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Níger anuncia la muerte de 75 miembros de Boko Haram en dos operaciones

Los países ribereños del lago Chad están inmersos en una amplia ofensiva antiterrorista tras los violentos ataques de marzo

José Naranjo
Patrulla de soldados nigerinos en la frontera entre Níger y Nigeria, cerca de Diffa.
Patrulla de soldados nigerinos en la frontera entre Níger y Nigeria, cerca de Diffa.Luc Gnago (Reuters)

El Gobierno de Níger aseguró haber matado a unos 75 miembros de Boko Haram este lunes en dos operaciones diferentes, una llevada a cabo cerca de Diffa, en el sureste del país, y la otra en la isla nigeriana de Tombon-Fulani, en el lago Chad. Tras los ataques terroristas de finales de marzo, los ejércitos de Nigeria, Chad y Níger están inmersos en una intensa ofensiva contra Boko Haram que, según las cifras aportadas por estas mismas fuerzas armadas, ha provocado la muerte a centenares de insurgentes. Este estallido de violencia ha provocado la huida de sus hogares de unas 42.000 personas, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur).

Estas dos últimas acciones se desencadenaron a raíz de dos incursiones de Boko Haram en Níger a principios de mayo que dejaron dos soldados muertos y tres heridos. Los terroristas divulgaron imágenes con numeroso material, vehículos y armas, que habían sustraído de una base militar. El Ejército nigerino reaccionó interceptando una columna de hombres armados que procedía de Tombon-Fulani, una isla nigeriana en el lago Chad, y con el posterior bombardeo de los refugios yihadistas en este lugar. Asimismo se produjo un enfrentamiento en las riberas del río Komadougou que separa a Níger de Nigeria en el que fallecieron unos 25 terroristas.

La crisis del lago Chad se ha agudizado en las últimas cinco semanas. En marzo, los dos grupos terroristas incluidos bajo la denominación Boko Haram, la facción Jama’atu Ahlus-Sunnah Lidda’Awati Wal Jihad (JAS) liderada por Abubakar Shekau y su escisión Estado Islámico de África Occidental (Iswap) al mando de Abdullah Ibn Oumar al Barnaui, conocido como Ba Idrisa, lanzaron varios ataques contra los ejércitos de Nigeria, Níger y Chad que les provocaron unas 200 bajas. La reacción no se hizo esperar.

A principios de abril, soldados de estos tres países incluidos en la denominada Fuerza Multinacional Conjunta lanzaron la operación Cólera de Boma, en referencia a la base militar que sufrió el peor ataque terrorista. Con el presidente chadiano Idris Déby coordinando en persona las operaciones militares, el primer objetivo fue despejar de insurgentes toda la zona insular del lago Chad que en los últimos años se ha convertido en su refugio. En pocas semanas, los ejércitos de Chad y Nigeria aseguraron haber detenido o matado a unos 1.500 yihadistas, una cifra difícil de contrastar dada la gran opacidad de estas operaciones y el constante uso de la propaganda por parte de las fuerzas armadas.

De hecho, el pasado 1 de mayo el periódico digital HumAngle, que suele hacerse eco de las informaciones procedentes de Boko Haram, difundió un mensaje de voz supuestamente del propio Shekau, quien ha sido dado por muerto hasta en siete ocasiones, en el que aseguraba que era falso que el Ejército de Nigeria hubiera bombardeado a los yihadistas en el famoso bosque de Sambisa, uno de los feudos tradicionales de los insurgentes, y que no estaban al borde de la rendición. “Estamos bien de salud. Es mentira que habéis bombardeado a nuestros hermanos, mentís a vuestro pueblo porque queréis agradarles”, manifestó.

Según Acnur, a raiz de los recientes combates y sólo en el mes de abril unas 42.000 personas huyeron de sus hogares. Babar Baloch, portavoz de esta agencia de la ONU, aseguró en un comunicado que se trata sobre todo de mujeres y niños. “Huyen de los incesantes ataques de grupos armados en los estados de Sokoto, Zamfara y Katsina en Nigeria, y se refugiaron en la región nigerina de Maradi", manifestó. Los refugiados fueron autorizados a entrar en el país vecino a pesar del cierre de fronteras por la pandemia de la covid-19.

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En total, Níger, uno de los países más pobres del mundo, acoge a medio millón de desplazados internos y refugiados, sobre todo en las regiones de Diffa —donde se concentran 300.000—, Maradí y Tilaberi, procedentes de Nigeria, Malí y Burkina Faso. Todos ellos son víctimas de la violencia de grupos yihadistas, bandas armadas o de la represión de los ejércitos contra la población civil, según un informe reciente de la ONU y las informaciones suministradas por distintas organizaciones de derechos humanos.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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