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El ‘modelo Bukele’ atrae a políticos latinoamericanos

Los altos índices de aprobación del presidente salvadoreño han hecho que varios aspirantes al poder apuesten por las mismas prácticas de mano dura para ganar elecciones

Nayib Bukele, en la Escuela Militar Capitán General Gerardo Barrios, en El Salvador, en 2022. Foto: MARVIN RECINOS (AFP)
Carlos S. Maldonado

Días antes de que las autoridades electorales lo sacaran de la contienda por la Presidencia de Guatemala, Carlos Pineda —entonces el candidato que encabezaba las encuestas— viajó a El Salvador para mostrar su admiración por el presidente de ese país, el joven populista Nayib Bukele. “Me vine a El Salvador a conocer la prosperidad de un país cuando el dinero no se roba y alcanza”, escribió en Twitter el político. “He venido a ver los avances, el desarrollo que ha habido en El Salvador últimamente. Mis respetos para el presidente Nayib Bukele, que pudo romper el sistema y por eso El Salvador pudo desarrollarse”, dijo Pineda. La admiración de Pineda por Bukele es una muestra del atractivo que el controvertido mandatario genera entre políticos latinoamericanos, principalmente gente de derecha, que apuestan ganar elecciones con las mismas prácticas de mano dura que el salvadoreño ha implementado y que tanta simpatía le ha generado en su propio país, donde cuenta con una aprobación del 90%.

Al igual que Pineda, los otros aspirantes presidenciales de Guatemala también han puesto la vista en la estrategia de su vecino para atraer el voto de una población cansada por la violencia de las pandillas. Sandra Torres, exprimera dama y candidata de Unidad Nacional de la Esperanza, elogió las políticas severas de Bukele y afirmó que pondría en marcha unas similares si ganaba las elecciones para hacer frente “al flagelo de los homicidios, asesinatos y extorsiones” en Guatemala. La candidata conservadora Zury Ríos, hija del dictador acusado de genocidio Efraín Ríos Montt, también ha echado mano del ‘modelo Bukele’ para atraer votos a su campaña. Ella ha aplaudido las medidas del mandatario y ha dicho que son su inspiración de ganar las elecciones. “Un país no puede hablar de desarrollo si no tiene seguridad. Entre la guerrilla y las pandillas, Guatemala ha visto morir a decenas de miles de nuestros hermanos. Sin embargo, nuestro país vecino El Salvador lleva aproximadamente 150 días en los que no han asesinado a nadie. ¿Qué es lo que están haciendo? Controlar las cárceles, asignar el presupuesto adecuado a la policía y el ejército. Eso se llama control territorial. Para mí, ese es un modelo de referencia”, ha dicho Ríos en un video de su campaña. Ríos también viajó a El Salvador, donde no fue recibida por ningún funcionario de Gobierno.

Todavía está por verse si el uso de la figura de Bukele atraerá al electorado guatemalteco, aunque Renzo Rosal, politólogo y catedrático universitario, considera que estas promesas no tienen un efecto fuerte en una parte del electorado, que las ven como “medidas muy populistas, simplistas, que no tienen fundamento”. Rosal dice que el uso de la figura del salvadoreño es una muestra del vacío de liderazgo que hay en Guatemala. “Bukele llena en buena medida ese vacío, porque no hay un referente en Guatemala que tenga un perfil similar. Bukele tiene un buen manejo mediático y ha vendido bien su supuesto éxito en temas de seguridad en El Salvador, con lo que le facilita las cosas a los candidatos guatemaltecos, porque no tienen que pensar propuestas propias”, explica este analista.

La presidente electa Xiomara Castro
Xiomara Castro, presidenta de Honduras. Bienvenido Velasco (EFE)

Las medidas de Bukele también han sido implementadas en Honduras por la presidenta Xiomara Castro, quien anunció en noviembre una polémica política: estados parciales de excepción para combatir el crimen en las zonas más inseguras de las ciudades hondureñas. El modelo Bukele se ha puesto en marcha en 120 comunidades, donde además se han suspendido las garantías constitucionales y se han movilizado a militares para establecer el orden. Castro invitó en marzo a Bukele para que visitara su país, en una muestra de la necesidad que tienen los políticos centroamericanos de fotografiarse con el mandatario salvadoreño, a pesar de que sobre él caen acusaciones de autoritarismo y violaciones a los derechos humanos. Bukele ya había rechazado asistir a la toma de posesión de Castro.

La influencia del presidente salvadoreño traspasa las fronteras de Centroamérica. El mandatario despierta admiraciones en amplios sectores de votantes de Latinoamérica. La revista colombiana Semana dedicó la portada de una de sus ediciones de marzo al mandatario, con un reportaje titulado ‘El milagro Bukele’. En el texto, la revista enumera sus logros en El Salvador en medio de la llamada guerra contra las maras, incluyendo la captura de 68.000 personas, que Semana cataloga como “terroristas”. “El presidente de El Salvador es hoy el líder político más popular del continente y los expertos lo catalogan como una figura de talla mundial. Tiene apenas 41 años y lo que ha hecho en su país es considerado casi milagroso”, afirma Semana. La figura de Bukele atrae a los colombianos, porque según una encuesta de Datexco para W Radio el 55% de los ciudadanos de ese país les gustaría un presidente como Bukele para Colombia. De hecho, Bukele ha sustituido al conservador Álvaro Uribe como inspiración de la derecha en Colombia, a tal punto que una de las senadoras más radicales del país, María Fernanda Cabal, se ha declarado admiradora del mandatario. Lo contrario pasa con el presidente Gustavo Petro, quien ha tenido varios encontronazos en Twitter.

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Desde Costa Rica a Chile o Argentina hay políticos y ciudadanos que han mostrado su admiración por Bukele y se sienten atraídos por las políticas de mano dura del mandatario. Para Tiziano Breda, investigador experto en América Latina para el Istituto Affari Internazionali, un organismo centrado en la resolución de conflictos, estos políticos ven con sorpresa cómo es posible que un mandatario joven de un pequeño país y prácticamente nuevo en la política puede tener niveles de popularidad tan altos, en una región donde los políticos son vistos con recelo y mal valorados. “A pesar de los defectos y violaciones a derechos humanos, al parecer por ahora hay unos resultados concretos en términos de reducción de la violencia y de cambiar la imagen de un país que siempre fue considerado violento, y que ahora es visto como seguro y atractivo”, explica Breda. El analista dice también que parte del éxito internacional de Bukele está relacionado con la capacidad del mandatario de manejar los medios de comunicación y las redes sociales. Bukele gobierna su país a golpe de decisiones hechas públicas en Twitter.

Lo que queda por ver es si el éxito de Bukele en su país se puede extrapolar a otras naciones. El Salvador ha tenido condiciones históricas particulares, que incluyen una cruenta guerra civil que dejó decenas de miles de muertos, un proceso de paz que no cumplió las expectativas de la ciudadanía y el surgimiento de la violencia de pandillas, que controlaban amplios territorios. “La mayoría de salvadoreños miden la democracia y el sistema de pesos y contrapesos sobre la base de la capacidad de las instituciones de resolver sus problemas, y han visto que en los 30 años de democracia los gobiernos no han sabido resolver los problemas de pobreza, de marginazliación, de violencia y se han visto todos envueltos en escándalos de corrupción. Ellos han vivido de todos modos con sus derechos suspendidos por la imposibilidad de moverse por las pandillas y si ven que hay alivio en esa opresión, esa es la medida que usan para establecer que las cosas van bien”, afirma Breda.

El Salvador
Reclusos pertenecientes a las pandillas MS-13 y 18 en el Centro de Confinamiento de Terroristas, en El Salvador.- (AFP)

El analista explica que, a pesar del atractivo que el salvadoreño despierta, no es fácil que sus medidas puedan ser implementadas en otros países latinoamericanos, al menos en la mayoría que ha avanzado en su institucionalidad. “Todo mundo quiere ser Bukele”, dice Breda. Pero, agrega, no basta con eso. El experto opina que aunque algún político asuma el poder con referencias a las medidas de Bukele, es difícil pensar que pueda implementar sus mismas políticas, porque hay naciones que cuentan con una sana separación de los poderes del Estado y la población no aceptaría tan fácil un recorte a sus libertades. Un país ha sido México, donde a pesar de que ciertos sectores de derecha coquetean con las prácticas bukelistas, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha criticado con dureza esas medidas. “El peligro es que se expanda la noción de que solo con medidas de emergencia puede enfrentarse el crimen, aunque veo difícil que eso ocurra. Esto ha sido posible en El Salvador por sus características, un país pequeño, sobrepoblado, donde ha sido más fácil la concentración de poder”, enumera Breda. O como explica el analista guatemalteco Renzo Rosal, tal vez Bukele atrae a aquellos políticos y ciudadanos que tienen los mismos rasgo autoritarios del controvertido presidente salvadoreño.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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