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Jill Biden, la profesora de inglés que evita los focos

La docente asegura que no dejará su empleo en un colegio comunitario aunque su esposo llegue a la Casa Blanca

Jill y Joe Biden, en un acto de campaña en febrero. En vídeo, Jill Biden muestra apoyo a su esposo en la carrera presidencial.Foto: AP | REUTERS
Sonia Corona

“Soy el esposo de la doctora Jill Biden”, así se presentaba el candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, en las asambleas de su partido para pedir el voto durante las primarias. La frase ironiza sobre los cientos de veces en los que a las mujeres se les nombra como una extensión de sus esposos, y a la vez es un gesto para reflejar la independencia de pensamiento y la influencia de quien podría ser la próxima primera dama. Jill Biden, de 69 años, es profesora de inglés en un colegio comunitario (dedicado a estudios técnicos no universitarios) en Virginia, tiene un doctorado y dos másteres en Educación y se ha mantenido al margen de la carrera política de su marido para volcarse en la suya.

Cuando los Biden llegaron a la Casa Blanca con la vicepresidencia en 2008, la segunda dama se negó a renunciar a su trabajo y trató de equilibrar las actividades oficiales con sus obligaciones como maestra. “Todo el tiempo está revisando exámenes”, recordaba la ex primera dama Michelle Obama sobre los ocho años que convivieron juntas en Washington. No hay precedentes, según la prensa estadounidense, de otra segunda dama con un trabajo remunerado mientras su marido ocupaba la vicepresidencia.

Jill Biden creció en los suburbios de Filadelfia como la mayor de cuatro hermanas en una familia de clase trabajadora. Desde los 15 años buscó empleo para marcar la línea de la independencia en sus relaciones personales, en una época en la que se hablaba muy poco —o casi nada— de feminismo. “Quería mi propio dinero, mi propia identidad, mi propia carrera”, contó a The New York Times en 2008.

Los Biden se conocieron en 1975 cuando el hermano del exvicepresidente los presentó. Jill acaba de salir de un matrimonio fugaz y estaba por renunciar a las citas cuando Joe la buscó. Biden ya era congresista y tres años atrás su primera esposa, Neilia, había muerto en un accidente de coche junto a su hija Naomi, de apenas un año. Él se había quedado solo al cuidado de sus otros dos hijos, Beau y Hunter. La pareja ha contado en varias entrevistas que el candidato le propuso matrimonio a la profesora en cinco ocasiones y que ella lo rechazó al tener dudas sobre si quería convertirse no solo en esposa, sino en madre de dos chicos en un solo día. La pareja se casó en 1977 en la capilla de la sede de Naciones Unidas. Ambos se declaran católicos, algo poco habitual entre los candidatos presidenciales en Estados Unidos.

Jill Biden ha mantenido un perfil muy bajo a pesar de la larga carrera política de su esposo. La familia estableció su residencia en Wilmington (Delaware) y era habitual ver diariamente al senador viajar en tren entre su residencia y Washington para poder pasar tiempo con la familia. La profesora solo ha suspendido brevemente su trabajo en las aulas en dos ocasiones: en 1981, cuando nació la hija de ambos, Ashley, y en la primavera de 2020 para sumarse a la recta final de la campaña presidencial. Los Biden son abuelos de cinco nietos.

Renuente a la presidencia

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A lo largo de los años, Jill Biden se había mostrado renuente a las aspiraciones presidenciales de su esposo. Cuando él se entusiasmaba un poco y las encuestas mostraban su nombre, ella lo detenía con un rotundo no.

En 1988, el legislador lo intentó sin mucho éxito y se interesó nuevamente en 2003. En 2008, la pareja accedió a sumarse a los Obama en su camino a la presidencia ante la preocupación de ambos por los conflictos armados durante la presidencia de George W. Bush.

Como profesora ha preferido estar alejada de las renombradas universidades y desde hace 16 años se ha enfocado en los colegios comunitarios —centros educativos de formación profesional y una alternativa para los estadounidenses que no pueden costearse cuatro años de educación universitaria—, después de 13 años como maestra en escuelas públicas. Escribió su tesis doctoral sobre cómo disminuir el abandono escolar y retener a los estudiantes en estos centros.

Cuando se doctoró en 2007, con 56 años, Biden mandó colocar un letrero fuera de su casa que decía: “Aquí viven la doctora y el senador Biden”.

Y así seguirá siendo si llegan a la Casa Blanca. “Si eso sucede, voy a seguir enseñando. Es importante y quiero que la gente valore a los profesores y su contribución profesional”, aseguró en una reciente entrevista.

Una asesora clave en la elección de Kamala Harris

Cuando Jill Biden llegó a la Casa Blanca como segunda dama apenas tenía apariciones con los Obama. Sus colaboradores cuentan que era tímida y dudaba sobre su papel político como esposa del vicepresidente. Así que se acercó a lo que conocía mejor: la educación, aunque también se dedicó a respaldar campañas de apoyo a las tropas militares. La profesora tuvo que pedir varios permisos en el centro educativo en el que trabaja para asistir a los actos oficiales y las giras internacionales con su esposo. “Cuando alguno de los estudiantes pregunta si estoy casada con el vicepresidente, les digo que somos parientes y eso generalmente los calma”, escribió en un correo electrónico a un colega. Los miembros del servicio secreto que la escoltaban entonces debían vestir como estudiantes, según pidió ella misma a la Casa Blanca.

Con el tiempo, la ex segunda dama ha ganado confianza y seguridad en su papel como consejera del candidato demócrata a la presidencia. El equipo de Biden ha contado a The Washington Post que para la selección de Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia la esposa del político fue una pieza clave en la decisión, además de que ha sido la persona que más cerca ha estado del candidato durante toda la campaña, ante las medidas de distanciamiento social por la pandemia del coronavirus. La profesora se ha convertido por inercia en asesora política y hasta en guardaespaldas cuando algún fanático ha intentado acercársele al candidato. El último empujón a la campaña lo ha dado al esposo de Harris, el abogado Douglas Emhoff, a quién el día del anuncio de la candidatura le preguntó a través de Twitter: “¿Estás listo, Doug?”.

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Sobre la firma

Sonia Corona
Es la jefa de la redacción de EL PAÍS en México. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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