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Moscú admite el bombardeo por error de la ciudad rusa de Bélgorod

Un cazabombardero Su-34 causa tres heridos al arrojar un proyectil de noche en plena calle. “Es increíble que no haya sido peor”, relata una vecina

Dos automóviles dañados cerca del cráter de la explosión en el centro de Bélgorod, Rusia, este jueves. Foto: BELGOROD GOVERNOR VYACHESLAV GLA (EFE) | Vídeo: EPV
Javier G. Cuesta

La caída de una bomba en plena calle sobresaltó la noche del jueves a toda la ciudad rusa de Bélgorod, situada a menos de 80 kilómetros de Járkov, localidad ucrania duramente bombardeada desde hace más de un año. Las cámaras de seguridad lo captaron todo: un proyectil atravesó de pronto una calzada atestada de coches y, 17 segundos después, una enorme explosión levantó el suelo y lanzó uno de los vehículos sobre el tejado de un centro comercial. Tres mujeres resultaron heridas en uno de los mayores sobresaltos que ha sufrido la ciudad desde que comenzó la invasión de Ucrania.

“Salía del teatro, en pleno centro de la ciudad, cuando se escuchó muy fuerte la explosión”, cuenta por teléfono a EL PAÍS Tatiana, oriunda de Bélgorod. “Es increíble que no haya sido peor. Un poquito más y habría golpeado una casa”, afirma sorprendida a este periódico antes de resaltar la capacidad destructiva de la bomba. “Era una munición capaz de perforar el hormigón”.

El Ministerio de Defensa se apresuró a confirmar que el incidente había sucedido por error, a diferencia de otras ocasiones donde primero instaba a esperar a una investigación o acusaba a Ucrania de los hechos. Un cazabombardero Su-34 sobrevolaba esta ciudad fronteriza con Ucrania cuando “aproximadamente a las 22.15, hora de Moscú, se produjo un descenso anormal de la munición del avión”.

Aparte de emplear ese eufemismo, Defensa no dio ninguna explicación sobre la misión que desempeñaba en ese momento el cazabombardero ni qué tipo de bomba cayó sobre la ciudad. Según uno de los canales belicistas rusos de Telegram especializados en sus fuerzas aéreas, Fighterbomber, el proyectil podría ser una bomba no guiada FAB-500 que habría sido configurada con un retardo “para alcanzar la mayor profundidad posible en objetivos como búnkeres, bodegas, talleres y similares”.

Dos mujeres fueron ingresadas en el hospital número 2 de Bélgorod, según contó la dirección de la clínica a la prensa local. Una de ellas sufrió una conmoción cerebral y permanecerá en observación esta semana, y otra experimentó una crisis nerviosa. “Una tercera mujer herida con abrasiones rechazó ser llevada a un centro médico”, constató el gobernador de la región, Viacheslav Gladkov, a través de sus cuentas oficiales en Internet.

Uno de los vehículos, un taxi de la marca Renault Logan, voló a más de 40 metros de altura. Estaba vacío en el momento de la explosión y cayó sobre el techo de un supermercado. Además, varios apartamentos del bloque de viviendas más próximo al estallido también resultaron dañados, por lo que sus inquilinos fueron realojados temporalmente en un hotel.

Estado en que quedó una de las viviendas afectadas por la explosión en la ciudad rusa de Belgorod.
Estado en que quedó una de las viviendas afectadas por la explosión en la ciudad rusa de Belgorod.BELGOROD GOVERNOR VYACHESLAV GLA (EFE)

Este ha sido el segundo incidente grave que sufre una ciudad rusa por el paso de aviones de combate desde que comenzó la guerra. Otro Su-34 se estrelló el pasado 17 de octubre contra un edificio residencial de la ciudad de Yeisk, situada junto al Mar de Azov a un centenar de kilómetros del frente. Al menos 15 civiles murieron y 24 resultaron heridos en el suceso.

Justo minutos antes, el Ministerio de Defensa había ilustrado en su canal oficial cómo armaban sus operarios los Su-34 en el remoto oriente del país, a miles de kilómetros de Ucrania. “Las tripulaciones de los cazabombarderos están en servicio de combate las 24 horas en los aeródromos locales. Los pilotos patrullan y cubren a las unidades en cualquier momento del día y en cualquier condición meteorológica”, mantuvo el departamento que dirige Serguéi Shoigú.

A diferencia de otras ciudades rusas donde los combates son un eco lejano, Bélgorod se ha acostumbrado a convivir con la guerra que se libra a apenas unas decenas de kilómetros al sur. Las instalaciones militares y la infraestructura eléctrica de su región se han convertido en un objetivo de los drones ucranios, y algunos de estos aparatos han caído sobre la ciudad sin provocar víctimas mortales. Sin embargo, en varias aldeas más próximas a la frontera sí han fallecido civiles, y en la propia Bélgorod hubo un muerto y varios heridos el pasado 18 de diciembre como resultado de varias explosiones provocadas por el fuego antiaéreo, según la versión rusa.

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