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Italia acepta extraditar a Bélgica a la esposa del cabecilla del ‘Qatargate’

La pareja y la hija del exeurodiputado Antonio Panzeri, en arresto domiciliario desde el pasado 9 de diciembre, están acusadas de colaborar en los delitos de corrupción y blanqueo de capitales

Qatargate
Maria Dolores Colleoni, esposa de Antonio Panzeri, llega al juzgado en un coche de la policía penitenciaria.Luca Bruno (AP)
Daniel Verdú

La esposa de Antonio Panzeri, exeurodiputado italiano y supuesto cabecilla de la trama conocida como Qatargate, podrá ser extraditada y encarcelada en Bélgica. Un tribunal de apelación italiano en Brescia (Lombardía) decidió este lunes por la tarde aceptar la petición de las autoridades judiciales belgas para que Maria Dolores Colleoni viaje a Bruselas para ser interrogada. La decisión se tomó después de casi cinco horas de deliberaciones, pero los abogados de la acusada —por corrupción y blanqueo de capitales— tienen ahora cinco días para recurrir. De momento, Colleoni deberá regresar a prisión y abandonar el arresto domiciliario en el que se encontraba con su hija desde hace 10 días.

Durante el interrogatorio realizado el lunes por la mañana en un juzgado de Brescia, Colleoni, de 67 años, una ama de casa jubilada, ha dado detalles sobre la investigación que se realiza desde que Bélgica y que la sitúa a ella y a su hija como cómplices de Panzeri. De hecho, el juez las acusa de ser conscientes de las operaciones de corrupción y de haber sido favorecidas con regalos y dinero. Entre otras cosas, tuvo que dar explicaciones de unas presuntas vacaciones familiares que costaron 100.000 euros y que pagaron terceros a quien su marido favoreció. Presuntamente emisarios de Qatar y Marruecos. “Esas vacaciones nunca se produjeron. Y, además, yo no sabía de los negocios de mi marido”, habría alegado ante el juez, según ha publicado la prensa italiana.

Los abogados de Colleoni pidieron más tiempo para poder organizar su defensa. Y posteriormente se opusieron a la petición de extradición, alegando que si se cumple la orden, la acusada terminaría directamente en prisión (al no tener un domicilio en Bélgica) y se violarían sus derechos. Silvia Panzeri, hija del principal acusado, también se encuentra estos días en arresto domiciliario y deberá comparecer este martes ante otro juzgado para decidir sobre su situación.

La fiscalía belga sospecha que la eurodiputada griega Eva Kaili y otros implicados en la trama —hasta la fecha, la mayoría son italianos— habría aceptado sobornos de Qatar, anfitrión del Mundial de fútbol, y de Marruecos, en un intento de influir en la formulación de políticas de la UE. El caso es uno de los mayores escándalos que han salpicado al bloque de los Veintisiete y en el vértice del sistema, la investigación sitúa a Antonio Panzeri, un político italiano que llevaba 23 años en Bruselas y al que casi nadie recordaba estos días en su país. Un dirigente del Partido Democrático —con afiliación al Partido Comunista y a los movimientos sindicales— que pasó recientemente a Articolo 1, una formación nacida de una de tantas escisiones de la izquierda y que reivindicaba una mayor pureza ideológica.

La investigación también apunta a su exasistente Francesco Giorgi (35 años), pareja de la vicepresidenta del Parlamento destituida por el escándalo, Kaili, y actual asistente del eurodiputado italiano Andrea Cozzolino (también del Partido Democrático). Este último se ha autosuspendido del cargo. Además, fue arrestado —y más tarde puesto en libertad— Luca Visentini, también italiano y secretario general de la Confederación Sindical Internacional.

Las escuchas realizadas por la Fiscalía de Milán y los documentos filtrados a la prensa italiana, de hecho, apuntan ahora a una conexión marroquí de la trama. La orden de detención de la hija y la esposa del supuesto cabecilla, donde constan las transcripciones, implica a ambas familiares —sobre las que pesa una orden de extradición de la Fiscalía belga— y apuntan a una persona a la que en las conversaciones interceptadas llaman “Le Géant [el gigante, en francés]” como presunto titular de la tarjeta que usaba la familia para gastos personales. Una pista que haría pensar que no solo se benefició de los posibles sobornos procedentes de Qatar, sino también de sus vínculos con Marruecos.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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