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La justicia rusa condena al opositor Vladímir Kara-Murza a 25 años de prisión

Un tribunal de Moscú sentencia al también periodista por el delito de alta traición tras participar en varias conferencias en países occidentales, donde denunció abiertamente la invasión rusa de Ucrania

El opositor ruso Vladímir Kara-Murza, este lunes en Moscú.
El opositor ruso Vladímir Kara-Murza, este lunes en Moscú.AP
Javier G. Cuesta

Fue envenenado en dos ocasiones y ahora ha sido condenado a vivir el próximo cuarto de siglo en la cárcel por criticar la guerra desatada por Vladímir Putin contra Ucrania. Visiblemente desmejorado tras sufrir un año de detención preventiva, Vladímir Kara-Murza (Moscú, 41 años), una de las figuras más destacadas de la oposición rusa, ha sido sentenciado por un tribunal de Moscú a permanecer encerrado 25 años en una prisión de régimen estricto, en la que apenas pueden moverse fuera de su barracón y que sufren unas normas de visitas muy restrictivas.

Kara-Murza, galardonado por el Consejo de Europa en 2022 con el premio Václav Havel de Derechos Humanos, ha sido acusado de los delitos de alta traición, cooperación con organizaciones disidentes declaradas “indeseables” por el Kremlin y difusión de información falsa sobre el ejército ruso en la invasión de Ucrania. El político opositor participó en varias conferencias en países occidentales, donde denunció abiertamente que las tropas rusas perpetraron crímenes de guerra en el país vecino.

“Mi juicio de 2023 deja atrás los juicios de los disidentes soviéticos de las décadas de los sesenta y los setenta. Por no hablar de la condena solicitada y el vocabulario empleado sobre el enemigo: no es ni siquiera de la década de los setenta, es la década de los treinta”, había declarado Kara-Murza en su último turno de palabra haciendo alusión a la despiadada represión estalinista en la Unión Soviética.

“Estoy en la cárcel por mis opiniones políticas. Por hablar en contra de la guerra en Ucrania. Por muchos años de lucha contra la dictadura de Putin. Por facilitar la adopción de sanciones internacionales personales bajo la ley Magnitski [una norma estadounidense que posteriormente replicó la UE que castiga a los funcionarios rusos relacionados con la violación de derechos humanos]. No solo no me arrepiento de nada de esto, estoy orgulloso de ello”, advirtió Kara-Murza con un repaso a sus más de dos décadas en la dura política rusa.

A los 25 años de condena se suma también una inhabilitación para ejercer como periodista durante siete años, una multa de 400.000 rublos ―unos 4.500 euros― y otros seis meses de libertad restringida a partir del día que salga de la cárcel. Si cumple la sentencia íntegra, Putin y Kara-Murza tendrían 95 y 66 años, respectivamente, para entonces.

La Fiscalía rusa acusó al disidente de difundir información falsa en un discurso pronunciado ante la Cámara de Representantes del Estado estadounidense de Arizona el 15 de marzo de 2022. “Hoy el mundo entero ve lo que el régimen de Putin está haciendo con Ucrania. Las bombas de racimo en zonas residenciales, los bombardeos de maternidades, hospitales y escuelas, y los crímenes de guerra. Son crímenes de guerra”, denunció entonces el opositor, que también ha sido considerado culpable de colaborar con dos organizaciones declaradas “indeseables” por el putinismo: Free Russia Foundation, fundada por el ajedrecista Gari Kaspárov en el exilio; y Rusia Abierta, dirigida por el empresario Mijaíl Jodorkovski, también desterrado del país.

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Vladimir Kara-Murza, a la espera de la sentencia, este lunes en el Tribunal Municipal de Moscú.
Vladimir Kara-Murza, a la espera de la sentencia, este lunes en el Tribunal Municipal de Moscú. HANDOUT (AFP)

Otra de las pruebas para condenar a Kara-Murza ha sido su participación en un acto organizado en el Centro Sajárov de Moscú en 2021 por Free Russia Foundation en apoyo a los presos políticos. La institución, encargada de salvaguardar el legado del premio Nobel de la paz soviético Andréi Sajárov, celebró el fin de semana su último evento antes de su liquidación por el Kremlin.

Este juicio ha sido el primero en el que se aplica la nueva ley sobre la traición —aprobada el pasado julio—, según ha manifestado el abogado Vadim Prójorov al periódico Kommersant. La interpretación del nuevo tipo penal no solo contempla como delito la transferencia de información secreta a otro Estado, sino también cualquier actividad con países u organizaciones extranjeras que el Kremlin considere contraria a sus intereses, incluso dar una charla.

Durante la época del desplome de la Unión Soviética, el padre de Kara-Murza fue uno de los periodistas más conocidos de la antigua NTV, la última televisión privada ―y crítica― de Rusia, hasta que su dueño, Vladímir Gusinski, fue forzado a exiliarse por el Kremlin al inicio de la primera presidencia de Putin.

Kara-Murza comenzó su trayectoria profesional como periodista, aunque pronto entró en política como asesor del opositor Boris Nemtsov, viceprimer ministro en el Gobierno de Boris Yeltsin. Nemtsov, asesinado en 2015, fue una de las grandes figuras políticas opositoras a Putin. La investigación nunca reveló quién ordenó su muerte, tres meses antes de que su círculo publicase un informe que confirmaba la implicación de militares rusos en la guerra de Donbás de 2014.

“Vladímir Kara-Murza ha recibido hoy una sentencia salvaje”, publicó el canal del también disidente Ilia Yashin (39 años), condenado a ocho años y medio de prisión por denunciar la masacre de la ciudad ucrania de Bucha. “Esta es la venganza por las sanciones con las que arruinó la vida de ladrones y asesinos”, agregó su perfil en las redes sociales, ahora gestionado por su equipo. “Conozco a Vova ―diminutivo ruso de Vladímir― desde hace muchos años. Es un patriota de Rusia y una persona decente. Es difícil ahora, pero la oscuridad no es eterna. Aguanta amigo”, añadió.

Juez sancionado

El juez que leyó la sentencia de Kara-Murza se ha cobrado su particular venganza personal. El magistrado Serguéi Podoprigorov fue uno de los primeros ciudadanos rusos en ser sancionados por Estados Unidos bajo la ley Magnitski, que persigue los abusos de derechos humanos en el extranjero y en cuya elaboración tuvo un papel relevante el propio Kara-Murza. El auditor ruso que da nombre a la ley, Serguéi Magnitski, trabajaba para una firma norteamericana y fue enviado a prisión preventiva por Podoprigorov después de haber revelado en 2007 una gigantesca trama de corrupción que implicaba a jueces, policía, funcionarios de Hacienda, banqueros y mafiosos rusos. Magnitski murió en la cárcel días antes de concluir su encierro, y Kara-Murza, ya entonces una conocida figura opositora rusa, defendió en el Congreso estadounidense la promulgación de la ley.

“No me arrepiento de nada, estoy orgulloso. Estoy orgulloso de que Boris Nemtsov me trajera a la política y espero que no se avergüence de mí”, afirmó Kara-Murza, quien solo tuvo un lamento. “Me culpo por una cosa: no he logrado convencer a suficientes compatriotas y a los políticos de los países democráticos del peligro que representa el régimen del Kremlin para Rusia y para el mundo”. El coste, según Kara-Murza, ha sido muy alto. “Hoy es obvio para todos, pero a un precio terrible, el precio de la guerra”.

El disidente recibió numerosas muestras de apoyo tras conocerse el veredicto. “Su monstruosa sentencia es su tercer intento de asesinato. Mil veces más patriota de su patria que los que la claman a gritos y confunden la patria con las autoridades”, manifestó otra conocida figura opositora, el miembro del partido Yábloko Boris Vishnevsky.

Vladímir, enemigo de Vladímir es el título que encabeza la biografía del disidente en el diario independiente Nóvaya Gazeta Europa, una escisión del periódico ruso que fue reconocido con el premio Nobel de la Paz en 2021 y cerrado por Putin después de comenzar la guerra pese a haber suspendido su cobertura ante el acoso de las autoridades. “Sus dos bisabuelos fueron fusilados. Su abuelo pasó por el gulag y su nieto ahora está en prisión por traición, pero no a su patria, sino al régimen de Putin”, sentenció el medio.

Para la familia del disidente ha sido un año durísimo. “Le han negado repetidamente su derecho a hablar por teléfono con sus niños, que no han visto ni oído hablar a su padre en más de un año, con el pretexto de que se pueden filtrar secretos de Estado”, denunció la esposa del opositor, Evguenia Kara-Murza, en las redes sociales. E ironizó con uno de los exabruptos del expresidente Dmitri Medvédev, hoy vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso. “Medvédev tiene razón: Satán debe ser detenido. Aunque obviamente no está en Ucrania”.

Vladímir Kara-Murza subrayó que Rusia está más allá de Putin: “Un día, nuestra sociedad abrirá los ojos y se horrorizará por los terribles crímenes que se cometieron en su nombre. A partir de esa toma de conciencia, de esa reflexión, comenzará un largo y difícil camino para la restauración de Rusia y su regreso a la comunidad de los países civilizados”. “Incluso encerrado en esta jaula, amo a mi país y creo en nuestra gente. Creo que podemos recorrer este camino”, concluyó Kara-Murza.

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