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Margallo, Berlusconi y Brok: historias de somnolencia europarlamentaria

El eurodiputado del PP no pudo contener el sueño durante una sesión en Estrasburgo

El eurodiputado del PP, durante la sesión en que se durmió.
El eurodiputado del PP, durante la sesión en que se durmió.Twitter Margallo
Álvaro Sánchez

La política puede ser repetitiva. Las grandes palabras —libertad, paz, democracia, bienestar— desfilan asiduamente en los Parlamentos en centenares de discursos. Algunos las oyen durante años o décadas. Es su trabajo. Y el empacho puede dar paso al sopor. Le sucedió al eurodiputado del Partido Popular José Manuel García-Margallo el miércoles en Estrasburgo. El polaco Jerzy Buzek intervenía sobre el plan de inversiones sostenibles de la Comisión Europea cuando los párpados empezaron a pesar más de la cuenta al exministro español de Exteriores, uno de los miembros más veteranos de la Cámara a sus 75 años. La mala suerte quiso que estuviera sentado justo detrás de Buzek, con lo que las cámaras captaron la breve siesta, y el audio incluso un ronquido al que nadie en el hemiciclo pareció prestar la menor atención.

Es habitual que los diputados no pongan todos sus sentidos en lo que sucede a su alrededor. Pero entre una pequeña desconexión y dejarse vencer por la modorra hay diferencia. Los más críticos afean a Margallo que su generoso sueldo de eurodiputado le exige máxima atención, mientras los más comprensivos disculpan la brevedad del descanso. "No soy consciente de haber dado una cabezada en el Parlamento Europeo, pero si la hubiese dado eso significa que tengo la conciencia muy tranquila. Lo dijo Unamuno: 'Duermo mucho, pero cuando estoy despierto, estoy más despierto que usted", se excusó el europarlamentario.

La referencia a Unamuno recuerda a otro literato, Camilo José Cela, víctima del sueño durante su periodo en las Cortes Constituyentes como senador por designación real. "No es lo mismo estar dormido que durmiendo, como no es lo mismo estar jodido que jodiendo", afirmó en una frase muy recordada.

Hace unos meses, el estreno de Silvio Berlusconi volvió a dejar una instantánea de somnolencia. El representante de más edad de todo el hemiciclo a sus 83 llegó a la Eurocámara como una estrella firmando camisetas del Milán, club del que fue presidente, y concediendo selfis, pero una vez sumidos en la profundidad del debate cayó rendido.

Berlusconi duerme en su primer día en la Eurocámara.
Berlusconi duerme en su primer día en la Eurocámara.
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Ni Margallo ni Berlusconi hacen frente sin embargo al conservador alemán Elmar Brok. El eurodiputado que ha encadenado más legislaturas sentado en el Parlamento —dejó su puesto en julio tras 38 años en Estrasburgo—, se labró una merecida fama de amistad con Morfeo. "La gente se daba cuenta y había risitas, pero tenía la habilidad de despertarse cuando le tocaba dar la palabra", recuerda el europarlamentario socialista Javi López. "Demasiados años, mucha comida y nada de educación ni respeto", añade la exdiputada liberal Beatriz Becerra.

Politico coloco a Brok, miembro de la CDU de Angela Merkel que llegó a ser presidente de la comisión de Exteriores,  primero del ranking de los 20 eurodiputados que importan "por razones erróneas". Y en el artículo recoge la justificación de Brok: "No es dormir, es cuidarse a uno mismo". Muchos le preferían en ese estado por su carácter irascible y tosco. Cuando en marzo del pasado año montó en cólera durante un debate sobre el copyright, el eurodiputado Martin Sonneborn presentó una queja formal en un escrito en la que incluía una pulla: "Debe haber dormido lo suficiente en sus reuniones como para concentrarse en el debate".

El antiguo europarlamentario verde Florent Marcellesi desdramatiza: "Quien no se haya dormido nunca en una reunión por cansancio tras encadenar reuniones, por una comida abundante o por la edad que tire la primera piedra. Nos reímos un rato y luego a otra cosa", concluye.

En el libro Mis páginas mejores (Ed. Pepitas de Calabaza), el escritor y articulista Julio Camba diserta brevemente sobre el inoportuno reposo en horario laboral. "El inglés va a la oficina y trabaja: se va a la cama y duerme, y cuando el inglés duerme, como cuando trabaja, lo hace íntegramente, de un modo eficaz, rotundo, definitivo. Nosotros consultamos nuestros asuntos con la almohada, dormimos en la oficina y nunca estamos ni completamente despiertos ni completamente dormidos". Las memorias de Margallo salen a la venta el próximo jueves. Y en plena controversia viral por su siesta parlamentaria, alguno ya lo califica en redes sociales como el libro perfecto... para echar una cabezadita.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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