Trump sabía que su plan para impedir la elección de Biden era ilegal, según la comisión del asalto al Capitolio
El expresidente puso a la democracia de Estados Unidos al borde de la “catástrofe” y de la “revolución”, dicen los expertos
“Colguemos a Mike Pence”. Ese fue uno de los gritos de guerra de quienes asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021. El vicepresidente de Estados Unidos se disponía a certificar la victoria electoral de Joe Biden frente a Donald Trump y los seguidores de este último no se lo perdonaban. La comisión que investiga ese ataque a la democracia se ha centrado este jueves en demostrar las presiones insistentes de Trump para que su vicepresidente se saltase la ley e impidiese el traspaso de poderes.
Con un guion cuidado, que mezcla las declaraciones de los miembros de la comisión, los testigos y material audiovisual, la comisión ha mostrado que Trump sabía que su intento de que Pence rechazara la votación para proclamar a Biden presidente era “ilegal e inconstitucional”, según miembros de la comisión. Aun así, Trump presionó “sin descanso” a su vicepresidente. “Nuestra democracia se acercó peligrosamente a la catástrofe”, ha afirmado Bennie Thompson, presidente de la comisión.
La comisión ha mostrado cómo Trump arengaba a las masas antes de que se dirigieran a asaltar el Capitolio y le pedía a Pence que le hiciera caso: “Mike Pence va a tener que cortar por lo sano y si no lo hace, será un día triste para nuestro país. Y Mike Pence, espero que te plantes por el bien de nuestra Constitución y por el bien de nuestro país. Y si no lo haces, voy a estar muy decepcionado contigo. Te lo digo ya mismo”. Trump le pedía que devolviese certificaciones de votos electorales a algunos Estados. “Si Mike Pence hace lo correcto, ganamos las elecciones, nos convertimos en presidente y vosotros sois felices”, decía Trump a sus seguidores junto a la Casa Blanca, a unos dos kilómetros del Capitolio.
La comisión considera que las presiones a Pence para quebrantar el resultado electoral contribuyeron a la violencia que se desató ese día. “Ya sabemos lo que ocurrió después. Las palabras de Trump tuvieron efecto”, ha dicho el representante demócrata por California Pete Aguilar. Con un formato que por momentos es casi un documental, ha reproducido vídeos de los alborotadores cuando se dirigían al Capitolio. “Supongo que la esperanza es que haya tal demostración de fuerza aquí que Pence decida hacer lo correcto, según Trump”, decía uno de ellos. Los congresistas han vuelto a ver las imágenes del asalto. La turba llegó a estar a unos 15 metros del vicepresidente. Pence tuvo que buscar refugio durante casi cinco horas. Su vida corría peligro. Cuatro seguidores de Trump y cinco policías murieron entre ese día y los posteriores.
“Al presidente Trump se le dijo repetidamente que Mike Pence carecía de la autoridad constitucional y legal para hacer lo que le estaba exigiendo hacer”, ha resumido los testimonios Liz Cheney, congresista por Wyoming y vicepresidenta de la comisión, que se ha convertido en la más férrea opositora de Trump dentro de las filas republicanas, aun a costa de las represalias de su propio partido.
Trump llamó por teléfono a Pence para presionarle y le llamó “pelele” por negarse a complacerle. Continuó presionando a través de Twitter incluso cuando ya sabía que se estaba produciendo una revuelta violenta en el Capitolio, según las pruebas y testimonios mostrados este jueves. En la primera sesión, Liz Cheney ya relató declaraciones de testigos de que cuando llegaron a oídos del entonces presidente las amenazas de colgar a Pence, Trump dijo: “Quizá nuestros seguidores tengan razón”. Mike Pence “lo merece”, aseguran que dijo. El expresidente lo niega, aunque en una entrevista reciente mostró su simpatía por quienes proferían esos gritos.
La comisión prevé analizar en alguna de las tres sesiones que restan cómo se vivió el 6 de enero en la Casa Blanca. Este jueves se ha centrado en el papel de Pence. “El vicepresidente Pence entendió que su juramento al cargo era más importante que su lealtad a Donald Trump. Cumplió con su deber. Claramente, el presidente Trump no lo hizo”, ha resumido Cheney, hija de Dick Cheney, poderoso vicepresidente de Estados Unidos con George W. Bush.
El propio Pence se ha referido este año en un acto a que Trump le decía que podía anular la elección: “El presidente Trump se equivoca. No tenía derecho a anular las elecciones. La presidencia pertenece al pueblo estadounidense y solo al pueblo estadounidense. Y francamente, no hay una idea más antiamericana que la noción de que una sola persona pueda elegir al presidente de Estados Unidos”.
En la anterior sesión se habían mostrado pruebas de que a Trump se le dijo que el bulo de que le habían robado las elecciones no tenía ningún sentido. En esta, durante más de dos horas y media, se ha mostrado cómo diferentes cargos y expertos advirtieron a Trump de que Pence no tenía competencias para saltarse la certificación de la victoria de Biden, dando por vencedor a Trump o devolviendo votos a los Estados. John Eastman, abogado de Trump, trató de sostener esa tesis. Un juez ya señaló hace tres meses que ve probable que Trump y Eastman cometieran un delito al conspirar para evitar la certificación de votos en el Congreso. Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York, abogado personal del expresidente, también participó en esa maniobra para alterar el resultado.
Uno de los expertos que ha declarado ha sido el juez jubilado J. Michael Luttig, un jurista de gran prestigio en las filas conservadoras, que ha dicho que si Pence se hubiera saltado la ley e ignorado el resultado electoral, “habría sumido a Estados Unidos en lo que habría sido equivalente a una revolución con una crisis constitucional”, algo sin precedentes en la historia de Estados Unidos.
El otro testigo que ha comparecido en la Cámara ha sido, Greg Jacob, que era el consejero legal de Pence. Ha explicado que trató también de explicar a Eastman que el vicepresidente no tenía capacidad para rechazar los resultados electorales. Le puso como ejemplo las elecciones que ganó George W. Bush por un mínimo y polémico margen de votos en Florida frente a Al Gore, por entonces vicepresidente.
Según Jacob, Eastman reconoció inicialmente que el vicepresidente no tenía poder para alterar el resultado electoral. El asesor legal de Pence le dijo incluso al de Trump que si intentaba asumir esos poderes sobre el resultado electoral, el caso iría al Tribunal Supremo y perdería 9-0, es decir, los jueces lo rechazarían por unanimidad. Según su relato, Eastman dijo primero que creía que solo perdería 7-2 y luego concedió que sí, que era más probable el 9-0. Lo importante es que eso muestra que sabía que lo que estaba pidiendo era ilegal.
Cuando Eastman prestó declaración ante miembros de la comisión invocó 146 veces la quinta enmienda, el derecho a no declarar contra sí mismo, para no contestar. La comisión mostró un mensaje de correo electrónico en que pedía a Jacobs que estudiase una “violación relativamente menor de la ley federal”. Eastman también envió un mensaje a Rudy Giuiliani pidiéndole que le incluyese en la lista de indultos presidenciales que Trump arobó algo antes de dejar el cargo, en este caso de forma preventiva.
Pese a que sabían que lo que pedían era ilegal, tanto él como Trump siguieron insistiendo. “El presidente se aferró a una teoría peligrosa y no la soltó porque estaba convencido de que lo mantendría en el cargo”, ha afirmado Pete Aguilar.
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