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“No son disidentes, son desertores del proceso de paz”

Rodrigo Londoño, 'Timochenko', líder del partido FARC, habla sobre el grupo de Iván Márquez y El Paisa que, según la policía, está tras su intento de asesinato

Catalina Oquendo
El líder del partido FARC, Rodrigo Londoño, 'Timochenko'.
El líder del partido FARC, Rodrigo Londoño, 'Timochenko'.Partido FARC

Es el día de su cumpleaños pero Rodrigo Londoño, antes conocido como Timochenko, ha estado resolviendo nuevas dudas que surgieron sobre el atentado que casi le cuesta la vida. “Estoy vivo gracias a la policía y el Ejército”, ratifica más adelante en conversación con EL PAÍS. Timochenko (Quindío, 1959) fue el último jefe de la guerrilla, quien firmó el acuerdo de paz con el expresidente Juan Manuel Santos y hoy, la figura más visible de Fuerza Revolucionaria del Común, FARC, el partido político surgido del proceso de paz. El 11 de enero, la policía colombiana informó de que había frustrado un atentado en su contra ordenado por un grupo disidente.

Habla en la oficina del partido, en un barrio céntrico de Bogotá, donde alguna vez compartió con Iván Márquez, quien junto a El Paisa, ordenó el frustrado atentado contra él. A su lado, un pequeño perro negro se apoltrona en una silla como su guardián aunque en el primer piso de la sede del partido esté toda su escolta, aún más alerta después del intento de asesinato.

Las noticias, sin embargo, son oscuras. Durante el operativo para frustrar el atentado, la policía mató a dos exguerrilleros que eran los encargados de asesinarlo; pero ahora circulan unas fotografías en las que se denuncia que esos dos excombatientes fueron torturados y quemados.

Pregunta. Pasados varios días, ¿qué nueva información tiene y qué pasa con estas denuncias?

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Respuesta. Desafortunadamente se ha especulado en muchos sectores, incluso dentro del partido y mucho más ahora que aparecen estas fotografías. Estamos pidiendo una explicación. He elaborado un derecho de petición para tener acceso al expediente. Si es un enfrentamiento queremos saber cómo se dieron las cosas.

P. ¿Qué está pidiendo exactamente a la Fiscalía?

R. En calidad de víctima pido acceso y copia de la necropsia efectuada en el cuerpo de estas dos personas vinculadas al hecho; que se me indique qué protocolos internacionales les realizaron; el lugar, fecha, hora de muerte detallados de estos excombatientes y el mecanismo de muerte de cada uno.

P. ¿Qué dice sobre quienes opinan que todo esto fue una cortina de humo del Gobierno?

R. Hasta el momento yo no tengo elementos de juicio para decir que fue un montaje que me salvaran la vida. Los que tengo hasta ahora indican que sí hubo un intento de asesinato. A mí la policía me había avisado de que existía un comando nombrado para hacerlo. Me dijeron: ‘lo van a hacer cuando salga de Bogotá’. Yo me ratifico en eso. Hay que esperar la investigación. Pero si se llegara a comprobar que fue un montaje no entendería la cantidad de soldados y policías que vi por todas las carreteras aguantando polvo, qué necesidad habría de hacer eso.

P. Sorprendió a muchos que usted agradeciera a la policía y al Ejército. ¿Le valió críticas dentro de su partido?

R. Esta situación se da en un contexto muy complejo en el que están asesinando líderes sociales y exguerrilleros, entonces claro, mucha gente me cuestiona agradecer. Hay compañeros que dicen que no debí haberlo dicho. Incluso gente del común que ha sufrido torturas o desapariciones por parte de las fuerzas militares. A muchos les cuesta aceptar que de pronto haya un sector o personas dentro de las fuerzas militares que actúan bien. Además, nosotros dejamos de luchar con las armas en la mano. Antes nuestro objetivo era cambiar el Estado a través de destruir instituciones que lo sostienen, como las fuerzas armadas. Estuvimos más de 50 años tratando de hacerlo y no lo logramos. Cambiamos, dejamos las armas a un lado, seguimos luchando ya no por destruir el Estado sino por transformarlo, ahora a través de los mecanismos que permite esta democracia restringida. En ese sentido no podemos decir que los integrantes de estas instituciones son nuestros enemigos. Hay muchas dificultades y hechos que condeno.

P. ¿Como cuáles?

R. Nos faltan escoltas, medios de protección. Se está haciendo un esfuerzo grande por parte de la Unidad Nacional de Protección (UNP) porque no hay recursos. Hemos señalado que no se está implementando lo que acordamos en La Habana en cuanto a seguridad. No es solo la seguridad nuestra como partido, sino la colectiva, de los líderes sociales, por ejemplo. En el acuerdo quedaron una serie de instrumentos planteados que no se están respetando. Critico todo eso y condeno hechos como el asesinato de Dimar Torres [excombatiente asesinado por soldados del Ejército]. Pero a raíz de eso yo no puedo salir a despotricar de una gente gracias a la cual estoy vivo. La situación se complejiza mucho más con la circulación de las fotos de los exguerrilleros vinculados con mi caso. Tampoco puedo defender cómo fue el operativo porque no conozco los detalles.

P. El sindicato de los escoltas de las FARC ha dicho que hay dudas sobre ese operativo

R. Solo sé lo que dice la policía, que ellos fueron interceptados y respondieron con armas. Es lo único que conozco. Después de que ocurrió el hecho yo estuve reunido con el director de la policía, la ministra del Interior y el jefe de la UNP que me mostraron documentos y me explicaron. Pero con este enredo es mejor llevar las cosas con calma. Lo único que le puedo asegurar es que a mí en ese momento me convencieron. Ahora, con esto que está saliendo a uno también le entran dudas. En los días previos al operativo, a fin de año, hubo un momento en que dudé, por circunstancias que se podrán contar después. Pensé, aquí hay algo raro y escribí un mensaje de Twitter pero lo dejé sin publicar. Dije, mejor no lo publico porque se arma un escándalo y se desbaratan muchas cosas. En ese momento vino un oficial de inteligencia y me dio más elementos.

P. ¿Por qué lo convenció?

R. Nosotros conocemos un poco de esto, sabemos cómo se hace y los elementos de juicio que me dio me convencieron. Por eso decidí no sacar el mensaje de Twitter y después se dieron los hechos.

P. ¿Qué ha significado que el intento de asesinato venga de El Paisa y de Márquez, excompañeros suyos?

R. Es muy triste, muy desafortunado pero no es el único caso en el mundo. Alguna gente considera que lo que hicimos fue una traición por encima de lo que piensa la mayoría del pueblo colombiano y de la comunidad internacional que sabe que la paz es el camino acertado.

P. Cuando Márquez y El Paisa lanzaron su grupo, la segunda Marquetalia, ¿creyó que llegarían a atacarlo?

R. Lo he venido diciendo hace rato. Esa campañita de que esto fue una traición ha desinformado a las bases. Una vez estuve en un espacio de reincorporación explicando cómo va el proceso y un exguerrillero se paró y me dijo: "Camarada, ayer yo lo saludé con odio porque estaba convencido de que nos había entregado". Entonces claro, eso es peligroso. Cualquiera lo mata a uno convencido de que está matando a un traidor. Ojalá estos hechos alerten a otros compañeros.

P. ¿Y qué ha generado esto en el partido del que se dice que está dividido?

R. Yo he recibido el respaldo de la gran mayoría de la gente. Hay dificultades naturales, pero el grueso de los exguerrilleros acompaña el proceso. Los otros son sectores minoritarios. Quienes decidieron regresar [a la guerra] son un grupo muy pequeño que están capitalizando descontentos y la falta de implementación en las regiones.

P. ¿Cuál es la dimensión real de esas disidencias?

R. No me gusta el término disidencias. Si hay gente que se fue de aquí son desertores. La mayoría de ellos aprobó los acuerdos. Los que están liderando la tal segunda Marquetalia son desertores, ellos tuvieron la oportunidad de disentir en muchos momentos. Hay que recordar que antes defendían el proceso y cuando hay dificultades qué explicación hay, ¿desertar? ¿Por qué lo hicieron? no es tiempo de hablar de eso. Pero eso no tiene futuro. Es lastimoso porque eso solo trae muerte.

P. ¿Cree que tienen alguna proyección política?

R. No van a tener futuro como proyecto político. Un eurodiputado español que tiene experiencia en este tipo de procesos de paz en África me decía que esto es común después de los procesos de paz. Pero no tiene ningún futuro político, terminan siendo bandas porque están disputando un negocio.

P. Esos grupos suelen confundirse con el nombre del partido, ¿insistirá en cambiarlo?

R. Voy a llevar la propuesta a la asamblea nacional del partido. Si no lo hacemos vamos a seguir cometiendo un error. Esto no implica olvidar nuestra historia, lo que fuimos, esa memoria no puede cambiar así cambiemos de nombre.

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Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

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