Se alquilan ejecutivos que piden perdón o una suegra para su boda
Los nipones pueden hacerse con los servicios de personas para contarles sus penas, para figurar en un funeral o para fingir el éxito de ventas en una tienda
Hay situaciones en la vida en las que la familia, los amigos o los compañeros de trabajo a veces no responden como uno espera. La japonesa, una cultura muy práctica, ha resuelto estas situaciones sin rodeos. ¿No hay un ejecutivo en la empresa que dé la cara ante una situación comprometida? Se alquila un directivo que pide perdón de rodillas. ¿Tus padres no están de acuerdo con la boda? Se alquilan unos progenitores felices y emocionados. ¿Hay que lanzar un producto y es necesario hacer mucho ruido? Se alquilan entusiastas compradores que hacen cola ante las tiendas. Y así, casi todo.
Los enlaces matrimoniales son un clásico de las agencias que se dedican a alquilar falsos familiares, seguidores en redes sociales o profesionales de pega. Es fácil por ejemplo hacerse con los servicios de unos padres postizos, que llegan vestidos para la ocasión, posan para las fotos y, siguiendo un guion acordado, comparten con los invitados divertidas anécdotas familiares. En ocasiones, ni la misma pareja conoce el engaño. Días, meses o años más tarde, por lo general, agradecerá a su cónyuge que haya organizado la farsa para salvar las apariencias. El invitado sale a 65 euros.
La posibilidad de interpretar escenas familiares para quedar bien ante la sociedad y también ante la empresa, originó en la década de los noventa en Japón una próspera industria de alquiler de actores, casi siempre aficionados, para representar papeles en la vida diaria.
La oferta incluye la clásica plañidera para los funerales, las esposas despechadas ficticias, para ayudar a romper con una amante obsesiva, y los supuestos altos ejecutivos que se arrodillan para pedir perdón ante un importante cliente insatisfecho.
Con el envejecimiento de la población, el catálogo se amplió a jóvenes madres con niños postizos para que los ancianos tuvieran la experiencia de sentirse abuelos. Por 165 euros también se puede alquilar un niño "para presumir de hijo". La necesidad de agregar seguidores digitales para aparentar popularidad, propicia los falsos amigos, que por unos 65 euros posan exultantes para las fotos de redes sociales.
También es posible reunirse con un hombre de carne y hueso, al que se ve , pero no se toca. La web Ossan Rental (Alquila un tío, ossanrental.thebase.in) ofrece un servicio de préstamo de hombres de entre 30 y 70 años que, como un tío o un hermano mayor, escuchan y dan apoyo moral. Según cuenta K. N., un miembro de la agencia, de unos 50 años, sus clientas suelen ser mujeres jóvenes que se desahogan hablando de las tensas relaciones laborales. Tampoco es extraño que reciba la llamada de una novia que antes de hablar con su pareja sobre un tema importante, como el matrimonio, busca un hombre maduro para ensayar el diálogo.
Aceptar un vínculo humano ficticio está tan presente en tradiciones japonesas como la adopción de varones usada para perpetuar una estirpe. En algunos modernos bares, muchos clientes pagan a una efímera amiga o amigo por una conversación terapéutica.
La empresa de alquiler de personas más famosa se llama Family Romance. Su fundador, Yuichi Ishii, asegura haber encarnado al marido de 100 mujeres desde 2009. Su tarifa por dos horas es de veinte mil yenes (unos 160 euros). Según su cuenta de Twitter (@yishii_official), un total de 34 personas, de edades entre 3 y 25 años, cree que el cariñoso hombre que los visita periódicamente, por petición de sus madres, es su padre biológico.
Ishii fue elegido por el cineasta alemán Werner Herzog para protagonizar su obra Family Romance LLC, estrenada en el pasado Festival de Cannes. La televisión nacional japonesa NHK, que en 2108 emitió un documental sobre la empresa, acaba de denunciar a Ishii por haber presentado para ese programa a un supuesto cliente suyo que paliaba su soledad alquilando familiares y que resultó ser... un entrevistado de alquiler.
