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Pandemia y Política

El Kremlin alza barreras ante los candidatos díscolos

La Duma Estatal de Rusia limita el acceso a las elecciones

Pilar Bonet
Jóvenes reclaman la libertad de los presos políticos en Moscú, el pasado 29 septiembre.
Jóvenes reclaman la libertad de los presos políticos en Moscú, el pasado 29 septiembre. Pilar Bonet

Con pandemia o sin ella, la administración rusa persevera en sus esfuerzos para eternizar al presidente Vladímir Putin en el poder y en sus argucias para impedir que vengan extraños a compartirlo.

El Kremlin toma medidas para asegurarse de que los activistas más protestones del verano y el otoño de 2019 no participarán en los comicios de este año y de los que están por venir. Esta era la impresión que reinaba el martes por la noche entre los comentaristas parlamentarios moscovitas después de que la Duma Estatal (cámara baja del parlamento) votara a favor de ampliar el número de delitos que inhabilitan para presentarse a elecciones durante un determinado y largo plazo de tiempo tras la extinción de la pena.

El punto al efecto apareció por sorpresa escondido en un conjunto de disposiciones técnicas que afectan a la legislación electoral y que se presentaban a segunda lectura. La inesperada novedad contempla la aplicación del llamado “filtro de los delincuentes” a una cincuentena de artículos del código penal, entre ellos los considerados “políticos”, especialmente diseñados por el régimen para controlar la calle y las actividades de la oposición. En virtud del texto aprobado, quienes hayan cometido delitos leves serán privados de su derecho a ser elegidos durante un plazo de cinco años tras la total extinción de la pena. Autor de la enmienda es Dmitri Viatkin, diputado de Rusia Unida (el partido de los seguidores de Putin), que en múltiples ocasiones firmó iniciativas políticas preparadas en la administración presidencial, según la informada corresponsal parlamentaria del diario Moskovski Komsomolets.

Se da la circunstancia de que varios de los líderes de las protestas callejeras del verano y otoño de 2019 (justamente para denunciar irregularidades en los comicios regionales y municipales del pasado septiembre) fueron juzgados por lo penal en los denominados “procesos de Moscú”. Así por ejemplo, el estudiante de la Escuela Superior de Economía, Yegor Zhúkov, fue condenado a tres años de libertad condicional en 2019, tras ser declarado culpable de exhortación al extremismo. Zhúkov tiene un canal de youtube con 180.000 suscriptores, ha organizado una red de voluntarios para ayudar a la ciudadanía en esta época de pandemia y ya dijo que aspiraba a ser presidente de Rusia. La enmienda aprobada por la Duma le inhabilita ahora para ser elegido hasta 2028. Otro afectado es Konstantín Kótov, condenado a 4 años (posteriormente rebajados a 1,5 años) por infracción reiterada de las normas de actividades en espacios públicos.

El “filtro de los delincuentes” es una justificada barrera pero también un instrumento para mantener a raya a la oposición no deseada y para frenar su entrada en las instituciones del Estado. Los juicios condenatorios, basados en muchos casos en acusaciones poco consistentes, de dudosa fiabilidad o contrarias a la evidencia, sirven así para mantener a los opositores díscolos fuera del espectro político institucionalizado durante largo tiempo. El llamado “filtro de los delincuentes” existía ya para delitos de gravedad y se le ha aplicado al político Alexéi Navalni (por delitos económicos) en 2014. La limitación de derechos sirvió a las autoridades rusas para rechazar a Navalni como candidato en las elecciones presidenciales de 2018.

Existe una importante diferencia entre competir por ser admitido como candidato y ser bloqueado con argumentos dudosos, por una parte, y ser declarado delincuente y mantenido a distancia de las elecciones, por otra, como bien explicaba el copresidente de la asociación Golos, Grigori Melkonianz, citado por el periódico Védomosti.

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Sobre el telón de fondo de la cuarentena, la Duma podría aprobar otros puntos destinados a reforzar el control electoral, en primer lugar de la jornada de votación del 13 de septiembre, que afecta a parlamentos regionales, municipales. Para 2021 están previstas elecciones a la Duma Estatal de Rusia.

La Duma podría legislar también para permitir que el procedimiento de recogida de firmas en apoyo de los candidatos pueda hacerse en parte por la vía de una página digital oficial. Las supuestas irregularidades en la recogida de firmas (manual) en apoyo de los candidatos molestos ha sido uno de los argumentos empleados la administración rusa para rechazar a figuras de la oposición. Un procedimiento objetivo indiscutible de recogida de firmas privaría a la comisión electoral de la posibilidad de impugnarlas. Una mezcla de procedimiento digital y manual mantendría abiertas todas las opciones.

La ampliación del “filtro de los delincuentes” evidencia el deseo de la administración presidencial de controlar todavía más si cabe la vida política sobre el telón de fondo de la pérdida de popularidad del presidente y las dificultades económicas que la pandemia conlleva. El Kremlin se prepara para la consulta popular sobre las enmiendas constitucionales que han de permitir a Putin renovar su mandato cuando expire el actual en 2024. Para asegurar quórum a la carta magna se debate la posibilidad de introducir el “voto por correo”, que no existe de momento en Rusia y que podría ser una buena fórmula para mantener la distancia social aunque la pandemia siga cobrándose víctimas en muchas regiones. La extensión del corona virus en el amplio territorio ruso es muy desigual y Putin ha dejado la facultad de gestionar la cuarentena en manos de los gobernadores provinciales.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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