las previsiones son que esta operación militar, que apenas ha traído avances para los ucranios, sea larga y costosa en cuanto a víctimas. El escenario en el que se está desarrollando esencialmente son las regiones de Donetsk (este) y Zaporiyia (sur).

Yevhen, de 25 años, inspeccionaba este viernes la casa destruida de su madre tras el ataque ruso a las afueras de Kiev.
Yevhen, de 25 años, inspeccionaba este viernes la casa destruida de su madre tras el ataque ruso a las afueras de Kiev. GENYA SAVILOV (AFP)

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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